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4
15 de julio de 2020
15 de julio de 2020
22 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué es esto? Utilizan la melodía de la serie, la nave de la serie, los nombres registrados de la franquicia...pero es un enorme bodrio que no está a la altura de la serie Star Trek.
La ciencia ficción ha evolucionado mucho en las últimas décadas y no solo en cuanto a efectos especiales se refiere (que es una obviedad). Parte del público que consume estas películas, al igual que la población mundial en general, posee una formación académica diferente de hace 40 ó 50 años. Muchos espectadores tienen ciertos conocimientos en física, o mecánica, o ingeniería. Por ello, los guiones de las películas futuristas también se han ido perfeccionando a lo largo de estos últimos tiempos y no pueden caer en simplismos de, por ejemplo, marcianitos verdes con trompetillas por orejas, platillos volantes que hacen bip-bip o cristales mágicos que controlan el tiemp... ¡¿Cómo?! ¿¡Cristales custodiados por unos monjes que residen en un monasterio de estética casi idéntica a la de cualquier monasterio del planeta Tierra y cuyos poderes mágicos ocasionan fluctuaciones temporales?!
Vaya. No contaba con esta absurda salida de patabanco tan a la desesperada. Pero sí amigos, así es Star Trek Discovery. Un maravilloso mundo visual de efectos especiales asombrosos pero con unos guiones y argumentos de una ingenuidad muy näif.
Con algunos momentos pretenciosos, los personajes ponen en marcha explicaciones pseudicientíficas de pacotilla, sazonadas con términos rimbombantes, dialogos ridículos hasta extremos sonrojantes ("conozco a la Reina del planeta Xehia, Su Alteza Serenísima Me Hani Ika Hali Ka Po. Po para los amigos. A pesar de tener sólo 17 años ha creado una tecnología para re-cristalizar dilitio. Es una genio") que generarían cierta ternura en el espectador...¡¡si estuviéramos en 1970!! pero a día de hoy resulta demasiado patético como para tomarse esta serie en serio..
Y dejando a parte el terreno científico.... la corrección política y el tufillo adoctrinador en los que incurren la mayoria de las series actuales (de Netflix, pongo por caso) ¿no os parecen demasiado chirriantes? Una capitana china, la segunda de abordo negra criada por vulcanoides con nombre de hombre ("no cuestiones mi género", vale??), una ingeniera lesbiana casada con una extraterrestre souyusiana (:l) una parejita de científicos gays (que para mayor pirueta y salto mortal está compuesta por un albino y un actor latino mulato) y en el puente de mando contamos con: una mujer androide, una mujer con ojo biónico, un extraterrestre con careta de Freddy Kruger, la experta en seguridad que es otra mujer extraterrestre, una (otra) mujer negra, un oriental y otro negro. Vaya, NI UN SOLO humano de género masculino y fenotipo caucásico.
La ciencia ficción ha evolucionado mucho en las últimas décadas y no solo en cuanto a efectos especiales se refiere (que es una obviedad). Parte del público que consume estas películas, al igual que la población mundial en general, posee una formación académica diferente de hace 40 ó 50 años. Muchos espectadores tienen ciertos conocimientos en física, o mecánica, o ingeniería. Por ello, los guiones de las películas futuristas también se han ido perfeccionando a lo largo de estos últimos tiempos y no pueden caer en simplismos de, por ejemplo, marcianitos verdes con trompetillas por orejas, platillos volantes que hacen bip-bip o cristales mágicos que controlan el tiemp... ¡¿Cómo?! ¿¡Cristales custodiados por unos monjes que residen en un monasterio de estética casi idéntica a la de cualquier monasterio del planeta Tierra y cuyos poderes mágicos ocasionan fluctuaciones temporales?!
Vaya. No contaba con esta absurda salida de patabanco tan a la desesperada. Pero sí amigos, así es Star Trek Discovery. Un maravilloso mundo visual de efectos especiales asombrosos pero con unos guiones y argumentos de una ingenuidad muy näif.
Con algunos momentos pretenciosos, los personajes ponen en marcha explicaciones pseudicientíficas de pacotilla, sazonadas con términos rimbombantes, dialogos ridículos hasta extremos sonrojantes ("conozco a la Reina del planeta Xehia, Su Alteza Serenísima Me Hani Ika Hali Ka Po. Po para los amigos. A pesar de tener sólo 17 años ha creado una tecnología para re-cristalizar dilitio. Es una genio") que generarían cierta ternura en el espectador...¡¡si estuviéramos en 1970!! pero a día de hoy resulta demasiado patético como para tomarse esta serie en serio..
