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Críticas ordenadas por utilidad
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7,2
33.865
7
1 de diciembre de 2019
1 de diciembre de 2019
103 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noah Baumbach escribe y dirige su obra más prometedora hasta la fecha, en la que nos adentra a lo más profundo de una historia matrimonial en su momento más difícil y rompedor. En “Marriage Story”, un director de teatro y su mujer actriz luchan para superar un divorcio que le afecta tanto en lo personal como en lo creativo, agravándose por el conflicto que conlleva la custodia de su hijo. Si bien no resulta una idea demasiado innovadora si refleja una realidad amarga con impacto cada vez mayor en las familias y en la sociedad.
El cineasta, para crear una historia mucho más profunda, ha realizado un ejercicio de investigación tanto entrevistando a abogados y mediadores como preguntando a personas cercanas y lejanas sobre sus experiencias. Gracias a su indagación, le permite construir un metraje más afinado combinando diferentes géneros, hábilmente mezclados, ya sea des del drama y la comedia romántica, hasta el thriller jurídico e incluso el acto musical. Encuadra las escenas más personales utilizando primeros planos y planos secuencias que ayudan a conectar el espectador con las diferentes posiciones de cada personaje.
Scarlett Johansson y Adam Driver sustentan la narración con toda franqueza y realismo. Ambos se muestran plenamente expresivos, transmitiendo cada sentimiento doloroso y amargo, incluyendo momentos de duda y desesperación o felicidad y apacibilidad. Driver sobresale, sin empequeñecer a Johansson que también resulta más que convincente en la que resulta su mejor interpretación en años.
“Marriage Story” partiendo de la estructura narrativa de un divorcio, cuenta la historia del matrimonio, indagando en el amor que reside en la ruptura, como afrontarla, y como en conjunto e individualmente continuar adelante. A su vez, trata sobre la división y el distanciamiento que impone la abogacía, que agravan y distorsionan los hechos para el beneficio propio. Todo contado con unas interpretaciones contundentes y sinceras, logrando un metraje de gran naturalidad y autenticidad, sin desproporción ni exageración, aún que, en ocasiones, adolece de cierta sensiblería mesurada.
El cineasta, para crear una historia mucho más profunda, ha realizado un ejercicio de investigación tanto entrevistando a abogados y mediadores como preguntando a personas cercanas y lejanas sobre sus experiencias. Gracias a su indagación, le permite construir un metraje más afinado combinando diferentes géneros, hábilmente mezclados, ya sea des del drama y la comedia romántica, hasta el thriller jurídico e incluso el acto musical. Encuadra las escenas más personales utilizando primeros planos y planos secuencias que ayudan a conectar el espectador con las diferentes posiciones de cada personaje.
Scarlett Johansson y Adam Driver sustentan la narración con toda franqueza y realismo. Ambos se muestran plenamente expresivos, transmitiendo cada sentimiento doloroso y amargo, incluyendo momentos de duda y desesperación o felicidad y apacibilidad. Driver sobresale, sin empequeñecer a Johansson que también resulta más que convincente en la que resulta su mejor interpretación en años.
“Marriage Story” partiendo de la estructura narrativa de un divorcio, cuenta la historia del matrimonio, indagando en el amor que reside en la ruptura, como afrontarla, y como en conjunto e individualmente continuar adelante. A su vez, trata sobre la división y el distanciamiento que impone la abogacía, que agravan y distorsionan los hechos para el beneficio propio. Todo contado con unas interpretaciones contundentes y sinceras, logrando un metraje de gran naturalidad y autenticidad, sin desproporción ni exageración, aún que, en ocasiones, adolece de cierta sensiblería mesurada.

7,1
21.899
7
3 de febrero de 2023
3 de febrero de 2023
87 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
En menor o mayor medida, todo aquel hijo de los años 90, al igual que podría pasar con Robin Williams, Jim Carrey o Will Smith, guarda un cierto cariño a la figura de Brendan Fraser, un cariño basado en las tantísimas tardes que, volviendo de nuestro videoclub favorito, nos reuníamos con los VHS de “The Mummy”, “George of the Jungle” o Looney Tunes: Back in Action” y con quien nos dejábamos llevar al son de la más tonta carcajada infantil. Pero al pasar de los años, su recuerdo se disipó y perdimos la pista de nuestro querido aventurero. A pesar de su potencial, (llegando a ser nombrado como el nuevo Harrison Ford), sin dejar la actuación y explorando papeles que lo desvincularon de la aventura y la comedia infantil, Fraser se topó con los sucios e injustos caprichos de la vida y, sin entrar en terreno personal, su nombre quedó casi en el olvido, casi recordado solo por aquellas mentes melancólicas que recordamos con cariño a uno de los héroes de nuestra infancia. Pero después de la caída, puede haber resurrección, y nuestro querido amigo, de forma sutil, ha estado resurgiendo de sus cenizas durante estos últimos años para llegar hasta la cima con “The Whale”.
El muy criticado cineasta Darren Aronofsky, después de su último trabajo, la salvaje, infravalorada e incomprendida “Mother!”, se dispone a regresar para acallar las destructivas bocas que solo sacaban m*erda de él y de su última película, llegando a ser nominada injustamente a los premios Razzie. Aronofsky centrándose en la obra de teatro homónima de Samuel D. Hunter, quien también escribe el guion de la película, viene a traernos la historia de Charlie, un solitario profesor de inglés con una espantosa obesidad mórbida de 265kg, que intenta reconectar con su hija adolescente en una última oportunidad de redención.
