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Voto de Antón03:
6

Voto de Antón03:
6
5.7
1,009
25 de abril de 2025
25 de abril de 2025
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Gareth Evans se da una problemática de la que el propio director no es culpable, y es que cuando llegas o rozas las cotas más altas de un género, es difícil volver a sorprender, y eso es lo que le sucede al inglés. Con el binomio de The Raid, Evans logró entregar al espectador dos cintas que explotaron el concepto de violencia y el arte de las coreografías a un nivel al alcance de unos pocos, como por ejemplo Timo Tjahjanto en The Night Comes for Us (2018).
Con este fenómeno sobre la mesa, el inglés presenta una cinta de la mano de Netflix donde se volverá a lucir en un festival de violencia y sangre. A diferencia de las ya mencionadas The Raid, Evans opta por dotar de una espectacularidad visual propia de un videojuego al entorno de las escenas de acción, más que a una coreografía que en la mayoría de situaciones se soluciona a base de armas de fuego. Aun así, hay litros y litros de sangre, ya que es una de las cintas con mayor número de balas empleadas por persona. Y con esto no quiero decir que su componente violento sea deficiente, pero sí que lo considero inferior a sus trabajos anteriores.
Evans pretende suplir las carencias de un guion simplón con su grandísimo entendimiento de la violencia y un virtuosismo a la hora de utilizar la cámara en las escenas de acción. Este sacrificio argumental por parte del inglés no suele funcionar, pero él es consciente de su dominio para entretener a base de violencia.
Encabeza el elenco un Tom Hardy correcto y estereotipado, al que se unen caras conocidas para ser aún más caricaturizadas, hecho que sinceramente no molesta, pero que a nivel objetivo resta calidad a una cinta que no pretende ir más allá. Y es por eso mismo que esta falta de profundidad no es un inconveniente.
Para ir finalizando, su apartado técnico es peculiar, ya que no consigo comprender el uso tan exagerado de CGI, hasta para un plano de un coche por la ciudad. Algo que no tiene excesiva importancia, pero que me ha sacado de la película por unos segundos. Por otro lado, las coreografías y muertes son de esas donde la sangre sale sin criterio ninguno, pero que resultan profundamente brutales y satisfactorias. Por último, no tengo claro si eso es positivo o negativo, pero hay varios momentos en los que parece que estás jugando a la consola y no viendo una película.
Estragos (2025) es lo que es por la maestría de un director que solo sabe hacer una cosa, pero que bien la hace. Aun así, para los acérrimos de Evans se nos queda un tanto corta sabiendo de lo que es capaz este director. En definitiva, no se reinventa nada, pero te entretiene como siempre.
Con este fenómeno sobre la mesa, el inglés presenta una cinta de la mano de Netflix donde se volverá a lucir en un festival de violencia y sangre. A diferencia de las ya mencionadas The Raid, Evans opta por dotar de una espectacularidad visual propia de un videojuego al entorno de las escenas de acción, más que a una coreografía que en la mayoría de situaciones se soluciona a base de armas de fuego. Aun así, hay litros y litros de sangre, ya que es una de las cintas con mayor número de balas empleadas por persona. Y con esto no quiero decir que su componente violento sea deficiente, pero sí que lo considero inferior a sus trabajos anteriores.
Evans pretende suplir las carencias de un guion simplón con su grandísimo entendimiento de la violencia y un virtuosismo a la hora de utilizar la cámara en las escenas de acción. Este sacrificio argumental por parte del inglés no suele funcionar, pero él es consciente de su dominio para entretener a base de violencia.
Encabeza el elenco un Tom Hardy correcto y estereotipado, al que se unen caras conocidas para ser aún más caricaturizadas, hecho que sinceramente no molesta, pero que a nivel objetivo resta calidad a una cinta que no pretende ir más allá. Y es por eso mismo que esta falta de profundidad no es un inconveniente.
Para ir finalizando, su apartado técnico es peculiar, ya que no consigo comprender el uso tan exagerado de CGI, hasta para un plano de un coche por la ciudad. Algo que no tiene excesiva importancia, pero que me ha sacado de la película por unos segundos. Por otro lado, las coreografías y muertes son de esas donde la sangre sale sin criterio ninguno, pero que resultan profundamente brutales y satisfactorias. Por último, no tengo claro si eso es positivo o negativo, pero hay varios momentos en los que parece que estás jugando a la consola y no viendo una película.
Estragos (2025) es lo que es por la maestría de un director que solo sabe hacer una cosa, pero que bien la hace. Aun así, para los acérrimos de Evans se nos queda un tanto corta sabiendo de lo que es capaz este director. En definitiva, no se reinventa nada, pero te entretiene como siempre.