El bazar de las sorpresas
13,014
Romance. Comedia
Alfred Kralik es el tímido jefe de vendedores de Matuschek y Compañía, una tienda de Budapest. Todas las mañanas, los empleados esperan juntos la llegada de su jefe, Hugo Matuschek. A pesar de su timidez, Alfred responde al anuncio de un periódico y mantiene un romance por carta. Su jefe decide contratar a una tal Klara Novak en contra de la opinión de Alfred. En el trabajo, Alfred discute constantemente con ella, sin sospechar que es ... [+]
7 de enero de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores comedias románticas de la historia. La vida de dos dependientes de un pequeño bazar, que no se llevan nada bien y que sin saberlo, mantienen correspondencia de forma anónima, el uno con el otro.Esto viene que ni pintado hoy en día, con el tema de internet, de hecho hay un remake, con Tom Hanks y Meg Ryan ( Tienes un e-mail ), pero bastante más desafortunado, ya que la atmósfera que consigue Lubitsch es irrepetible y esa magia y encanto, característicos suyos ya no pueden volver. Y es que en esta película, todos los personajes destilan una gracia, humanidad, simpatía y sentido del humor, fino,sutil, elegante, que yo no puedo evitar que me invada una especie de añoranza por algo que en realidad no ha existido, pero el maestro te hace creer que sí.No sólo James Stewart y Margaret Sullavan están perfectos, sino que aquí también los secundarios están dotados de una personalidad cautivadora: el jefe, un poco rácano, pero que se preocupa por sus empleados, el trepa, personaje mezquino, pero gracioso, el veterano, maestro en el arte de escaquearse, el chico de los recados, descarado y chulillo...Todos ellos formando un equipo maravilloso y con una de las historias de amor más bonitas.
Siempre he admirado las películas aparentemente sencillas, a mí me parece lo más difícil de conseguir.Pasan muchas cosas en esta película, pero te involucras tanto en sus vidas, que la película pasa en un suspiro. Y te deja una sensación cálida, de reconciliación con el género humano, pero sin sombra de cursilería ni de hipocresía. Y yo me pregunto, ¿ cómo hacían nuestros abuelos, con la vida tan dura que les tocó vivir, unas películas tan humanas y llenas de fé por el género humano, mientras nosotros, que hemos vivido una vida más fácil y regalada, hacemos un cine tan escéptico y descreído?. PARA VER UNA Y OTRA VEZ.
Siempre he admirado las películas aparentemente sencillas, a mí me parece lo más difícil de conseguir.Pasan muchas cosas en esta película, pero te involucras tanto en sus vidas, que la película pasa en un suspiro. Y te deja una sensación cálida, de reconciliación con el género humano, pero sin sombra de cursilería ni de hipocresía. Y yo me pregunto, ¿ cómo hacían nuestros abuelos, con la vida tan dura que les tocó vivir, unas películas tan humanas y llenas de fé por el género humano, mientras nosotros, que hemos vivido una vida más fácil y regalada, hacemos un cine tan escéptico y descreído?. PARA VER UNA Y OTRA VEZ.
28 de noviembre de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ernst Lubitsch es uno de los directores que más me han marcado desde mis inicios en interesarme por el cine. Sus comedias, de una inteligencia y perfección absoluta, me dejan con la boca abierta disfrutando de esas historias en las que brillan las situaciones con equívocos y cosas que se cuentan detrás de puertas que se abren y cierran, lejos de la mirada del espectador pero muy cerca de su imaginación. Me parece un cineasta dotado con un gran sentido para la comedia y es imposible olvidar muchas de sus películas marcadas por el inevitable "toque Lubitsch".
The shop around the corner, títulada en España como "El bazar de las sorpresas", tiene muchas de las virtudes del genio de su director, con un microcosmos de personajes que trabajan en una tienda y que dan lugar a situaciones cómicas perfectamente hilvanadas bajo un tamiz de romanticismo y buenos sentimientos, propio del cine made in Hollywood de los años cuarenta.
Ni que decir tiene que James Stewart, Margaret Sullavan, Frank Morgan, Felix Bressart y el resto de los actores, están soberbios y encantadores en sus papeles que parecen hechos a la medida. Y no puedo olvidarme de un vulgar remake que se hizo hace pocos años, Tienes un e-mail, que es mejor obviar salvo para ver lo absurdo de intentar emular el espíritu de esta estupenda película.