Se cuenta que Aronofsky, en su búsqueda, no tardó demasiado en poner el rostro de Fraser al personaje de Charlie, y es que el papel le viene como anillo al dedo. Mucho más allá de la desmejora física de Brendan, su lucha contra la mismísima vida, parece que le haya estado preparando para este papel. Charlie, quien sufre de una fuerte depresión a raíz de una devastadora perdida, sacia su profunda culpa y ansiedad a bocado vivo, lastrando quilos y quilos de pizzas, bocadillos de doble queso, salsas y alitas de pollo. Pero mucho más allá de las muchas y sudadas capas de grosor, en el fondo se encuentra un hombre sensible, bondadoso, arrepentido y que solo busca una última redención.
Como ya nos tiene acostumbrado el cine agónico de Aronofsky, la película es un sinfín de crudas situaciones que atacan al protagonista como al espectador, para que empatices con Charlie y sufras con él. Como ya lo hizo en anteriores proyectos, te adentra en un frágil protagonista a quien ahoga con situaciones de su alrededor traídas por las malas decisiones de su pasado hasta acorralarlo y llegar a niveles de tensión estratosférico, (sin tampoco sucumbir al caos de "Requiem for Dream" o "Mother!"), y donde se regodea con imágenes chocantes, agresiva y desagradables, llenas de tragedia y dramática como cuando vemos a nuestro protagonista desnudo, o a un Charlie con respiración sibilante, pálido, sudado, sucio, con gafas nasales y sin apenas poder moverse de su sillón, o cuando refleja lo peor del impulso humano cuando sucumbe a su ímpetu desenfrenado y como una bestia devora, con la boca grasosa, las pizzas familiares de dos en dos.
Separándose de la fantasia de sus anteriores trabajos y con una puesta en escena muy teatral, el director, para conseguir una mayor sensación de opresión, encuadra la imagen en el formato de cuatro tercios, donde en muchas ocasiones el protagonista ni cabe dentro de el, con el que consigue hacerte sentir tan atrapado como a su protagonista. Junto a ello, teniendo el minúsculo apartamento de Charle cómo único escenario, al que también se le queda pequeño, también ayuda a crear esta opresiva atmosfera.
Pero vamos a lo importante, ¿es Brendan Fraser merecedor de la nominación a mejor actuación del año? Así es. Fraser, al contrario de lo que le gusta tanto a la academia, no teatraliza el drama con grandes gestos ni grandes discursos a grito pelado bajo la lluvia. Su maravilla recae en la sutileza de sus pequeños movimientos, sus facciones faciales y por encima de todo, de su mirada. Sus ojos consiguen transmitir toda la bondad, sufrimiento, y arrepentimiento que definen al protagonista; y dicha hazaña no es moco de pavo. Junto a Fraser, también destaco a la joven Sadie Sink, conocida para sus amigos como a Max de Stranger Things, y ya sea dicho, lo mejor de su 4ª temporada (perdón, quería quedarme a gusto). Sadie, quien interpreta a la hija de Charlie consigue hacer una veraz interpretación de una hija tocapelotas e irritante pero que en el fondo se esconde bajo un grueso caparazón. También destacar a Hong Chau, quien interpreta a la única amiga que tiene Charlie, un personaje gris que cuida y abraza al protagonista en sus momentos de mayor debilidad, pero que a su vez, le trae la comida grasienta que le hace tan feliz, a sabiendas del daño que ésta le hace.
“The Whale” es todo un reconocimiento a la figura de Fraser, con una actuación soberbia y merecedora de la gran ovación de 6 minutos que recibió el actor en su estreno en el pasado Festival de Venecia. Una película que a pesar de su miseria, posee cierta belleza en su tragedia y que en sus crudas imágenes, te hace sentir indefenso y piadoso en frente de ellas. Si te acercas a ella por el morbo de la obesidad y de sus imágenes desagradables, te encontraras con historia que habla sobre la autodestrucción, depresión, la soledad y la dejadez; y en su contradicción, también tratará sobre la aceptación, redención y las segundas oportunidades, y para eso, no había un mejor rostro que el de Brendan.
El muy criticado cineasta Darren Aronofsky, después de su último trabajo, la salvaje, infravalorada e incomprendida “Mother!”, se dispone a regresar para acallar las destructivas bocas que solo sacaban m*erda de él y de su última película, llegando a ser nominada injustamente a los premios Razzie. Aronofsky centrándose en la obra de teatro homónima de Samuel D. Hunter, quien también escribe el guion de la película, viene a traernos la historia de Charlie, un solitario profesor de inglés con una espantosa obesidad mórbida de 265kg, que intenta reconectar con su hija adolescente en una última oportunidad de redención.
Se cuenta que Aronofsky, en su búsqueda, no tardó demasiado en poner el rostro de Fraser al personaje de Charlie, y es que el papel le viene como anillo al dedo. Mucho más allá de la desmejora física de Brendan, su lucha contra la mismísima vida, parece que le haya estado preparando para este papel. Charlie, quien sufre de una fuerte depresión a raíz de una devastadora perdida, sacia su profunda culpa y ansiedad a bocado vivo, lastrando quilos y quilos de pizzas, bocadillos de doble queso, salsas y alitas de pollo. Pero mucho más allá de las muchas y sudadas capas de grosor, en el fondo se encuentra un hombre sensible, bondadoso, arrepentido y que solo busca una última redención.