Y dejando a parte el terreno científico.... la corrección política y el tufillo adoctrinador en los que incurren la mayoria de las series actuales (de Netflix, pongo por caso) ¿no os parecen demasiado chirriantes? Una capitana china, la segunda de abordo negra criada por vulcanoides con nombre de hombre ("no cuestiones mi género", vale??), una ingeniera lesbiana casada con una extraterrestre souyusiana (:l) una parejita de científicos gays (que para mayor pirueta y salto mortal está compuesta por un albino y un actor latino mulato) y en el puente de mando contamos con: una mujer androide, una mujer con ojo biónico, un extraterrestre con careta de Freddy Kruger, la experta en seguridad que es otra mujer extraterrestre, una (otra) mujer negra, un oriental y otro negro. Vaya, NI UN SOLO humano de género masculino y fenotipo caucásico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ah sí...el único hombre blanco hetero que hay es el capitán Lorca (primera temporada) que resulta ser el malo y el capitán Leland de la sección 31 (segunda temporada) que resulta ser otro villano cabrón. Vaya por Dios...
Serie

5,6
1.705
6
15 de marzo de 2023
15 de marzo de 2023
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
En toda historia hay dos versiones... y esta historia es la versión de la propia Bárbara Rey. Verla acudir al estreno de la serie tan sonriente, deshaciéndose en halagos con los actores y tan satisfecha del resultado ya da que pensar que estamos ante un producto...de escasa objetividad y muy escorado.
El elenco de actores se ha realizado según los estándares actuales de colocar caras conocidas por el gran público e ignorando la calidad del resultado final: ponme a la de Paquita Salas y al macarra de La Casa De Papel que lo están petando a nivel mundial y ale, que salga lo que sea. Y lo que sale, es un poco churro.
La serie comienza con fuerza, pero episodio a episodio va perdiendo fuelle: y el casting es bastante responsable de ello.
La elección del actor que encarna a Angel Cristo no se entiende. Jaime Llorente está pasadísimo de rosca, con unos recursos interpretativos muy escasos, las mismas caras, la misma torsión de cuello, la misma mueca con la boca para abajo en cada actuación... parece que va a soltar un "¡¡Poneos a imprimir más billetes, hostia!!" vestido con un mono rojo metralleta en mano, de un momento a otro. Y coño, los de caracterización no se han molestado ni en ponerle unas lentillas negras, de modo que ahí le tenemos: un Angel Cristo veinteañero y de ojos azul turquesa.
Belén Cuesta se atraganta a veces interpretando a Bárbara Rey. En su eterno papel de pavisosa-torpe está muy graciosa, pero hacer de una mujerona de voz grave y ademanes fuertes como es la totanera... no resulta del todo creíble. Aún así el peso de la trama recae en ella y lo resuelve notablemente.
Luego ya los actores escogidos para interpretar a Manolo Escobar, a una Carmina Ordoñez (¿o era Isabel Pantoja?), un Paquirri o a el Rey de España (¿¿¿hola????) es ya de traca.
Con razón tienen que colocar un cartelito explicativo de quién es quién junto con la mención de cada nombre en cada conversación porque si no, el espectador se pierde por completo.
Caracterizaciones deficientes aparte, la historia cuenta la vida real en la que hubo malos tratos, abusos, drogadicción y chanchulleo. Eso no se discute porque ahí tenemos la hemeroteca. Sin embargo el guión destila un tufillo muy... ¿Cómo denominarlo? ¿Sectario?
Siguiendo la corriente de plataformas escoradas ideológicamente hacia la izquierda como Netflix, "Cristo y Rey" mete con calzador el feminismo de la nueva ola: el victimismo "por el sólo hecho de ser mujer", el posible "machismo" de los jueces (vaya, parece que hayan tenido de asesor a alguien del Ministerio de Igualdad), o la insistente sombra negra que planea sobre Bárbara Rey "por haberse acostado con quien haya querido y por ser una mujer libre" (como si décadas antes, Lola Flores, Sara Montiel o en las mismas fechas de la trama, Anita Obregón, no hubieran hecho de su capa un sayo, con amoríos, novios y amantes y sin ese negro estigma sobre ellas) y no por haberse hecho famosa por ser actriz de películas ínfimas de destape y eróticas de serie Z.
