La verdad es una mentira mil veces repetida. Burton es adorable y común de rostro.
Dejaré de beber en fuentes ajenas y también mis digresiones.
El suspiro, la sonrisa, la ternura, y tal vez la lágrima son ineludibles al terminar la película, como otras tantas veces. Lo que me resulta gracioso es que no hay verdad más grande que esta película basada en el encubrimiento de la verdad. Ojo, encubrimiento todo hecho de raso, con bordados, espléndidos bordados y olor a fresas. Un lujo, un regalo.
Hay otras, es cierto.
Las hay mejores, también es verdad.
Es única, y eso, no me lo pueden negar.
No hay nada como la creatividad de Burton, su imaginación es un ensalmo.

El principio desconcierta, más tarde, va cautivando hasta que consigue engancharte... !Y mediante trucos sencillos no crean!, y te reta, y te saca a bailar.
He de confesarles que soy absolutamente imparcial porque padezco de un insomnio molestísimo que acostumbra a jugar con las realidades, con todas.
No obstante procuraré hablar de la película y no de mi.
La atmósfera creada por Anderson es realmente significativa, agobiante, desconcertante y en ella se desenvuelve un Bale esquelético y genial.
El guion es una manipulacion, eso no es malo, pero se van a dar cuenta ustedes muy pronto de que esta jugando, que se retuerce, que esconde la cabeza, que les sonríe, que se da la vuelta, que viene, que va...al final se mostrará... y les hará respirar tranquilos, poco a poco se asimila...y...ya han entendido la historia...y díganme, ¿A que no lo han pasado mal?
Estoy de acuerdo, quizá pudiera haber sido más sorprendente el final, con fuegos artificiales y una banda de escoceses pero, de los 100 minutos de la película, no me perdí ninguno. ¿Y ustedes?

Es más que probable que estén a punto de leer la crítica más estúpida de sus vidas, no obstante, me gusta vivir al límite, y ahora mismo, de madrugada, poca cosa tengo que hacer además de dormir, y eso, es perder el tiempo.

Me he divertido leyendo esas críticas que tildan a este film de un Allen menor, señores, acaso se creen fugazmente capaces de crear una historia tan brillante, tan literaria, deberíamos sentirnos orgullosos de que un señor aficionado al saxo invierta su tiempo en contar historias de esta forma, tal vez la historia sea prolija, como si eso importara. La magia reside en cómo contarlas.

Pocas veces me permito sonreír, rara vez de mi garganta se escapa un ruidito parecido a la risa, y en esta ocasión, Allen ha conseguido robarme con su ingenio muchas carcajadas de las que salen de la mismísima boca del estómago. De las que merecen la pena.

¿Match Point?, esa es otra historia, yo acabo de ver Scoop. ¿El incendio del Borgo o La Escuela de Atenas?...pues Rafael oiga, Rafael.

Un laberinto fantástico, magnífico y fastuoso que no lleva a ninguna parte.

Este mágico recorrido adolece de un suelo estable por el que pasear y del inevitable ensalmo de los cuentos de hadas.
O lo que es lo mismo, un guión literario consistente y algún tipo de objetivo: humano, divino o robado.

Un buen intento que no pudo ser.

Lamento discrepar con la mayoría pero no me ha gustado y creánse cuando les digo que he puesto mi yugular en juego esta noche por defender mi parecer. (Eso debería ser heroico, ¿no?, pues digánselo ustedes a la platea que me quería linchar hace un momentito)

Empezaré por donde tienen que empezar estas cosas:

La historia, bueno, vale, está bien, sólo hace falta un guión menos lineal que ahonde en algún aspecto de la trama, cualquiera, los subplots aparecen y desaparecen mutados, cambiados, mutilados... y yo que pensaba que alargar las secuencias hasta el límite respondía a algún tipo de finalidad...resulta que no...qué pena.

Los diálogos, han volado de mi oreja a mi olvido en puente aéreo, apenas alguna frase efectista me gritaba adiós mientras meneaba un pañuelito blanco con la mano.

Actuaciones, Pacino es un gran actor, salvaría lo insalvable, que no es el caso, pero para el caso...

Y sin intención alguna de pecar de formalista (lo aseguro) tengo que decir que tanto los juegos de cámara como la puesta en escena me parecen de lo más zafio y caótico, me he atragantado un par de veces sin llevarme a la boca ni una triste palomita. Por cierto, ¿Dónde encontraron a los extras?

Además he de confesar (no me crucifiquen todavía, soy joven y podría cambiar) que algunas escenas han provocado una emergente carcajada, que he podido controlar fácilmente, eso sí. Voy a mencionar una: vaya una soberana e inmaculada montaña de azúcar glass sobre la mesa, no me molestaré en diseñar rayitas...sniiiiiifffff...¿llevo algo en la nariz?

Cuidado que no digo que sea mala, sólo digo que no es buena, no me echen a los perros que no pienso dedicarme al cine que esto es para pasar el rato. Y escribo, y practico.

Resumiendo, existiendo como existen otras películas del género que superan a esta con creces, con su permiso y si no les importa, me voy a olvidar de esta.