Hacía muchísimo que no me gustaba tanto una película y que no me calaba tan hondo.
Últimamente he estado viendo películas de animación japonesa (Susurros del corazón, Perfect Blue, etc), y... qué voy a decir, todas son magníficas, pero esta se lleva la palma.

La verdad es que nunca pensé que iba a ser tan dramática pero, qué queréis que os diga, está hablando de la II Guerra Mundial (uno de mis temas favoritos), y no podía ser de otra manera. En esta película nos muestran el miedo, el hambre, la pobreza y la supervivencia; factores que se dieron en estos terribles años de guerra. Pero también nos muestran el amor por nuestra familia... Nunca he visto a una pareja de hermanos tan adorable como la de Seita y Setsuko. Ese hermano tan protector, dispuesto a cualquier cosa por su dulce hermanita.
Al principio (cuando salen los recuerdos de Seita), parece que, a pesar de todo, podrán salir indemnes... pero, tras ver esa impactante imagen de la madre, sabes que no, que todo va a traer consecuencias.

Una película que despierta tu parte más sensible, sin lugar a dudas. No esperaba menos de un director como Isao Takahata, que ya había dirigido otros grandes proyectos como Heidi (mítica) o Marco.

Yo la califico como obra maestra. Ojalá se hiciesen más así.