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Críticas 71
Críticas ordenadas por utilidad
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25 de septiembre de 2021
239 de 367 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Dune de Denis Villeneuve es una película, y también un paradigma: paradigma de la mediocridad de la cultura milennial y de su ilimitada voracidad por alimentarse de obras anteriores para masticarlas, deglutirlas, someterlas sin piedad a los ácidos del estómago de la corrección política y finalmente expulsarlas en forma de una obra vistosa y entretenida pero absolutamente falta de esa pulsión, ese impacto en nuestras emociones, que debe provocar una obra de arte.

Si como decía Schiller “el arte es aquello que establece su propia regla”, la Dune de Denis Villeneuve no establece ninguna, más bien al contrario se pliega sumisamente a todas las reglas actuales del cine Blockbuster: espectacularidad como fin en sí mismo, ritmo desordenado, personajes sin profundidad, y sosería y corrección política a espuertas: desde la transformación del ecólogo imperial Liet-Kynes en una mujer de color a la versión edulcorada de un Barón Harkonnen apenas más malvado que la madrastra de Blancanieves.

Vi la Dune de Villeneuve hace unos pocos días; para confirmar mi impresión he buscado la Dune de David Lynch en Youtube, pues hace años que la vi por última vez. No he necesitado visionar mas allá de 10 minutos para reafirmarme en mis conclusiones: La Dune de Villeneuve es a La Dune de Lynch como El Código DaVinci a El Nombre de la Rosa, y queda tan lejos de la novela de Herbert como el dichoso Código a El Péndulo de Foucault.

No quiero aquí entrar a hacer una crítica de la película de Lynch y su adaptación al cine de la obra mayor (esta sí) de Frank Herbert, pero unas pocas comparaciones nos darán pistas inequívocas: las góticas y sombrías naves de Lynch pasan a ser remakes de La Guerra de las Galaxias, la capacidad de adicción y poder de la especia melange apenas se dibuja, la épica y cultura de lealtad de la Casa Atreides que permean el libro de Herbert y la película de Lynch se muestran exiguamente por Villeneuve en la inmolación de Duncan Idaho para salvar a Paul (Jason Momoa, a pesar de la opinión general, no me ha disgustado). Algo es, pero ni de lejos suficiente.

Los Navegantes, desaparecidos. La mística de los Mentats, desaparecida. El poder de la Melange, descafeinado. La complejidad y profundidad de la secta Bene Gesserit y el condicionamiento mental de sus miembros, apenas esbozados. El agua como religión, olvidada, y los Fremen… pobres Fremen.

Concluyendo, Villeneuve ha transformado una obra mayor, la Dune de Herbert, en un producto de consumo perfectamente adaptado a la cultura Milennial. Parafraseando al legendario crítico Dwight MacDonald en su ensayo seminal de 1960, “Masscult & Midcult: Essays Against the American Grain”, Villeneuve sería uno de esos "vanguardistas de pacotilla que saben como usar el lenguaje moderno al servicio de lo banal”.

Lo dicho, un paradigma de la transformación de una obra de Highcult a Midcult perpetrado inmisericordemente por una industria, la del cine, que devora sin contemplaciones todo lo que tiene a tiro.

Si hace falta alguna prueba más, comparemos la puntuación media en Filmaffinity. La película de Lynch, un discutible pero honesto intento de adaptación de una obra literaria al lenguaje del cine y que aporta la personal visión del director, tiene un 6,3, frente al 7,6 que los milennials se han apresurado a otorgar a Villeneuve, regalándole dieces (los he contado, hay 16!) con la misma alegría con la que dan likes a los videos de gatitos que les mandan por TikTok.

Le pongo un 3 porque sí, es entretenida, y porque los ornitópteros molan, aunque no sean más que un Black Hawk pasado por la moda del Animal Print.