Como ya nos tiene acostumbrado el cine agónico de Aronofsky, la película es un sinfín de crudas situaciones que atacan al protagonista como al espectador, para que empatices con Charlie y sufras con él. Como ya lo hizo en anteriores proyectos, te adentra en un frágil protagonista a quien ahoga con situaciones de su alrededor traídas por las malas decisiones de su pasado hasta acorralarlo y llegar a niveles de tensión estratosférico, (sin tampoco sucumbir al caos de "Requiem for Dream" o "Mother!"), y donde se regodea con imágenes chocantes, agresiva y desagradables, llenas de tragedia y dramática como cuando vemos a nuestro protagonista desnudo, o a un Charlie con respiración sibilante, pálido, sudado, sucio, con gafas nasales y sin apenas poder moverse de su sillón, o cuando refleja lo peor del impulso humano cuando sucumbe a su ímpetu desenfrenado y como una bestia devora, con la boca grasosa, las pizzas familiares de dos en dos.
Separándose de la fantasia de sus anteriores trabajos y con una puesta en escena muy teatral, el director, para conseguir una mayor sensación de opresión, encuadra la imagen en el formato de cuatro tercios, donde en muchas ocasiones el protagonista ni cabe dentro de el, con el que consigue hacerte sentir tan atrapado como a su protagonista. Junto a ello, teniendo el minúsculo apartamento de Charle cómo único escenario, al que también se le queda pequeño, también ayuda a crear esta opresiva atmosfera.
Pero vamos a lo importante, ¿es Brendan Fraser merecedor de la nominación a mejor actuación del año? Así es. Fraser, al contrario de lo que le gusta tanto a la academia, no teatraliza el drama con grandes gestos ni grandes discursos a grito pelado bajo la lluvia. Su maravilla recae en la sutileza de sus pequeños movimientos, sus facciones faciales y por encima de todo, de su mirada. Sus ojos consiguen transmitir toda la bondad, sufrimiento, y arrepentimiento que definen al protagonista; y dicha hazaña no es moco de pavo. Junto a Fraser, también destaco a la joven Sadie Sink, conocida para sus amigos como a Max de Stranger Things, y ya sea dicho, lo mejor de su 4ª temporada (perdón, quería quedarme a gusto). Sadie, quien interpreta a la hija de Charlie consigue hacer una veraz interpretación de una hija tocapelotas e irritante pero que en el fondo se esconde bajo un grueso caparazón. También destacar a Hong Chau, quien interpreta a la única amiga que tiene Charlie, un personaje gris que cuida y abraza al protagonista en sus momentos de mayor debilidad, pero que a su vez, le trae la comida grasienta que le hace tan feliz, a sabiendas del daño que ésta le hace.
“The Whale” es todo un reconocimiento a la figura de Fraser, con una actuación soberbia y merecedora de la gran ovación de 6 minutos que recibió el actor en su estreno en el pasado Festival de Venecia. Una película que a pesar de su miseria, posee cierta belleza en su tragedia y que en sus crudas imágenes, te hace sentir indefenso y piadoso en frente de ellas. Si te acercas a ella por el morbo de la obesidad y de sus imágenes desagradables, te encontraras con historia que habla sobre la autodestrucción, depresión, la soledad y la dejadez; y en su contradicción, también tratará sobre la aceptación, redención y las segundas oportunidades, y para eso, no había un mejor rostro que el de Brendan.
1 de mayo de 2023
1 de mayo de 2023
79 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1981, un desconocido Sam Raimi, con cuatro duros en el bolsillo y con una gran sed de sangre, gestó y engendró “Evil Dead”, la primera película de su terrorífica trilogía repleta de poseídos, libros malditos, gore, comedia, un atrayente protagonista con el rostro de Bruce Campbell, y un especial toque en lo analógico en lo que destaca un horriblemente seductor y terrorífico maquillaje. Con “Evil Dead 2”, (aquí conocida con el fantástico nombre de “Terroríficamente muertos”) y su descabellada “Army of Darkness”, sin quererlo ni saberlo, dio lugar a la que con el tiempo se postuló como una saga de culto dentro del terrorífico 7º arte y que todavía tiene tirada a día de hoy, con una serie secuela, un bien logrado remake y ahora ¿otro remake?, ¿otra secuela?, ¿una recuela?, (gracias Scream).
Llamémosle recuela o un nuevo intento de revivir la franquicia, pues en 2013, de la mano de Fede Álvarez, ya se gastó el cartucho de la remake, alejándose del toque cómico de su original pero adentrándose mucho más en lo grotesco y el terror visceral. ¡Y es que menuda salvajada de película! ¿Queréis sangre? Álvarez os sirve toneladas, ¿Queréis mutilaciones? Álvarez os sirve manos, brazos, piernas y hasta lenguas, ¿Queréis volver a la cabaña? Álvarez os adentra de nuevo en ella pero con un mayor grado de lo siniestro. Y es verdad, su remake se aleja de la ambientación de su original, pero sin dejar de lado las normas propias de la saga, consiguió una terrorífica película que funciona bien con la marca “Evil Dead” y que a día de hoy todavía le guardo un gran cariño. Una lástima que no funcionara en billetes, siempre he querido saber que se traían entre manos y más con Bruce Campbell en sus créditos.