Me chirría un poco todo esto. Sólo faltaba haber metido un improvisado "¡facha!" en mitad del diálogo o un "sí solo es sí" para hacerlo más del gusto de los nuevos tiempos (¡ay, qué tiempos).
El elenco de actores se ha realizado según los estándares actuales de colocar caras conocidas por el gran público e ignorando la calidad del resultado final: ponme a la de Paquita Salas y al macarra de La Casa De Papel que lo están petando a nivel mundial y ale, que salga lo que sea. Y lo que sale, es un poco churro.
La serie comienza con fuerza, pero episodio a episodio va perdiendo fuelle: y el casting es bastante responsable de ello.
La elección del actor que encarna a Angel Cristo no se entiende. Jaime Llorente está pasadísimo de rosca, con unos recursos interpretativos muy escasos, las mismas caras, la misma torsión de cuello, la misma mueca con la boca para abajo en cada actuación... parece que va a soltar un "¡¡Poneos a imprimir más billetes, hostia!!" vestido con un mono rojo metralleta en mano, de un momento a otro. Y coño, los de caracterización no se han molestado ni en ponerle unas lentillas negras, de modo que ahí le tenemos: un Angel Cristo veinteañero y de ojos azul turquesa.
Belén Cuesta se atraganta a veces interpretando a Bárbara Rey. En su eterno papel de pavisosa-torpe está muy graciosa, pero hacer de una mujerona de voz grave y ademanes fuertes como es la totanera... no resulta del todo creíble. Aún así el peso de la trama recae en ella y lo resuelve notablemente.
Luego ya los actores escogidos para interpretar a Manolo Escobar, a una Carmina Ordoñez (¿o era Isabel Pantoja?), un Paquirri o a el Rey de España (¿¿¿hola????) es ya de traca.
Con razón tienen que colocar un cartelito explicativo de quién es quién junto con la mención de cada nombre en cada conversación porque si no, el espectador se pierde por completo.
Caracterizaciones deficientes aparte, la historia cuenta la vida real en la que hubo malos tratos, abusos, drogadicción y chanchulleo. Eso no se discute porque ahí tenemos la hemeroteca. Sin embargo el guión destila un tufillo muy... ¿Cómo denominarlo? ¿Sectario?
Siguiendo la corriente de plataformas escoradas ideológicamente hacia la izquierda como Netflix, "Cristo y Rey" mete con calzador el feminismo de la nueva ola: el victimismo "por el sólo hecho de ser mujer", el posible "machismo" de los jueces (vaya, parece que hayan tenido de asesor a alguien del Ministerio de Igualdad), o la insistente sombra negra que planea sobre Bárbara Rey "por haberse acostado con quien haya querido y por ser una mujer libre" (como si décadas antes, Lola Flores, Sara Montiel o en las mismas fechas de la trama, Anita Obregón, no hubieran hecho de su capa un sayo, con amoríos, novios y amantes y sin ese negro estigma sobre ellas) y no por haberse hecho famosa por ser actriz de películas ínfimas de destape y eróticas de serie Z.
Me chirría un poco todo esto. Sólo faltaba haber metido un improvisado "¡facha!" en mitad del diálogo o un "sí solo es sí" para hacerlo más del gusto de los nuevos tiempos (¡ay, qué tiempos).

6,6
11.730
3
21 de mayo de 2019
21 de mayo de 2019
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha parecido una película muy mala como para tener semejante prestigio.
El argumento está bastante visto y resulta previsible (un poco de la Semilla del Diablo por aquí, y de alguna otra película satánica de la Hammer por allá).
El guión bastante flojo con diálogos tontorrones de adolescentes asustadas que se confiesan sospechas que son incapaces de descifrar y que van quedando como sutiles cabos sueltos... que el espectador ata enseguida sin mucho misterio.
Las actuaciones mediocres (desde el principio se sabe quién es la mala, el lacayo del Mal y la próxima muerta), exageradas en los sustos (unas caras y unos gritos sin venir a qué) y sosainas en el resto del metraje .
Los efectos especiales (¡¡esa sangre que parece un batido de remolacha/ salsa agridulce, por Diosss!!, esos "ronquidos" que nadie más parece escuchar, esa silueta hecha de neón parpadeante) son de pena.
La truculencia de algunas escenas raya lo morboso hasta la risa.
Y el final es de traca maraca.
Me ha parecido todo muy de serie Z
Lo que me ha llamado la atención es la banda sonora a base de sintetizador, el estilismo de los personajes, los ambientes y la nitidez de la imagen. Todo ello hace que parezca una peli de mediados de los 80 cuando en realidad era de 1977!!