Que lástima que Dwight MacDonald no haya vivido lo bastante para escribir en Filmaffinity, lo que hubiéramos disfrutado…


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25 de marzo de 2024
64 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El Problema de los Tres Cuerpos” tiene algunas críticas feroces; quiero aquí romper una lanza a su favor. Adaptar a una serie de televisión una historia tan compleja como El Problema de los Tres Cuerpos, la visionaria novela de 2008 de Liu Cixin, no es tarea fácil. Hasta podríamos decir que es un problema tan complicado de resolver como el de predecir el movimiento de tres cuerpos que orbitan libremente sujetos a sus respectivas atracciones gravitatorias: aunque conozcamos los parámetros iniciales (masa, posición y vector de velocidad de cada uno de los cuerpos), no existe un conjunto de ecuaciones que permita calcular sus movimientos a largo plazo, como no existe tampoco una fórmula para escribir guiones que nos lleve de forma cierta a una historia entretenida, entendible y con la profundidad suficiente para satisfacer a todos los espectadores.

“El Problema de los Tres Cuerpos” resuelve ese delicado balance de forma más que digna, y por eso le he puesto un 7. Mantiene el inicio de la trama y los personajes principales en China pero traslada el desarrollo y los protagonistas actuales a occidente, en particular a UK. Trastoca deliberadamente el tempo de la historia, convirtiendo la linealidad temporal de la novela en un baile de saltos adelante y atrás que aunque resulta confuso en ocasiones, potencia la intensidad de la historia. Inventa un elenco de personajes que no es exactamente el de la novela, aunque mantiene los principales, y les dota de historias personales y colectivas con suficiente complejidad y profundidad para hacerlos atractivos a la vez que enlaza su desarrollo a la historia principal, evitando así el problema de tantas historias de ciencia ficción en la que la parte “sci-fi” no es más que el decorado de historias de amor o desamor o de lo que sea que nos quieran colar los guionistas. En “El Problema de los Tres Cuerpos” no es el caso, y consigue que la historia principal sea el motor de la evolución de los personajes sin por eso hacerlos planos o increíbles.

Consigue endulzar la píldora de las partes “duras” (y la novela de Liu Cixin es dura, muy dura) hasta hacerla digerible por un público amplio, manteniendo suficientes guiños y referencias para que los frikis (me incluyo) mantengamos el interés, y con hallazgos sobresalientes: esa CPU en la forma de un ejército con banderas que hará las delicias de cualquiera que haya estudiado computación, o cómo despacha en un par de secuencias la explicación de los Sofones, enlazado cuántico incluido. Las referencias son amplias y sin complejos, incluyendo desde conocidos para el espectador medio como Aristóteles, Galileo, Newton o Sir Francis Bacon a algunos ya más para frikis como Von Neumann, Turing, Ulm o Fermi.

Mantiene en el centro de la historia el dilema moral profundo que subyace en la mayoría de las historias que especulan con el contacto con extraterrestres, y le da un papel protagonista afectando e influyendo en los personajes: ¿los alien tendrán buenas o malas intenciones? es más, ¿su concepto de lo que es bueno/malo será parecido al nuestro? ¿es lícito cargarse otra especie si es la única forma de garantizar la supervivencia de la tuya? Me ha gustado especialmente como transmite esos dilemas al espectador y meto el bísturí en zona Spolier en uno concreto del que me ha gustado mucho como lo presenta.

El guion hace todo eso a la vez que desarrolla unos personajes razonablemente profundos y facetados (esta serie no es un drama psicológico, he dicho “razonablemente”), y mantiene un ritmo variado y bien dosificado, y todo acompañando por un aparato visual imaginativo y bien trabajado: todos sabemos que hoy en día el CGI hace cualquier cosa, pero hay que imaginar esa cosa, montarla y presentarla, y en este caso está más que bien conseguida. A destacar la secuencia del barco, muy realista y detallada mostrando lo que ocurriría en un caso así.

En resumen, y de alguien que es un apasionado de la ciencia ficción dura (Estanislao y Arturo, benditos seáis) y de las buenas películas del tema: “El Problema de los Tres Cuerpos” vale la pena, y desde aquí mi felicitación a los guionistas.