Pero volvamos a lo que hoy nos ocupa, sin realmente esperar nada en concreto, pero ciertamente influenciado por la marca de su saga y su remake, ¿Qué podemos esperar "Evil Dead Rise"?
De la mano del súper desconocido Lee Cronin, este nuevo capítulo de la saga nos cambia de escenario y nos sitúa en un destartalado bloque de pisos de una ciudad sin nombre y nos rodea del amor intrafamiliar de una madre, sus tres hijos y de la hermana de ésta cómo invitada de honor. Por unos estúpidos azares del destino, el Necronomicon se ha vuelto a abrir y se pronuncia el conjuro que permite a las almas de los muertos poseer a un pobre despistado, en esta ocasión la madre. Atrapados, tía y sobrinos, deberán romper todo lazo de afecto, unir fuerzas y luchar por sus vidas si no quieren ser pasto de los gusanos.
Empezamos bien. Un cambio de escenario que revive la saga y que permite explorar escenarios cotidianos con los que poder aterrar al público. Protagonizada por una familia desestructurada, contemporánea, con dos adolescentes y una niña pequeña, y atreverse a mezclarlo con el perturbador y terrorífico mundo de Evil Dead. ¿Qué podría malir sal? Por desgracia, casi todo. Es innegable que Lee Cronin decide beber del gore y el terror de Fede Álvarez, pero por desgracia, éste solo consigue una mala copia.
Vayamos por pasos. Como puntos a favor, como ya he dicho, el cambio de escenario y la idea de encerrar a una familia con menores de edad frente a los Deadites del Necronomicon le da un toque atrevido, contemporáneo y revitalizante a la saga. El diseño de los poseídos sigue estando a la altura. La madre, Alyssa Sutherland, AKA reina Aslaug en “Vikings”, posee una característica fisionomía que, junto a un muy buen maquillaje, consigue un efecto muy mal rollero, y junto los efectos de luzes, la oscuridad de su escenario y bañada en sangre, no quisiera yo encontrarme con ella y que me pida un achuchón a través de la mirilla de la puerta (premio al mejor plano de la película). Según el portal Slash Film, se utilizó unos 6.500 litros de sangre falsa; así que si, la película és violenta, aún que a pesar de sus miles de litros de sangre, no lo és cómo cabía esperar. Pero por mucho que renueves el escenario y las victimas, que tengas un buen diseño y que uses muchos litros de líquido rojo, eso no garantiza que vayamos a ver una buena película, y por desgracia, eso es lo único bueno que puede aportar.
¿Cuál es su mayor defecto? Que se conforma con ser un “puedo pero no quiero”, y no hay mayor pecado que éste. Cronin, en lo general, posee buenas ideas y aún que algunas sean un tanto estúpidas, sabe jugar con el escenario y todo lo que puede ofrecer el interior de un apartamento, el gran problema es que una vez presenta una terrible y prometedora situación decide echarse atrás y solucionarla de la manera más perezosa y simplista posible, sin atreverse a mostrar en pantalla el potencial que presenta, autocensurándose constantemente y conformándose con resoluciones un tanto decepcionantes, y algunas fuera de cámara. Junto a ello, presenta hasta cinco veces, que haya contado yo, un objeto que será utilizado más adelante, para crear un problema o bien solucionarlo. Éste recurso cinematográfico (del que no hay manera que recuerde su nombre) da ritmo a la película conectando secuencias de un inicio con las que sucesivas, y es un muy buen recurso, el problema es que Cronin abusa exageradamente de ello, consiguiendo el efecto contrario, lastrando el ritmo de la película y volviéndose tan predecible que no hay que ser muy avispado para adivinar la escena del climax final antes de verla. Si a ello le añadimos, que los mayores puntos de efecto de la película, ya los has visto en el trailer, su conjunto consigue que se rebaje el nivel de tensión y experimentes un terror descafeinado y prácticamente insípido, y Evil Dead no puede conformarse con eso.
(Continuo en la "zona de "Spoilers" sin destripar nada de la trama. Que me he pasado de caracteres y no puedo seguir en es este apartado. Que le vamos a hacer, cuando me pongo, me pongo...)
Llamémosle recuela o un nuevo intento de revivir la franquicia, pues en 2013, de la mano de Fede Álvarez, ya se gastó el cartucho de la remake, alejándose del toque cómico de su original pero adentrándose mucho más en lo grotesco y el terror visceral. ¡Y es que menuda salvajada de película! ¿Queréis sangre? Álvarez os sirve toneladas, ¿Queréis mutilaciones? Álvarez os sirve manos, brazos, piernas y hasta lenguas, ¿Queréis volver a la cabaña? Álvarez os adentra de nuevo en ella pero con un mayor grado de lo siniestro. Y es verdad, su remake se aleja de la ambientación de su original, pero sin dejar de lado las normas propias de la saga, consiguió una terrorífica película que funciona bien con la marca “Evil Dead” y que a día de hoy todavía le guardo un gran cariño. Una lástima que no funcionara en billetes, siempre he querido saber que se traían entre manos y más con Bruce Campbell en sus créditos.