El argumento está bastante visto y resulta previsible (un poco de la Semilla del Diablo por aquí, y de alguna otra película satánica de la Hammer por allá).
El guión bastante flojo con diálogos tontorrones de adolescentes asustadas que se confiesan sospechas que son incapaces de descifrar y que van quedando como sutiles cabos sueltos... que el espectador ata enseguida sin mucho misterio.
Las actuaciones mediocres (desde el principio se sabe quién es la mala, el lacayo del Mal y la próxima muerta), exageradas en los sustos (unas caras y unos gritos sin venir a qué) y sosainas en el resto del metraje .
Los efectos especiales (¡¡esa sangre que parece un batido de remolacha/ salsa agridulce, por Diosss!!, esos "ronquidos" que nadie más parece escuchar, esa silueta hecha de neón parpadeante) son de pena.
La truculencia de algunas escenas raya lo morboso hasta la risa.
Y el final es de traca maraca.
Me ha parecido todo muy de serie Z
Lo que me ha llamado la atención es la banda sonora a base de sintetizador, el estilismo de los personajes, los ambientes y la nitidez de la imagen. Todo ello hace que parezca una peli de mediados de los 80 cuando en realidad era de 1977!!
4 de abril de 2020
4 de abril de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
O algo así se podría haber llamado esta película ya que mete en una coctelera la violencia de La Naranja Mecánica, un argumento muy de giallo italiano (películas escabrosas de asesinos en serie de los 60 y 70) y la muerte que llega sobre unos tacones de aguja.
La pelicula es un experimento bastante interesante del enorme Eloy de la Iglesa, director fetiche que debería de ser más reivindicado como fuente clara de inspiración de Almodóvar o (posiblemente) de Tarantino,
Sus temas escabrosos, tramas oscuras y ambientes sórdidos lo convirtieron en todo un referente del cine clandestino.
La peli está plagada de guiños cinematográficos (la propia protagonista interpretó décadas atrás Lolita, otra peli de Kubrik que también es homenajeada simpáticamente).
Un experimento científico que trata de reconducir a los jóvenes delincuentes a la vida normal sirve de hilo conductor para presentarnos a Ana, una bella enfermera con oscuras perversiones que seduce a los hombres con fines psicópatas ¿A su vez homenajeada por Tarantino en el personaje de Ell Driver (Daryl Hannah) de Kill Bill?
Entretenida y toda una rareza reconfortante (como siempre fue Eloy de la Iglesia) en un anodino cine español.
La pelicula es un experimento bastante interesante del enorme Eloy de la Iglesa, director fetiche que debería de ser más reivindicado como fuente clara de inspiración de Almodóvar o (posiblemente) de Tarantino,
Sus temas escabrosos, tramas oscuras y ambientes sórdidos lo convirtieron en todo un referente del cine clandestino.
La peli está plagada de guiños cinematográficos (la propia protagonista interpretó décadas atrás Lolita, otra peli de Kubrik que también es homenajeada simpáticamente).
Un experimento científico que trata de reconducir a los jóvenes delincuentes a la vida normal sirve de hilo conductor para presentarnos a Ana, una bella enfermera con oscuras perversiones que seduce a los hombres con fines psicópatas ¿A su vez homenajeada por Tarantino en el personaje de Ell Driver (Daryl Hannah) de Kill Bill?
Entretenida y toda una rareza reconfortante (como siempre fue Eloy de la Iglesia) en un anodino cine español.

5,9
12.831
2
28 de febrero de 2025
28 de febrero de 2025
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película parte de una premisa arriesgada y original: un narco quiere "desaparecer" y cambiar de identidad a la vez que inicia la transición a mujer.
Punto. Hasta aquí.
A nivel argumento todo es atropellado, nadie se pregunta quién es la tal Emilia Pérez, de dónde ha salido, de qué vive, qué le mueve a hacer lo que hace.
A nivel desarrollo la película no puede estar peor contada: va a trompicones, se deja cabos sueltos a cada momento. (Porqué una prima del narcotraficante iba a controlar la fortuna del narco fallecido en lugar de su viuda oficial). No se profundiza en nada. (Cómo iba a estar hormonándose durante dos años previos y que la esposa no se hubiese dado cuenta). Hay fallos de coherencia por todos lados y de no resolver bien lo narrado. (Cómo va a llegar antes Zoe a Tailandia por viajar en Primera Clase en lugar de ir en Clase Económica).
