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Voto de jaly:
9

Voto de jaly:
9
7,1
6.119
Serie de TV. Drama
Miniserie de TV (2011). 5 episodios. Basada en la novela homónima de James M. Cain y ambientada en la época de la Gran Depresión. Narra la historia de una madre soltera dispuesta a todo con tal de ganarse el amor de su hija. La versión cinematográfica fue protagonizada por Joan Crawford, que recibió el Oscar a la mejor actriz. (FILMAFFINITY)
13 de junio de 2011
13 de junio de 2011
42 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todd Haynes, cineasta esencial de la corriente independiente norteamericana, adapta una aclamada novela que es a su vez un hito de la literatura en ese país, manteniéndose fiel al complejo argumento y a los más sórdidos detalles que se vieron limados en la versión de 1945. Pero más allá de comparaciones innecesarias, esta versión es una solemne confirmación del arrollador talento de Todd Haynes y un peliculón que entra por derecho propio en la galería de obras maestras del melodrama.
Porque como la más famosa (y probablemente también la más redonda) de las anteriores cintas de Haynes, Lejos del Cielo, gira en torno a la vida de una mujer que debe cargar con su condición, su momento histórico, y sobre todo con la tragedia diaria de una rutina irremisiblemente abocada a la destrucción. Como en aquella magistral película con Julianne Moore, aquí Kate Winslet bordea los más absolutos abismos de la soledad y el aislamiento (compartiendo metáfora: la mujer sola con sus conflictos, conduce un automóvil, conduce su propia vida), pero lo que en aquella película era un colorista e inolvidable ejercicio de estilo, en Mildred Pierce es un objetivo onanista persiguiendo a nuestra heroína; es decir, que Haynes escruta, espía, acecha; detrás de cristales, ventanas, puertas entreabiertas y otras personas solitarias, la vida de Mildred Pierce, como si no hubiese una cámara, como si nosotros estuviésemos allí, viendo los episodios de la vida épica y memorable de una mujer cualquiera.
Y eso es lo que convierte a Mildred en una heroína. Ella no es una madre coraje, ni la esposa perfecta, ni la empresaria perfecta, ni la amiga perfecta, pero la unión de todo lo que es, es lo que reafirma su indudable talento, su descomunal iniciativa, su profunda humanidad. Obviamente, Mildred Pierce retrata a la perfección la personalidad y la psicología de su protagonista, pero añade un componente dramático esencial para toda historia: aquí, la compleja relación con su hija mayor, Veda.
En El Rey Lear de Shakespeare, se decía que no hay nada más doloroso que la ingratitud de los hijos, y ese carga se encuentra en Mildred Pierce. Porque la relación entre Veda y Mildred no es algo cotidiano, que se solucione con un par de acertados giros de guión. Está contada de manera tan detallada, tan obtusa a la vez, que consigue la misma sensación de desasosiego y callejón sin salida del mejor drama psicológico.
(Sigue sin spoiler)
Porque como la más famosa (y probablemente también la más redonda) de las anteriores cintas de Haynes, Lejos del Cielo, gira en torno a la vida de una mujer que debe cargar con su condición, su momento histórico, y sobre todo con la tragedia diaria de una rutina irremisiblemente abocada a la destrucción. Como en aquella magistral película con Julianne Moore, aquí Kate Winslet bordea los más absolutos abismos de la soledad y el aislamiento (compartiendo metáfora: la mujer sola con sus conflictos, conduce un automóvil, conduce su propia vida), pero lo que en aquella película era un colorista e inolvidable ejercicio de estilo, en Mildred Pierce es un objetivo onanista persiguiendo a nuestra heroína; es decir, que Haynes escruta, espía, acecha; detrás de cristales, ventanas, puertas entreabiertas y otras personas solitarias, la vida de Mildred Pierce, como si no hubiese una cámara, como si nosotros estuviésemos allí, viendo los episodios de la vida épica y memorable de una mujer cualquiera.
Y eso es lo que convierte a Mildred en una heroína. Ella no es una madre coraje, ni la esposa perfecta, ni la empresaria perfecta, ni la amiga perfecta, pero la unión de todo lo que es, es lo que reafirma su indudable talento, su descomunal iniciativa, su profunda humanidad. Obviamente, Mildred Pierce retrata a la perfección la personalidad y la psicología de su protagonista, pero añade un componente dramático esencial para toda historia: aquí, la compleja relación con su hija mayor, Veda.
En El Rey Lear de Shakespeare, se decía que no hay nada más doloroso que la ingratitud de los hijos, y ese carga se encuentra en Mildred Pierce. Porque la relación entre Veda y Mildred no es algo cotidiano, que se solucione con un par de acertados giros de guión. Está contada de manera tan detallada, tan obtusa a la vez, que consigue la misma sensación de desasosiego y callejón sin salida del mejor drama psicológico.
(Sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Así, además de tan apasionante historia, filmada de manera tan especial, Mildred Pierce puede vanagloriarse de tener, además de un impresionante trabajo de los secundarios (entre los que se encuentra el mejor trabajo de una intérprete con tanto futuro como Evan Rachel Wood), a una actriz tan completa, tan entregada y tan grande como Kate Winslet. Mildred Pierce no es un personaje fácil. Sus motivaciones nunca son expresadas en un gran monólogo, ni su recorrido vital es fácil de comprender, pero ella es una actriz tan buena, por como nos deja ver cómo mira Mildred, cómo camina, cómo cambia, evoluciona y sufre, que conseguimos llegar a conocer a Mildred Pierce como si la hubiésemos espiado durante toda su vida. Durante toda su completa, orgullosa, desgarrada, apasionante, rupturista, dolorosa, impredecible y plena vida.