The shop around the corner, títulada en España como "El bazar de las sorpresas", tiene muchas de las virtudes del genio de su director, con un microcosmos de personajes que trabajan en una tienda y que dan lugar a situaciones cómicas perfectamente hilvanadas bajo un tamiz de romanticismo y buenos sentimientos, propio del cine made in Hollywood de los años cuarenta.
Ni que decir tiene que James Stewart, Margaret Sullavan, Frank Morgan, Felix Bressart y el resto de los actores, están soberbios y encantadores en sus papeles que parecen hechos a la medida. Y no puedo olvidarme de un vulgar remake que se hizo hace pocos años, Tienes un e-mail, que es mejor obviar salvo para ver lo absurdo de intentar emular el espíritu de esta estupenda película.
22 de julio de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con los compliques que han tenido los nombres personales a lo largo de la historia: Que porque emigras, que porque este país ya lo tomó aquel, que porque aquí nadie sabría pronunciarlo, que por llevar tal nombre te discriminarían, que si firmas así no venderás un libro, que ese nombre ya lo lleva otro… al escritor húngaro nacido como Nicholaus Leitner (1903-1973), le tocó llamarse Nicholaus László cuando se produjo la unificación cultural del imperio austro-húngaro; Al emigrar luego hacia América en 1938, huyendo de los nazis por su extracción judía (días previos a la IIGM) le “bautizaron” Miklós László; y cuando su magnífica obra “Illatszertár” (Perfumería) -estrenada en el teatro Pest de Budapest en 1937-, fue llevada al cine en los EEUU como “The shop around the corner” (porque la perfumería se cambió por una miscelánea), apareció firmada por Nikolaus Laszlo, intentando recuperar el nombre con el que la había publicado.
Amén de los absurdos burocráticos, el nombre de Miklós László (como terminó llamándose al momento de morir) ha quedado ya en la historia por una de las más dúctiles, halagadoras y divertidas obras que se han llevado al medio cinematográfico. En su mejor estilo: Rodaje en Estudio, austeridad de medios, exquisitos diálogos aportados por el autor y por el estupendo guionista Samson Raphaelson, y con una dirección de actores de primera línea, Ernst Lubitsch nos ofrece con “EL BAZAR DE LAS SORPRESAS”, una de las más encantadoras comedias que se hayan podido hacer en el Hollywood de los años 1940.
La sutileza de Lubitsch, perceptible en la brillante manera como expresa sentimientos: Pirovitch huyendo escaleras arriba para evitar tener que mentir ante el señor Matuschek; las frases aclaratorias que buscan evitar un nuevo chisme del empleado Vadas; esa mano enguantada que busca nerviosa en un apartado la carta que no aparece; o esa figura de mujer frustrada -tomada en picado- mientras su insospechado amor secreto la observa indeciso a través del ventanal… dan cuenta de una obra brillante donde todo luce de manera fascinante y donde cada personaje está dotado de calor humano, gracia y picardía a borbotones.
Las actuaciones son inobjetables: James Stewart, magnífico como el modesto dependiente que ha alimentado la imagen del hombre romántico e ideal en la muchacha desconocida que lo trae de cabeza. Margaret Sullavan, fascinante como la chica de carácter y de apreciable gracejo, que se debate entre odiar, o amar, a ese compañero de labores con el que tanto discute. Magnífico Frank Morgan, el jefe “duro” con corazón de crema chantilly, que sabe muy bien quien es el que sabe. Y bueno, Felix Bressart, el amigo leal; Joseph Schildkraut, el empleado en bonanza; William Tracy el extrovertido Pepi Katona, y todos los demás, confluyen en un logro cinematográfico de esos que se te quedan bien dentro y que vas a querer ver una y otra vez.
Título para Latinoamérica: “LA TIENDA DE LA ESQUINA”
Amén de los absurdos burocráticos, el nombre de Miklós László (como terminó llamándose al momento de morir) ha quedado ya en la historia por una de las más dúctiles, halagadoras y divertidas obras que se han llevado al medio cinematográfico. En su mejor estilo: Rodaje en Estudio, austeridad de medios, exquisitos diálogos aportados por el autor y por el estupendo guionista Samson Raphaelson, y con una dirección de actores de primera línea, Ernst Lubitsch nos ofrece con “EL BAZAR DE LAS SORPRESAS”, una de las más encantadoras comedias que se hayan podido hacer en el Hollywood de los años 1940.
