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Voto de Pablo Veiga :
4

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4
5,0
3.249
Fantástico. Acción
Es la historia sobre cómo y por qué uno de los más icónicos villanos de Marvel llegó a serlo. Kraven (Aaron Taylor-Johnson) es un hombre cuya compleja relación con su despiadado padre, Nikolai Kravinoff (Russell Crowe), le hace emprender un camino de venganza con brutales consecuencias, motivándole a convertirse no sólo en el mejor cazador del mundo, sino también en uno de los más temidos. (FILMAFFINITY)
18 de diciembre de 2024
18 de diciembre de 2024
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se adentra en los orígenes de uno de los villanos más icónicos de Marvel, prometiendo explorar su complejidad emocional y su camino hacia la brutalidad. Sin embargo, pese al potencial de su premisa y un elenco de renombre, la película falla en construir un relato sólido, dejando una sensación de superficialidad que no hace justicia al personaje.
J.C. Chandor enfrenta el desafío de dirigir una película de acción y superhéroes con tintes oscuros. Aunque algunos momentos destacan por su crudeza visual y una atmósfera sombría, la dirección no logra cohesionar el tono de la película.
La narrativa se mueve entre escenas de acción violentas y momentos de introspección que buscan humanizar a Kraven, pero la falta de profundidad en el desarrollo del personaje impide que el espectador se involucre emocionalmente. Esto genera un ritmo inconsistente, donde los momentos dramáticos carecen de impacto y las secuencias de acción se sienten repetitivas.
El guion intenta explorar la relación conflictiva entre Kraven y su despiadado padre, Nikolai Kravinoff. Este vínculo, que debería ser el núcleo emocional de la película, queda reducido a clichés y diálogos que no logran transmitir el peso de la historia.
El viaje de Kraven para convertirse en "el mejor cazador del mundo" se presenta como una cadena de enfrentamientos violentos y decisiones moralmente ambiguas, pero sin una evolución significativa que haga interesante su transformación. La falta de matices en el guion convierte lo que podría haber sido un retrato fascinante de un villano en una historia genérica de venganza.
Aaron Taylor-Johnson ofrece una interpretación física convincente, capturando la intensidad y ferocidad de Kraven en las escenas de acción. Sin embargo, el guion no le permite explorar a fondo los conflictos internos de su personaje, dejándolo como un protagonista plano que no logra conectar con el espectador.
Las secuencias de acción son brutales y están coreografiadas con precisión, pero carecen de innovación o un estilo distintivo que las diferencie de otras películas del género.
El diseño de producción, aunque funcional, no logra aportar una identidad visual memorable a la película. Por otro lado, la banda sonora se utiliza de forma predecible, subrayando los momentos dramáticos y de acción sin añadir una capa extra de emoción o tensión.
Se queda lejos de ser una representación convincente del icónico villano de Marvel. Aunque cuenta con un elenco talentoso y algunos momentos de acción impactantes, la dirección inconsistente, el guion superficial y la falta de profundidad hacen que la película sea un intento fallido de explorar los orígenes de un personaje complejo.
J.C. Chandor enfrenta el desafío de dirigir una película de acción y superhéroes con tintes oscuros. Aunque algunos momentos destacan por su crudeza visual y una atmósfera sombría, la dirección no logra cohesionar el tono de la película.
La narrativa se mueve entre escenas de acción violentas y momentos de introspección que buscan humanizar a Kraven, pero la falta de profundidad en el desarrollo del personaje impide que el espectador se involucre emocionalmente. Esto genera un ritmo inconsistente, donde los momentos dramáticos carecen de impacto y las secuencias de acción se sienten repetitivas.
El guion intenta explorar la relación conflictiva entre Kraven y su despiadado padre, Nikolai Kravinoff. Este vínculo, que debería ser el núcleo emocional de la película, queda reducido a clichés y diálogos que no logran transmitir el peso de la historia.
El viaje de Kraven para convertirse en "el mejor cazador del mundo" se presenta como una cadena de enfrentamientos violentos y decisiones moralmente ambiguas, pero sin una evolución significativa que haga interesante su transformación. La falta de matices en el guion convierte lo que podría haber sido un retrato fascinante de un villano en una historia genérica de venganza.
Aaron Taylor-Johnson ofrece una interpretación física convincente, capturando la intensidad y ferocidad de Kraven en las escenas de acción. Sin embargo, el guion no le permite explorar a fondo los conflictos internos de su personaje, dejándolo como un protagonista plano que no logra conectar con el espectador.
Las secuencias de acción son brutales y están coreografiadas con precisión, pero carecen de innovación o un estilo distintivo que las diferencie de otras películas del género.
El diseño de producción, aunque funcional, no logra aportar una identidad visual memorable a la película. Por otro lado, la banda sonora se utiliza de forma predecible, subrayando los momentos dramáticos y de acción sin añadir una capa extra de emoción o tensión.
Se queda lejos de ser una representación convincente del icónico villano de Marvel. Aunque cuenta con un elenco talentoso y algunos momentos de acción impactantes, la dirección inconsistente, el guion superficial y la falta de profundidad hacen que la película sea un intento fallido de explorar los orígenes de un personaje complejo.