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Voto de Lucien:
9

Voto de Lucien:
9
8.4
13,831
Drama
Manu, Roland, Jo y Vosselin comparten celda en la prisión francesa de La Santé. Los cuatro han pensado un elaborado método para escapar de la prisión, pero cuando están a punto de ejecutarlo, les asignan un nuevo compañero de celda, al que no saben si comunicarle o no sus planes. (FILMAFFINITY)
10 de marzo de 2013
10 de marzo de 2013
104 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo agradecer suficientemente a mis compañeros "Filmaffininautas" la recomendación de esta película. Indudablemente, dentro del estilo hipernaturalista de Bresson y Becker hoy se cuenta como mi favorita.
He leído con atención las críticas de los compañeros y no quisiera perder la oportunidad de añadir un comentario más a los juicios sobre el film. La naturalidad de los actores no profesionales, el uso inteligente del sonido, la focalización en los objetos por encima de una simplista identificación con los personajes han sido ya sobradamente comentados. Lo que quizá haya pasado desapercibido es la importancia de una escena.
En el momento en que dos de los protagonistas (Manu y Roland) incursionan en las galerías, la historia se detiene a contemplar un extraño episodio. Dos policías miran una tela de araña, toman un pequeño insecto de una caja de fósforos y lo entregan a lo que intuimos como su victimario. En una película tan realista como "La evasión" no puede pasarse por alto el expresionismo con que Becker enfoca los ojos desencajados del general que se relame en el sacrificio de la víctima.
Traigo esto a colación porque la impresión general, creo, es que muchos han mirado el film de una manera literal y realista sin más: una película sobre presos que planean su huída. Y es cierto que en cierto sentido esa línea argumental vertebra el relato. Sin embargo, tiendo a pensar que Becker de alguna manera prefiguró la reflexión de filósofos como Foucault, sobre una idea del poder.
Quince años después del film, en 1975, el filósofo francés escribía el libro "Vigilar y castigar". De su lectura lo que más recuerdo es la impresión de que el poder no era algo necesariamente jerárquico: no es solo un tipo que manda, un jefe, sino que terminaba siendo una colectividad que reafirmaba la estructura. Es decir, el poder somos todos, en tanto en cuanto participamos de su estructura.
Para quien haya visto el film, ya sabe en qué punto la historia da un giro. Lo interesante de la relación entre las ideas de Foucault y la cinta de Becker es que el cineasta contrapone la solidaridad con la insolidaridad. Más que una película sobre la evasión, es una meditación sobre los motivos por los cuales la sociedad mantiene unas estructuras opresivas de poder.
Los personajes de Becker se miden por su oposición al régimen o por su consentimiento estúpido, como el insecto ofrecido a la araña, al orden opresor. La evasión es posible, una sociedad nueva lo es, siempre que un grupo humano forje agujeros a las diversas prisiones que la pueblan.
Incluso por encima de la gran factura técnica, Becker nos da una lección ética necesaria (ayer tanto como hoy): entre todos es posible hacerle un agujero al sistema.
(Sigue en spoiler)
He leído con atención las críticas de los compañeros y no quisiera perder la oportunidad de añadir un comentario más a los juicios sobre el film. La naturalidad de los actores no profesionales, el uso inteligente del sonido, la focalización en los objetos por encima de una simplista identificación con los personajes han sido ya sobradamente comentados. Lo que quizá haya pasado desapercibido es la importancia de una escena.
En el momento en que dos de los protagonistas (Manu y Roland) incursionan en las galerías, la historia se detiene a contemplar un extraño episodio. Dos policías miran una tela de araña, toman un pequeño insecto de una caja de fósforos y lo entregan a lo que intuimos como su victimario. En una película tan realista como "La evasión" no puede pasarse por alto el expresionismo con que Becker enfoca los ojos desencajados del general que se relame en el sacrificio de la víctima.
Traigo esto a colación porque la impresión general, creo, es que muchos han mirado el film de una manera literal y realista sin más: una película sobre presos que planean su huída. Y es cierto que en cierto sentido esa línea argumental vertebra el relato. Sin embargo, tiendo a pensar que Becker de alguna manera prefiguró la reflexión de filósofos como Foucault, sobre una idea del poder.