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¿Es lícito cargarse otra especie si es la única forma de garantizar la supervivencia de la tuya? Este dilema, un clásico de la ciencia ficción (véase “El juego de Ender” y su continuación “La voz de los muertos”, para mi lo mejor en ese tema), se desarrolla e introduce en la serie gradualmente, de varias formas y a través de varios personajes: primero cuando el padre de Raj nos cuenta su historia de cuando era oficial en el ejército Indio y en una acción de guerra se carga un pelotón de pakistaníes para salvar a sus hombres. Luego nos presenta y desarrolla, sobre todo por su impacto en el personaje de la inventora de las nanofibras, Auggie Salazar (Eiza González), el dilema del asalto al barco: en ese disco duro puede estar información vital para salvar a la raza humana, pero en esa nave van más de mil personas incluyendo niños, ¿es lícito matarlos por ese fin mayor?

En el fondo es la misma pregunta de siempre, ¿el fin justifica los medios? Y cuando ese fin es la supervivencia de la raza humana, ¿hasta dónde llega lo moralmente aceptable?

Me parece bien presentado y tratado, y entendiendo que esto no es una tesis sobre dilemas morales (el que busque una, que vea la fantástica “The Good Place”), son detalles como éste los que hacen que la serie “El Problema de los Tres Cuerpos” sea un poquito más, no mucho más, pero indudablemente algo más, que un mero producto de entretenimiento.
31 de octubre de 2020
92 de 136 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gambito de Dama es un bocado exquisito, sofisticado y lleno de momentos deliciosos, y lo es por lo que tiene tanto como por lo que no tiene.

Tiene una historia apasionante, la de una mujer americana que en el mundo de los 50 y 60, en plena guerra fría, llega a lo más alto del ajedrez profesional, un éxito que consigue a partir de un talento excepcional y de una voluntad de hierro. El personaje de Beth supera adicciones y carencias emocionales a base de valentía y esfuerzo, baja al infierno y vuelve al cielo un par de veces a lo largo de la historia, y lo hace con una determinación y un coraje que emocionan intensamente. El personaje es poderoso, pero es que además lo interpreta una Anya Taylor-Joy impresionante, hipnótica y que devora la pantalla con sus fascinantes ojos, como ya hizo en “Morgan” (https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/9361948/602797.html). Taylor-Joy borda un papel complejo y lleno de matices, y nos hace totalmente creíble su espectacular personaje.

Gambito de Dama tiene, además, un elenco de secundarios a la altura de las mejores historias, bien construidos, efectivos y ricos en matices, alguno tan atractivo y complejo en sí mismo como su rival americano Benny Watts (Thomas Brodie-Sangster) o su madre Alice (Chloe Pirrie), y algunos tan conmovedores como el conserje del orfanato que le enseña a jugar (Bill Camp). Pero hay más secundarios aún, y hasta el último de ellos e incluso los comparsas no son personajes planos, sino que tienen su pequeño papel y nos muestran pinceladas de su carácter, desde la directora del orfanato hasta el dependiente de la tienda de revistas.

Todo esto acompañado de un guión bien construido, una perfecta ambientación de los 50 y 60 (y digo “perfecta” porque lo es, hasta el más mínimo detalle), y una dirección precisa e imaginativa (incluso usa pantallas divididas a veces) que consigue con efectividad algo tan difícil como transmitir pasión y tensión en una partida de ajedrez entre grandes maestros.

Gambito de Dama tiene todo esto y mucho más, pero lo mejor y lo que más me ha hecho disfrutar de esta miniserie, es lo que NO tiene.

No tiene ni un momento de conmiseración personal, ni de lamentos ni de quejas. Ni de la protagonista ni de ninguno de los secundarios. Cada uno se busca lo que tiene, y si quiere cambiarlo ya sabe lo que hay, no vale echarle la culpa a otros. Cuando Beth decide que tiene que dedicar 8 horas diarias a estudiar ajedrez o que tiene que superar sus adicciones, lo hace y nos enteramos porque lo vemos o nos lo cuenta de pasada, no porque la historia pierda un minuto en recrearse en lo duro que resulta y lo mucho que le cuesta: Beth hace lo que tiene que hacer, y punto, con un par.