Pero volvamos a lo que hoy nos ocupa, sin realmente esperar nada en concreto, pero ciertamente influenciado por la marca de su saga y su remake, ¿Qué podemos esperar "Evil Dead Rise"?
De la mano del súper desconocido Lee Cronin, este nuevo capítulo de la saga nos cambia de escenario y nos sitúa en un destartalado bloque de pisos de una ciudad sin nombre y nos rodea del amor intrafamiliar de una madre, sus tres hijos y de la hermana de ésta cómo invitada de honor. Por unos estúpidos azares del destino, el Necronomicon se ha vuelto a abrir y se pronuncia el conjuro que permite a las almas de los muertos poseer a un pobre despistado, en esta ocasión la madre. Atrapados, tía y sobrinos, deberán romper todo lazo de afecto, unir fuerzas y luchar por sus vidas si no quieren ser pasto de los gusanos.
Empezamos bien. Un cambio de escenario que revive la saga y que permite explorar escenarios cotidianos con los que poder aterrar al público. Protagonizada por una familia desestructurada, contemporánea, con dos adolescentes y una niña pequeña, y atreverse a mezclarlo con el perturbador y terrorífico mundo de Evil Dead. ¿Qué podría malir sal? Por desgracia, casi todo. Es innegable que Lee Cronin decide beber del gore y el terror de Fede Álvarez, pero por desgracia, éste solo consigue una mala copia.
Vayamos por pasos. Como puntos a favor, como ya he dicho, el cambio de escenario y la idea de encerrar a una familia con menores de edad frente a los Deadites del Necronomicon le da un toque atrevido, contemporáneo y revitalizante a la saga. El diseño de los poseídos sigue estando a la altura. La madre, Alyssa Sutherland, AKA reina Aslaug en “Vikings”, posee una característica fisionomía que, junto a un muy buen maquillaje, consigue un efecto muy mal rollero, y junto los efectos de luzes, la oscuridad de su escenario y bañada en sangre, no quisiera yo encontrarme con ella y que me pida un achuchón a través de la mirilla de la puerta (premio al mejor plano de la película). Según el portal Slash Film, se utilizó unos 6.500 litros de sangre falsa; así que si, la película és violenta, aún que a pesar de sus miles de litros de sangre, no lo és cómo cabía esperar. Pero por mucho que renueves el escenario y las victimas, que tengas un buen diseño y que uses muchos litros de líquido rojo, eso no garantiza que vayamos a ver una buena película, y por desgracia, eso es lo único bueno que puede aportar.
¿Cuál es su mayor defecto? Que se conforma con ser un “puedo pero no quiero”, y no hay mayor pecado que éste. Cronin, en lo general, posee buenas ideas y aún que algunas sean un tanto estúpidas, sabe jugar con el escenario y todo lo que puede ofrecer el interior de un apartamento, el gran problema es que una vez presenta una terrible y prometedora situación decide echarse atrás y solucionarla de la manera más perezosa y simplista posible, sin atreverse a mostrar en pantalla el potencial que presenta, autocensurándose constantemente y conformándose con resoluciones un tanto decepcionantes, y algunas fuera de cámara. Junto a ello, presenta hasta cinco veces, que haya contado yo, un objeto que será utilizado más adelante, para crear un problema o bien solucionarlo. Éste recurso cinematográfico (del que no hay manera que recuerde su nombre) da ritmo a la película conectando secuencias de un inicio con las que sucesivas, y es un muy buen recurso, el problema es que Cronin abusa exageradamente de ello, consiguiendo el efecto contrario, lastrando el ritmo de la película y volviéndose tan predecible que no hay que ser muy avispado para adivinar la escena del climax final antes de verla. Si a ello le añadimos, que los mayores puntos de efecto de la película, ya los has visto en el trailer, su conjunto consigue que se rebaje el nivel de tensión y experimentes un terror descafeinado y prácticamente insípido, y Evil Dead no puede conformarse con eso.
(Continuo en la "zona de "Spoilers" sin destripar nada de la trama. Que me he pasado de caracteres y no puedo seguir en es este apartado. Que le vamos a hacer, cuando me pongo, me pongo...)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero eso, estimados amigos, no es todo. A pesar de no saber jugar bien con las cartas del genero si consiguiéramos conectar con sus personajes aún podríamos sufrir con ellos, pero no es el caso de “Evil Dead Rise”. Después de un acertado prólogo, da lugar a un exageradamente largo primer acto (de mas de 30 minutos y teniendo en cuenta que el filme dura hasta los 97), donde se presentan a sus débiles personajes, el contexto y las injustificables y absurdas situaciones que darán pie al pifostio. Y es que sus personajes no pueden dar más pereza, sobre todo los dos adolescentes, quienes se comportan como auténticos inútiles, tomando decisiones absurdas, con actitudes de pasmado y siendo exageradamente mal interpretados. ¡Horrible! Solo quieres que los maten para no tener que verlos más. Quien más destaca serían la hija pequeña y la madre, pero está última sólo por el papel de poseída, y la protagonista cumple sin más, con un débil arco que pretende ser importante pero que realmente no le importa ni al apuntador. Más allá de esto, la película se conforma a avanzar sin pena ni gloria, suceso tras suceso y ya llegaremos al final.