Quince años después del film, en 1975, el filósofo francés escribía el libro "Vigilar y castigar". De su lectura lo que más recuerdo es la impresión de que el poder no era algo necesariamente jerárquico: no es solo un tipo que manda, un jefe, sino que terminaba siendo una colectividad que reafirmaba la estructura. Es decir, el poder somos todos, en tanto en cuanto participamos de su estructura.
Para quien haya visto el film, ya sabe en qué punto la historia da un giro. Lo interesante de la relación entre las ideas de Foucault y la cinta de Becker es que el cineasta contrapone la solidaridad con la insolidaridad. Más que una película sobre la evasión, es una meditación sobre los motivos por los cuales la sociedad mantiene unas estructuras opresivas de poder.
Los personajes de Becker se miden por su oposición al régimen o por su consentimiento estúpido, como el insecto ofrecido a la araña, al orden opresor. La evasión es posible, una sociedad nueva lo es, siempre que un grupo humano forje agujeros a las diversas prisiones que la pueblan.
Incluso por encima de la gran factura técnica, Becker nos da una lección ética necesaria (ayer tanto como hoy): entre todos es posible hacerle un agujero al sistema.
(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El insecto ofrecido a la araña es obviamente Gaspard. El director ha tenido la inteligencia de anticipar con detalles sutiles su traición final. Nos encontramos ante un sujeto seducido por el dinero. Malcriado por una educación de dinero, Gaspar malgasta su herencia y, aunque no lo confiese como tal, se vende a un matrimonio para mantener su estatus (con el añadido de que se casa para acostarse con la hermana, vaya tela).
Gaspar es, pues, la figura del oportunista, pero además un oportunista torpe. Cuando entra en la cárcel lleva junto a él un mechero de oro, emblema de sus ambiciones económicas. Cuando, a continuación le preguntan por qué lleva el mechero a la cárcel, dice que por razones afectivas. Esta confesión revela la incapacidad de Gaspard de desprenderse de su ambición ya innata. Poco importa que el mechero no tenga gas (que su sueño de riqueza esté simbólicamente vacío, sin llama). Gaspard no puede, ni sabe, ni quiere quizás desprenderse de sus apegos psicológicos.
Por un momento, siente en la llamada colectiva algo trascendente. Sin embargo, un leve impulso basta para devolverle a su naturaleza mediocre.
Alguien preguntaba por qué el director comenzaba la cinta con la imagen de Roland. Para mí está claro, es un guiño de esperanza a quienes se identifican con el mensaje de la solidaridad. No importa que el plan de Manu, Roland, Jo y Vosselin fracase. Al final estarán fuera, con nosotros, contando la historia.
Gaspard es el único condenado a no poder comunicarse. Su celda es y siempre fue su propio egoísmo.
Gaspar es, pues, la figura del oportunista, pero además un oportunista torpe. Cuando entra en la cárcel lleva junto a él un mechero de oro, emblema de sus ambiciones económicas. Cuando, a continuación le preguntan por qué lleva el mechero a la cárcel, dice que por razones afectivas. Esta confesión revela la incapacidad de Gaspard de desprenderse de su ambición ya innata. Poco importa que el mechero no tenga gas (que su sueño de riqueza esté simbólicamente vacío, sin llama). Gaspard no puede, ni sabe, ni quiere quizás desprenderse de sus apegos psicológicos.
Por un momento, siente en la llamada colectiva algo trascendente. Sin embargo, un leve impulso basta para devolverle a su naturaleza mediocre.
Alguien preguntaba por qué el director comenzaba la cinta con la imagen de Roland. Para mí está claro, es un guiño de esperanza a quienes se identifican con el mensaje de la solidaridad. No importa que el plan de Manu, Roland, Jo y Vosselin fracase. Al final estarán fuera, con nosotros, contando la historia.
Gaspard es el único condenado a no poder comunicarse. Su celda es y siempre fue su propio egoísmo.