No tiene ni un momento de falsa sensiblería ni de esas debilidades tan caras a las historias de milennials: no hay personajes perversos a los que culpar de todo; los que rodean a Beth, incluso en el orfanato, son personas normales, con fortalezas y con debilidades, son nobles o son ruines, como su cicatero padre adoptivo, y Beth vive y crece acompañada por ellos, pero sin excusarse en ellos en ningún momento.

No hay falso feminismo, no hay hombres malvados y machistas ni mujeres oprimidas. El mundo del ajedrez de alta competición está dominado por los hombres, es un hecho, y Beth se impone sin necesidad de acciones reivindicativas ni de sacar a relucir su género, simplemente siendo la mejor, y no lloriqueando por las esquinas. Tiene en este sentido un momento realmente brillante que detallo en el spoiler.

Salpiquemos todo con escenas conmovedoras, de las que encogen el estomago y dan ganas de llorar de la intensa emoción que transmiten (cuento un par en el spoiler), y rematemos con un final a la altura del resto que pone la piel de gallina...

Fantástica, espectacular, encantadora. Un placer para los sentidos y sobre todo para la mente.

Gambito de Dama (The Queen’s Gambit) tiene un 7,9 en Filmaffinity y un 100%-97% en Rotten Tomatoes, son unas puntuaciones altísimas, y en mi opinión, bien merecidas. Una serie brillante, a contracorriente, y totalmente disfrutable. Un muy justo 9, y la recomiendo muchísimo.

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Con series y películas llenas de un feminismo repleto de autocompasión, discriminación positiva y justificación en la maldad de los hombres, es un auténtico placer ver ese momento en que Beth está jugando el campeonato de Moscú y entre el público está la campeona del mundo femenina, que nos explican “nunca juega contra hombres”. Beth la ignora como a un cero a la izquierda, y se dirige sin mirarla a la mesa donde la espera el campeón del mundo absoluto, Borgov. Ese gesto de auténtico empoderamiento personal vale más que dos docenas de panfletos sobre la igualdad.

Y quiero recordar para acabar un par de momentos que casi (o sin casi) me han hecho llorar: cuando visita el orfanato para el funeral del conserje y descubre la pared llena de recortes de prensa sobre ella, o cuando recibe la llamada de sus amigos ajedrecistas durante el aplazamiento de la partida final. Y que decir de esa fantástica mirada de Beth al sentarse frente al tablero en el parque, en la última escena… quien no ha deseado estar ahí y declararle admiración eterna?

Lo dicho, un auténtico delicatessen emocional.
13 de febrero de 2022
39 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con “Reacher” vemos ¡al fin! una fiel y ajustada adaptación de las novelas del británico Lee Child. Las novelas protagonizadas por Reacher son un bestseller internacional a niveles estratosféricos (las novelas han vendido más de cien millones de copias en todo el mundo), y lo son por algo. Es literatura simple y comercial, pero bien escrita, con personajes originales y potentes, y la mayoría de las novelas transcurren en microcosmos muy particulares e interesantes de la sociedad americana: bases militares, tanto en EEUU como en otros países, o localidades en diversos estados, como en este caso, un pequeño pueblo de Georgia.

Entiendo perfectamente que a Tom Cruise le sedujera el personaje, y que a pesar de la evidente diferencia en el físico quisiera interpretarlo, pues Jack Reacher es más rico y complejo de lo que parece a primera vista... pero el cuerpo privilegiado de Reacher es un elemento fundamental del personaje, y lo siento Tom, pero no encajabas...

De hecho la fidelidad de la serie a la novela, y en particular del personaje interpretado por Alan Ritchson al creado por Child es tanta, que cuando llevaba escrita media crítica me he dado cuenta de que estaba escribiendo sobre la novela y no sobre la serie, que es lo que se debe hacer aquí. Así que trataré de centrarme en la serie y en la adaptación y dejar las reflexiones sobre el universo Jack Reacher para “Goodreads” o “Entrelectores”.