Bien, si no cumple ni en el terror, ni en sus personajes, ni en el guion, por lo menos tendremos buenos efectos analógicos y seguiremos las normas de la saga para mostrarle un mínimo de respeto, ¿no? Bueno… déjame decirte que si bien en su mayoría los efectos analógicos son lo que predominan (y menos mal), en cierto punto, sin lograr a entender porque, deciden, vía digital recrear el mismo maquillaje que ya se ha estado usando hasta entonces. Y si, se nota a leguas. Entiendo, que con los hechos que ocurren en el tercer acto, resulte más cómodo tirar de CGI, pero antes de eso, no se puede explicar de ninguna otra manera que no sea porque se quedaron sin maquillaje (ironía modo ON). Sumándose a ello, a riesgo de parecer repetitivo, deciden cargarse las normas de cómo acabar con los poseídos, para darle una sensación de mayor dificultad al asunto. Si bien intenta reinventarse con ello, lo percibo más como una incongruencia en respeto a toda la saga. “Evil Dead Rise” se autodenomina cómo una secuela directa de la trilogía original, me resulta un tanto confuso cargarse las normas con las que se ha estipulado dicha saga, y no darle ningún tipo de explicación. Al igual que tenemos que aceptar que nos surgirán otro tipo de preguntas que jamás encontrarán respuesta. En fin.
Pero para no ser tan duro, por lo menos tenemos guiños simpáticos a otras películas del género, como a nuestro buen amigo de enseño, Freddy Krueger, "The Shining" o hasta a “The Thing”. Por lo menos, a los frikis del género como yo, nos hará gracia.
Para ir terminando, que se me ha alargado un poco la cosa, éste último capítulo se queda corto en comparación a lo que llevamos de saga. Como ya he dicho, “Evil Dead Rises” es un puedo y no quiero. Posee imágenes potentes y buenas ideas, pero que por falta de ganas no es capaz de llevarlas a buen puerto, y por miedo a ser demasiado grotesca se carga la esencia de la saga dejando la película sin alma. Así que solo le queda ser una película vacía, con unos personajes inútiles, con un guión simplista, cobarde y facilón, que se limita a sucederse sin aspiración con resoluciones previsibles y poco imaginativas, y con un tercer acto repleto de glóbulos rojos y donde sube el listón con un poco de creatividad, pero que debido a su lastrado primer y segundo acto, no se siente como debería. Una película que disfrutaran aquellos que quiera ver una película de terror sin aspiración, o los dichosos adolescentes que solo hacen que chillar y comentar la película como si estuvieran solos en la sala (¡yo les maldigo!), pero que los que quieran pasar autentico miedo o quieran disfrutar de un buen capítulo de Evil Dead, se nos puede quedar muy corta. Una lástima.
Bien, si no cumple ni en el terror, ni en sus personajes, ni en el guion, por lo menos tendremos buenos efectos analógicos y seguiremos las normas de la saga para mostrarle un mínimo de respeto, ¿no? Bueno… déjame decirte que si bien en su mayoría los efectos analógicos son lo que predominan (y menos mal), en cierto punto, sin lograr a entender porque, deciden, vía digital recrear el mismo maquillaje que ya se ha estado usando hasta entonces. Y si, se nota a leguas. Entiendo, que con los hechos que ocurren en el tercer acto, resulte más cómodo tirar de CGI, pero antes de eso, no se puede explicar de ninguna otra manera que no sea porque se quedaron sin maquillaje (ironía modo ON). Sumándose a ello, a riesgo de parecer repetitivo, deciden cargarse las normas de cómo acabar con los poseídos, para darle una sensación de mayor dificultad al asunto. Si bien intenta reinventarse con ello, lo percibo más como una incongruencia en respeto a toda la saga. “Evil Dead Rise” se autodenomina cómo una secuela directa de la trilogía original, me resulta un tanto confuso cargarse las normas con las que se ha estipulado dicha saga, y no darle ningún tipo de explicación. Al igual que tenemos que aceptar que nos surgirán otro tipo de preguntas que jamás encontrarán respuesta. En fin.
Pero para no ser tan duro, por lo menos tenemos guiños simpáticos a otras películas del género, como a nuestro buen amigo de enseño, Freddy Krueger, "The Shining" o hasta a “The Thing”. Por lo menos, a los frikis del género como yo, nos hará gracia.
Para ir terminando, que se me ha alargado un poco la cosa, éste último capítulo se queda corto en comparación a lo que llevamos de saga. Como ya he dicho, “Evil Dead Rises” es un puedo y no quiero. Posee imágenes potentes y buenas ideas, pero que por falta de ganas no es capaz de llevarlas a buen puerto, y por miedo a ser demasiado grotesca se carga la esencia de la saga dejando la película sin alma. Así que solo le queda ser una película vacía, con unos personajes inútiles, con un guión simplista, cobarde y facilón, que se limita a sucederse sin aspiración con resoluciones previsibles y poco imaginativas, y con un tercer acto repleto de glóbulos rojos y donde sube el listón con un poco de creatividad, pero que debido a su lastrado primer y segundo acto, no se siente como debería. Una película que disfrutaran aquellos que quiera ver una película de terror sin aspiración, o los dichosos adolescentes que solo hacen que chillar y comentar la película como si estuvieran solos en la sala (¡yo les maldigo!), pero que los que quieran pasar autentico miedo o quieran disfrutar de un buen capítulo de Evil Dead, se nos puede quedar muy corta. Una lástima.
