Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with Chagolate con churros
Voto de Chagolate con churros:
7

Voto de Chagolate con churros:
7
6,8
64.240
Romance. Comedia. Drama
Tom aún sigue creyendo, incluso en este cínico mundo moderno, en la noción de un amor transformador, predestinado por el cosmos y que golpea como un rayo sólo una vez. Summer no cree lo mismo, para nada. La mecha se enciende desde el primer día, cuando Tom, un arquitecto en ciernes convertido en un sensiblero escritor de tarjetas de felicitación, se encuentra con Summer, la bella y fresca nueva secretaria de su jefe. Aunque ... [+]
28 de octubre de 2009
28 de octubre de 2009
639 de 776 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zorra.
Es decir, que me toca recordar. De eso va todo esto. A esto nos evocan los 500 días, los muchos años y las constantes estaciones. Y la vida, claro. Los fracasos, las esperanzas, los 500 te quiero y los 1000 te odio. Y las lágrimas. Aunque fueran de mentira. Los dibujos en la mesa, las flores marchitas, los susurros en la feria, los gritos en el cine, los engaños físicos... y mentales.
Las esperas, los acelerones, las llamadas y despedidas. Los sombreros y chalecos, las burbujas de jabón, los rayos de sol y las gotas de lluvia. Las cartas de amor y desamor, las expectativas y realidades. Las copas y los bares, la playa y los pechos. Y la música.
Y los sueños. En la cama y en la clase. En la calle y en el coche. Y ellas. Y yo.
Los olores, los amigos que no se escuchan, las carreras por los grandes almacenes y los atardeceres a su lado. Y los amaneceres,; y las sonrisas anchas.
Las muñecas de trapo, los cromos alabeados y los cines de verano. Las bragas con lacitos y las calzas hasta las rodillas, las faldas con olor a naftalina y las cuevas de murciélagos. Ahh y los disfracesde superhéroes, las máscaras reales... e imaginarias. La nata... y las fresas. Los destinos. La carretera llena de curvas y las playas escondidas. Los juegos de mesa y las absentas naturales. Los cigarrillos enriquecidos y los idiomas imposibles. Lo imposible de lo nuestro. Y la culpa.
Cuando todo el puñetero planeta me las recuerda. Cuando no existe canción o película sin historia, cuando sólo yo existo porque nadie me comprende. Entonces aparece alguien que te cuenta una historia parecida. Y sonríes, porque a pesar de todo el fatalismo, sufrimiento e incomprensión “la vida puede ser maravillosa.”
Es decir, que me toca recordar. De eso va todo esto. A esto nos evocan los 500 días, los muchos años y las constantes estaciones. Y la vida, claro. Los fracasos, las esperanzas, los 500 te quiero y los 1000 te odio. Y las lágrimas. Aunque fueran de mentira. Los dibujos en la mesa, las flores marchitas, los susurros en la feria, los gritos en el cine, los engaños físicos... y mentales.
Las esperas, los acelerones, las llamadas y despedidas. Los sombreros y chalecos, las burbujas de jabón, los rayos de sol y las gotas de lluvia. Las cartas de amor y desamor, las expectativas y realidades. Las copas y los bares, la playa y los pechos. Y la música.
Y los sueños. En la cama y en la clase. En la calle y en el coche. Y ellas. Y yo.
Los olores, los amigos que no se escuchan, las carreras por los grandes almacenes y los atardeceres a su lado. Y los amaneceres,; y las sonrisas anchas.
Las muñecas de trapo, los cromos alabeados y los cines de verano. Las bragas con lacitos y las calzas hasta las rodillas, las faldas con olor a naftalina y las cuevas de murciélagos. Ahh y los disfracesde superhéroes, las máscaras reales... e imaginarias. La nata... y las fresas. Los destinos. La carretera llena de curvas y las playas escondidas. Los juegos de mesa y las absentas naturales. Los cigarrillos enriquecidos y los idiomas imposibles. Lo imposible de lo nuestro. Y la culpa.
Cuando todo el puñetero planeta me las recuerda. Cuando no existe canción o película sin historia, cuando sólo yo existo porque nadie me comprende. Entonces aparece alguien que te cuenta una historia parecida. Y sonríes, porque a pesar de todo el fatalismo, sufrimiento e incomprensión “la vida puede ser maravillosa.”