La serie explica bien los elementos básicos del personaje de Jack Reacher: su pasado militar, y no de soldado raso, sino de oficial al mando de una unidad de élite de la Policía Militar, formado en West Point, entrenado y profesional, y su infancia en bases militares alrededor del mundo: ese cambio permanente de colegio cada pocos meses, siempre en conflicto con los abusadores locales, un proceso en el que Reacher desarrolla su intolerancia a los matones que tan esencial es en el personaje.

En alguna crítica se acusa a la historia de machista. Reacher es violento, desde luego, pero no gratuitamente violento. Es incapaz de no reaccionar a la injusticia y siempre se pone de lado del débil, sea un perrito abandonado por su dueño o una chica maltratada por su novio a la entrada de un bar. Los personajes femeninos son poderosos y tratados con respeto. Veo violencia en la historia, pero machismo por ningún lado, salvo algún ramalazo en los malos.

Un cambio respecto a las novelas del que no logro entender el motivo es un detalle del personaje de la madre, tan crucial en la construcción de la personalidad y los valores de Reacher: en las novelas es ella misma una heroína de la resistencia francesa, detenida por la Gestapo cuando era adolescente por formar parte de la red que ayudaba a aviadores aliados derribados, condecorada por su valor, y que se enamora del padre de Reacher en la posguerra. En la serie, la medalla que Reacher recibe de su madre no es la de ella sino de su abuelo y de la WWI, se parece pero no es lo mismo. Es un cambio deliberado del que no se me ocurre el motivo, ni siquiera en clave de corrección política, que suele ser la razón de estos ajustes.

Me ha gustado mucho la adaptación del lenguaje: uno de los rasgos característicos de las novelas de Child es el uso de giros y siglas del mundo militar y policial, y al menos en la versión en inglés, que es la que he visto, es completamente fiel a eso. Por cierto que la he visto en inglés, sí, pero con subtítulos, porque los personajes hablan como deben, con un acento y una jerga incomprensible salvo que hayas sido marine. Tengo pendiente verla otra vez en español y valorar como han resuelto este tema en la traducción.

Y algo que he echado en falta y que no sale en la serie: un factor clave del personaje es su transición a outsider, de oficial condecorado con un buen sueldo y status social, a vagabundo (¿o quizá mejor, a caballero andante?). Esa transición tiene sus motivos, que la serie no explica y que yo no voy a espoilear, a ver si alguien se anima a leer alguno de los libros.

Por cierto que en el original en Inglés, en uno de los diálogos Reacher especifica: "soy un HOBO, no un vagabundo". La distinción es importante, e invito a los que no conozcan el tema a leer un poco sobre esto en la wiki: los HOBO nacieron con la revolución industrial en los EEUU, forman parte de la cultura americana moderna, y aparecen en multitud de películas e historias, algunas tan relevantes como el “On The Road“ de Kerouac.

En los aspectos puramente fílmicos le doy un simple aprobado: la dirección y el montaje son dignos y eficaces pero no brillantes, la fotografía no aporta mucho, salvo algún paisaje de Georgia, y la música, esta sí, es sobresaliente, pero no es más que la que aparece en las novelas, pues la afición al Blues es un elemento importante en el personaje de Reacher. Las interpretaciones son razonables; Ritchson no es Cruise interpretando pero lo hace pasablemente bien, en el aspecto físico da la talla de sobra, y los demás actores consiguen hacer creíbles sus personajes, que ya es mucho.

Dejo para el final listar los fallos: la pelea en la piscina, inconsistente, pues ese malo en particular no es un ex-militar entrenado como los otros sino un simple matón de pueblo. Y luego que la historia es innecesariamente complicada, tanto misterio y si hubieran visitado el almacén se hubiera descubierto el pastel desde el principio, aunque aquí el fallo no es de la serie sino de la novela original, pues el argumento es clavado en ese aspecto. Tampoco el asalto final es muy realista, los malos fallan siempre y los buenos aciertan siempre, y eso queda bastante pobre.

A pesar de estos (pequeños?) defectos me lo he pasado bomba viéndola, aunque podría haber sido mejor aún, y por fin vemos un Jack Reacher a la altura del personaje. Un 7, y si eres aficionado a este tipo de historias, imprescindible.