5 de septiembre de 2021
5 de septiembre de 2021
96 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar del frío estreno de la fase 4 de éste universo cinematográfico que supuso “Black Widow”, Marvel, ahora sí, estrena nueva historia de origen con un nuevo personaje, Shang-Chi. ¿Y éste quién es? Nos preguntábamos aquellos no lectores de los cómics. Pues ni más ni menos que un personaje nacido en los años 70 por las manos del escritor Steve Englehart y el artista Jim Starlin, que vino a aprovechar el tirón del cine de artes marciales, aclamado gracias a nombres tan icónicos como el del mismísimo Bruce Lee. En esta nueva aventura del UCM, Shang-Chi, experto en las artes del Kung-Fu y entrenado como asesino, escondido e integrado en la sociedad, se verá obligado a dejar atrás su cómoda vida para hacer frente a un enemigo milenario, su padre: El Mandarín, quien posee los diez anillos, una poderosa y peligrosa fuente de poder.
Con ganas de explayar su universo repleto de infinitas posibilidades, la casa de las ideas pone foco al personaje con más influencia asiática, repleto de mitología China y con el que poder expandir sus historias terrenales. Muestra unos notables esfuerzos para intentar congeniar el género de los superhéroes con el género de las artes marciales (Wuxia), renovándose con unas coreografías de lucha marcial bien dirigidas y que le sientan como anillo al dedo, a pesar que la acción se sobrepasa y exagera en más de una ocasión. Junto a ello, la bienvenida que ofrece a la mitología es otro de sus puntos más bellos, sus pequeñas historias y grandes bestias hacen que la aventura se más íntegra y disfrutable.
Pero lo que gana en espectacularidad lo pierde en su argumento y desarrollo. Si bien la película en su primera mitad es entretenida, pierde el ritmo y se vuelve tediosa en mitad de su segundo acto, en el que no ofrece mucho más que un guion simple ya conocido, y donde se sobresatura con multitud de pesados flashbacks con los que no cuentan mucho de digno interés. Para finalmente llegar a su más que predecible tercer acto donde predominan lo aparatosidad y el CGI más que la emoción, rebajandose a la monotonia de un cómodo final.
A nivel de interpretación, tampoco hay demasiado que recalcar. Simu-Liu da todos sus esfuerzos para consiguir un Shang-Chi correcto y funcional, pero que su falta de carisma no le hace destacar por encima de la media. Si bien congenia con el humor ágil de la película, quien sobre pasa esta línea es su inseparable amiga Katy, interpretada por Awkwafina, quien, a base de sobreactuar, se encarga sólo de ser el cargante aporte cómico de toda película de Marvel, y el molesto y oportunista personaje cliché al que todo le sale bien a pesar de no saber que está haciendo; en fin, conveniencias del guion. Para contrarestar, por lo menos, Tony Leung si nos regala un Mandarin con el que estar a la altura. Soporta el peso del drama y la tragedia de su personaje y consiguie la mejor interpretación de la cinta, aún que el listón tampoco esté demasiado alto.
Una película menor, con el propósito de innovar y explayar el universo de Marvel, donde a pesar de su exageración, la espectacularidad, la acción y sus explosivas coreografías son su punto más álgido. ¿Su mayor pecado? Que su guion decaiga en la simple monotonía, y que no sepa mantener un ritmo regular o creciente, haciendo que la película se vuelva un tanto pesada y que los minutos se vuelvan cada vez más lentos. Comercial y entretenidamente escasa. El viaje del héroe ya mil veces recorrido, aún así ligeramente más destacable que otras de sus propias películas de origen, pero sin la fuerza para resaltar en este inicio de Fase donde el protagonismo, irrefutablemente, está en las series.
Con ganas de explayar su universo repleto de infinitas posibilidades, la casa de las ideas pone foco al personaje con más influencia asiática, repleto de mitología China y con el que poder expandir sus historias terrenales. Muestra unos notables esfuerzos para intentar congeniar el género de los superhéroes con el género de las artes marciales (Wuxia), renovándose con unas coreografías de lucha marcial bien dirigidas y que le sientan como anillo al dedo, a pesar que la acción se sobrepasa y exagera en más de una ocasión. Junto a ello, la bienvenida que ofrece a la mitología es otro de sus puntos más bellos, sus pequeñas historias y grandes bestias hacen que la aventura se más íntegra y disfrutable.
Pero lo que gana en espectacularidad lo pierde en su argumento y desarrollo. Si bien la película en su primera mitad es entretenida, pierde el ritmo y se vuelve tediosa en mitad de su segundo acto, en el que no ofrece mucho más que un guion simple ya conocido, y donde se sobresatura con multitud de pesados flashbacks con los que no cuentan mucho de digno interés. Para finalmente llegar a su más que predecible tercer acto donde predominan lo aparatosidad y el CGI más que la emoción, rebajandose a la monotonia de un cómodo final.