La sutileza de Lubitsch, perceptible en la brillante manera como expresa sentimientos: Pirovitch huyendo escaleras arriba para evitar tener que mentir ante el señor Matuschek; las frases aclaratorias que buscan evitar un nuevo chisme del empleado Vadas; esa mano enguantada que busca nerviosa en un apartado la carta que no aparece; o esa figura de mujer frustrada -tomada en picado- mientras su insospechado amor secreto la observa indeciso a través del ventanal… dan cuenta de una obra brillante donde todo luce de manera fascinante y donde cada personaje está dotado de calor humano, gracia y picardía a borbotones.
Las actuaciones son inobjetables: James Stewart, magnífico como el modesto dependiente que ha alimentado la imagen del hombre romántico e ideal en la muchacha desconocida que lo trae de cabeza. Margaret Sullavan, fascinante como la chica de carácter y de apreciable gracejo, que se debate entre odiar, o amar, a ese compañero de labores con el que tanto discute. Magnífico Frank Morgan, el jefe “duro” con corazón de crema chantilly, que sabe muy bien quien es el que sabe. Y bueno, Felix Bressart, el amigo leal; Joseph Schildkraut, el empleado en bonanza; William Tracy el extrovertido Pepi Katona, y todos los demás, confluyen en un logro cinematográfico de esos que se te quedan bien dentro y que vas a querer ver una y otra vez.
Título para Latinoamérica: “LA TIENDA DE LA ESQUINA”
3 de septiembre de 2007
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta comedia contiene gran variedad de temas que trata y los hace casi todos muy bien. Habla de ascensos sociales y dificultad por tener un buen trabajo y contrasta dos clases sociales bien definidas, que al final parecen darse la mano. Trata de suicidios, de lealtad, de honradez y también habla de amor. La verdad es que en este apartado se queda un poco corto en comparación con lo que entedemos por comedia romantica pero si hay y es el tema principal de la película (se agradece muchas veces que solo se sugiera),aunque podría verse un poco con mayor claridad de lo que lo hace. De todas formas es una gran película del "maestro" Lubitsch y muy recomendable. Tiene grandes momentos y su guión también es excelente.
29 de julio de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha recordado a '¡Qué bello es vivr!' por las buenas intenciones, pero, aunque esta película esta un escalón por debajo respecto a la película de Capra, me ha agradado como la película que se estrenaría seis años después con el mismo actor protagonista.
Me ha gustado que esta película se haya dividido en varias sub-tramas, además de la historia principal, y que sean interesantes ya que hace que la película no decaiga perjudicado por un bajón de la trama principal, que es la base de la película. Por ejemplo, porque esta Hugo, el dueño de la tienda, tan enfadado con Alfred, aunque yo me lo imaginaba incluso antes de que se descubriera el motivo, porque se puede adivinar si uno esta atento. Como he dicho, las sub-tramas hacen más interesante la película, además de una bonita historia principal.
También me ha gustado la labor del reparto en general, aunque destacando a James Stewart, Margaret Sullivan y a Frank Morgan (que interpreta a Hugo Matuschek, el dueño de la tienda), así como que la película es ágil narrativamente hablando y me ha parecido una película de las que hay que ver en vez en cuando para no perder esos bonitos sentimientos que podemos tener por el resto de las personas (amigos, familia o la pareja sentimental) que parecen desmoronarse en estos tiempos.
Me ha gustado que esta película se haya dividido en varias sub-tramas, además de la historia principal, y que sean interesantes ya que hace que la película no decaiga perjudicado por un bajón de la trama principal, que es la base de la película. Por ejemplo, porque esta Hugo, el dueño de la tienda, tan enfadado con Alfred, aunque yo me lo imaginaba incluso antes de que se descubriera el motivo, porque se puede adivinar si uno esta atento. Como he dicho, las sub-tramas hacen más interesante la película, además de una bonita historia principal.
También me ha gustado la labor del reparto en general, aunque destacando a James Stewart, Margaret Sullivan y a Frank Morgan (que interpreta a Hugo Matuschek, el dueño de la tienda), así como que la película es ágil narrativamente hablando y me ha parecido una película de las que hay que ver en vez en cuando para no perder esos bonitos sentimientos que podemos tener por el resto de las personas (amigos, familia o la pareja sentimental) que parecen desmoronarse en estos tiempos.
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