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29 de agosto de 2023
49 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tenía intención de emplear mi tiempo en criticar este infumable engendro, del que no me extraña que mi crítica sea la primera que alguien se molesta en escribir, pero algo me ha empujado a hacerlo: de las 5 críticas profesionales citadas por Filmaffinity, hay 2 rojas, 2 amarillas y una verde.
 
Me chocan las dos amarillas, porque dar un amarillo a este bodrio es ya una sobrevaloración clara, pero el verde… ¿Un verde, dado nada menos que por el crítico de cine del Wall Street Journal, un tal John Anderson?
 
Tiene el arrojo de decir en su crítica: “Una química muy convincente. Y una serie que mantiene el dinamismo en todo momento.” ¿Química? ¿¿¿Química convincente??? ¿¿¿Dinamismo???
 
He sido incapaz de pasar de la mitad del primer episodio, y os aseguro que el nombre John Anderson, crítico del Wall Street Journal, lo voy a recordar muy bien. Sólo se me ocurre una explicación, que Netflix se gaste mucho en publicidad en ese periódico y de ahí esa crítica… acordaros del caso de Ignacio Echevarría y de porqué dimitió de El País, y no me extrañaría que Anderson, tras semejante trago de sapo profesional, tuviera que emborracharse hasta perder el sentido.

Hasta sospecho de ese 4,8 de media que le han puesto 177 usuarios de Filmaffinity... ¿Seguro que la mitad no son trolls de Netflix?

Completo el argumento en Spoiler porque es lo correcto, aunque dudo que a nadie le importe un bledo lo que pase en esa intrascendente e inconexa estupidez.
 
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Caí en este penoso producto como casi siempre, esas veces que estás sin nada que ver y vas probando. Ves el típico argumento de superagente retirada que vive como una persona normal, muy trillado pero que puede dar de sí. Y ambientado en Barcelona, que suele ser muy fotogénica (cuando la rueda alguien mejor que el equipo de ineptos de "¿Quién es Erin Carter?"). Total, que le di al Play.

Empecé a mosquearme desde el principio: ya olía desde las primeras escenas. Entonces llegó la secuencia del robo, la cosa más cutre e inconexa que se pueda imaginar, y mis mosqueos se hicieron incredulidad cuando no apareció la policía por ningún sitio y la siguiente escena era ella en el hospital hablando tranquilamente con el novio. Cuando entró en la habitación del asaltante ella sola y sin ningún policía me quedé a cuadros, y cuando por fin se va tranquilamente a casa y el vecino policía le dice que ya la interrogarán mañana, ya se me salían los ojos de las orbitas. ¡Pásese mañana, a una persona que ha participado en un asalto armado con resultado de un muerto por arma de fuego!

Sobre el detalle del policía inexistente: más tarde mencionan que había un policía en la puerta, pero cuando la puerta sale no estaba: es lo que tiene escribir el guión por becarios diferentes que van cambiando.

Luego ves que se pone a follar con el novio con el mismo vestido que llevaba en el asalto, empapado de sangre del muerto, y por un momento pensé, igual toma un giro gore tipo fetiche necrofílico, pero no, es una simple cagada más de los guionistas. Confirman su nivel con el interrogatorio en una comisaría de Barcelona que parece sacada de "El Expreso de Medianoche", y todo mezclado con la estúpida subtrama de las peleas de la hija con el vecinito y su indescriptible madre (y digo indescriptible a conciencia, porque en lo poco que sale enseña tantos topicazos, inconsistencias y banalidades que me ha dejado sin adjetivos).
 
A continuación el vecino policía le dice con total naturalidad que ha borrado unos videos por ella, como si ocultar pruebas por una vecina molona fuera el comportamiento normal de un policía español, mientras los diálogos con el novio escalan (o mejor dicho, se degradan) a nivel culebrón colombiano serie Z. Entonces fue cuando decidí dedicar mi tiempo a otra cosa. Si habéis llegado hasta aquí, os aseguro que esta crítica es lo más entretenido que vais a sacar de "¿Quién es Erin Carter?", con diferencia.
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