A nivel de interpretación, tampoco hay demasiado que recalcar. Simu-Liu da todos sus esfuerzos para consiguir un Shang-Chi correcto y funcional, pero que su falta de carisma no le hace destacar por encima de la media. Si bien congenia con el humor ágil de la película, quien sobre pasa esta línea es su inseparable amiga Katy, interpretada por Awkwafina, quien, a base de sobreactuar, se encarga sólo de ser el cargante aporte cómico de toda película de Marvel, y el molesto y oportunista personaje cliché al que todo le sale bien a pesar de no saber que está haciendo; en fin, conveniencias del guion. Para contrarestar, por lo menos, Tony Leung si nos regala un Mandarin con el que estar a la altura. Soporta el peso del drama y la tragedia de su personaje y consiguie la mejor interpretación de la cinta, aún que el listón tampoco esté demasiado alto.
Una película menor, con el propósito de innovar y explayar el universo de Marvel, donde a pesar de su exageración, la espectacularidad, la acción y sus explosivas coreografías son su punto más álgido. ¿Su mayor pecado? Que su guion decaiga en la simple monotonía, y que no sepa mantener un ritmo regular o creciente, haciendo que la película se vuelva un tanto pesada y que los minutos se vuelvan cada vez más lentos. Comercial y entretenidamente escasa. El viaje del héroe ya mil veces recorrido, aún así ligeramente más destacable que otras de sus propias películas de origen, pero sin la fuerza para resaltar en este inicio de Fase donde el protagonismo, irrefutablemente, está en las series.
8
17 de agosto de 2021
17 de agosto de 2021
66 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acompáñenme en esta peculiar historia, donde la buena o mala fortuna rodea a nuestros personajes desde su inicio. Pero, ¿realmente existe la suerte? No para la ciencia del algoritmo, y Otto, algorista en acontecimientos del azar, lo tiene más que claro al verse víctima de un accidente ferroviario, envuelto de cadáveres y al que, por pura potra ha sobrevivido. Pronto no dudará en sospechar que, gracias a unos muy dudosos indicios, ese tren no se accidentó por casualidad y que alguien podría estar detrás de todo. Así que junto a dos excéntricos colegas, Lennart y Emmenthaler, irá en busca de la verdad, cruzando sus caminos con Markus, un militar obligado a regresar a casa para cuidar de su hija adolescente Mathilde, tras perder a su esposa en el trágico accidente.
De nacionalidad danesa, y de la mano de Anders Thomas Jensen “Retfærdighedens ryttere” aka “Riders of Justice”, se presenta sutilmente (aún que de sutil no tenga nada) como una grata sorpresa, con tantos géneros en su menú que cuesta centrarse en uno solo. Diremos entonces que se trata de una historia de venganza, absurda y violenta, repleta de comedia, no negra, negrísima, y de un drama machacante sobre la crudeza de unas vidas rotas.
Su ingenioso e inteligente guion te apega y te adentra rápido en la historia, necesitando ver como se desenvuelve todo y que locas ideas están por mostrar. Llega a estar tan bien equilibrada que en ocasiones resulta desternillante, haciendo que no puedas dejar de reír, para de repente golpearte en el estómago y someterte al drama más crudo, llegando a sentirte mal por tus risas y disculparte con sus protagonistas.
Mads Mikkelsen, a pesar de estar más moderado de lo habitual, ¡que bien estas en las películas de tu nación!, deja Hollywood y enriquécenos con estas historias tan singulares que los daneses no dais. Gracias a la modestia de Mads, el resto del reparto brilla por sí solo, no sobra nada ni nadie y todo el extravagante grupo de personajes están interpretados a la perfección. No podemos pedir más.
Políticamente incorrecta, provocadora y profunda. Demasiado negra para una comedia monótona, demasiado drama para una simple historia de venganza y demasiado compleja e inteligente para no ser recomendada. Una película que a muchos hemos descubierto por casualidad, pero nada es coincidencia, y a pesar de su estreno limitado a pocas salas, la suerte nos ha traído a ella.
De nacionalidad danesa, y de la mano de Anders Thomas Jensen “Retfærdighedens ryttere” aka “Riders of Justice”, se presenta sutilmente (aún que de sutil no tenga nada) como una grata sorpresa, con tantos géneros en su menú que cuesta centrarse en uno solo. Diremos entonces que se trata de una historia de venganza, absurda y violenta, repleta de comedia, no negra, negrísima, y de un drama machacante sobre la crudeza de unas vidas rotas.
Su ingenioso e inteligente guion te apega y te adentra rápido en la historia, necesitando ver como se desenvuelve todo y que locas ideas están por mostrar. Llega a estar tan bien equilibrada que en ocasiones resulta desternillante, haciendo que no puedas dejar de reír, para de repente golpearte en el estómago y someterte al drama más crudo, llegando a sentirte mal por tus risas y disculparte con sus protagonistas.
Mads Mikkelsen, a pesar de estar más moderado de lo habitual, ¡que bien estas en las películas de tu nación!, deja Hollywood y enriquécenos con estas historias tan singulares que los daneses no dais. Gracias a la modestia de Mads, el resto del reparto brilla por sí solo, no sobra nada ni nadie y todo el extravagante grupo de personajes están interpretados a la perfección. No podemos pedir más.
Políticamente incorrecta, provocadora y profunda. Demasiado negra para una comedia monótona, demasiado drama para una simple historia de venganza y demasiado compleja e inteligente para no ser recomendada. Una película que a muchos hemos descubierto por casualidad, pero nada es coincidencia, y a pesar de su estreno limitado a pocas salas, la suerte nos ha traído a ella.
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