A nivel actuación es lamentable: excepto Zoe Saldaña ningún personaje es creíble, no calan en la historia, no se ahonda en la psicología de ninguno y sus interacciones son pobres y lineales. (Están bajo el mismo techo "Manitas" reconvertido en mujer y su "viuda" y no hay interacción, tensión, conflicto psicológico, nada).
A nivel musical es una auténtica bazofia: canciones malas, asonantes, chirriantes, sin rima, con letras ridículas, con voces absolutamente espantosas y coreografías de actuación de Fin de Curso.
A nivel fotografía... en fin, oscura, turbia. No destaca en nada.
La imagen de México es deleznable, aunque claro, conociendo las declaraciones posteriores de ese mequetrefe de director, un franchute que se vanagloria de no haber profundizado ni ahondado en la cultura mexicana "porque ya sabía lo suficiente de ello" ya se entiende,
En fin, ha sido un absoluto impacto para mí ver esta película porque la manera tan frívola en la que se trata el narcotráfico, la transexualidad, los fallos de guión, argumento, desarrollo... en serio, estoy impactado.
No llega ni siquiera a subproducto kitsch, a parodia grotesca... no, es que se supone que el gabacho que ha perpetrado semejante truño iba en serio... las actrices iban en serio... las actuaciones musicales iban en serio...
Y entrar aquí, ver que semejante basura tiene buenas críticas profesionales me ha generado aún más confusión que la que ya de por sí me causó saber que tiene 13 nominaciones a los Oscar, sólo explicable por la insufrible cultura woke que padecemos en el día a día, (mismo wokismo que tras ensalzar a Karla por ser transexual, la ha defenestrado a los infiernos por tener el ñoco de decir lo que piensa -oh, libertad de expresión, dónde has quedado- en unos twitts de hace años).
Una absoluta tomadura de pelo digna de estudio social.
Punto. Hasta aquí.
A nivel argumento todo es atropellado, nadie se pregunta quién es la tal Emilia Pérez, de dónde ha salido, de qué vive, qué le mueve a hacer lo que hace.
A nivel desarrollo la película no puede estar peor contada: va a trompicones, se deja cabos sueltos a cada momento. (Porqué una prima del narcotraficante iba a controlar la fortuna del narco fallecido en lugar de su viuda oficial). No se profundiza en nada. (Cómo iba a estar hormonándose durante dos años previos y que la esposa no se hubiese dado cuenta). Hay fallos de coherencia por todos lados y de no resolver bien lo narrado. (Cómo va a llegar antes Zoe a Tailandia por viajar en Primera Clase en lugar de ir en Clase Económica).
A nivel actuación es lamentable: excepto Zoe Saldaña ningún personaje es creíble, no calan en la historia, no se ahonda en la psicología de ninguno y sus interacciones son pobres y lineales. (Están bajo el mismo techo "Manitas" reconvertido en mujer y su "viuda" y no hay interacción, tensión, conflicto psicológico, nada).
A nivel musical es una auténtica bazofia: canciones malas, asonantes, chirriantes, sin rima, con letras ridículas, con voces absolutamente espantosas y coreografías de actuación de Fin de Curso.
A nivel fotografía... en fin, oscura, turbia. No destaca en nada.
La imagen de México es deleznable, aunque claro, conociendo las declaraciones posteriores de ese mequetrefe de director, un franchute que se vanagloria de no haber profundizado ni ahondado en la cultura mexicana "porque ya sabía lo suficiente de ello" ya se entiende,
En fin, ha sido un absoluto impacto para mí ver esta película porque la manera tan frívola en la que se trata el narcotráfico, la transexualidad, los fallos de guión, argumento, desarrollo... en serio, estoy impactado.
No llega ni siquiera a subproducto kitsch, a parodia grotesca... no, es que se supone que el gabacho que ha perpetrado semejante truño iba en serio... las actrices iban en serio... las actuaciones musicales iban en serio...
Y entrar aquí, ver que semejante basura tiene buenas críticas profesionales me ha generado aún más confusión que la que ya de por sí me causó saber que tiene 13 nominaciones a los Oscar, sólo explicable por la insufrible cultura woke que padecemos en el día a día, (mismo wokismo que tras ensalzar a Karla por ser transexual, la ha defenestrado a los infiernos por tener el ñoco de decir lo que piensa -oh, libertad de expresión, dónde has quedado- en unos twitts de hace años).
Una absoluta tomadura de pelo digna de estudio social.
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