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Voto de Lluís:
7

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7
8.1
38,402
Intriga
A casa de dos estudiantes van llegando los invitados a una especie de fiesta de fin de curso. El invitado que más temen es su tutor y profesor, un astuto criminólogo que sostiene que el crimen perfecto no existe, aunque ellos se han propuesto demostrar lo contrario. En efecto, con su llegada crece cada vez más la tensión y el nerviosismo de los jóvenes. Y no es para menos, porque tienen un cadáver encerrado en el arcón que sirve de mesa para la cena. (FILMAFFINITY) [+]
3 de febrero de 2014
3 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo destaca la película es por desarrollarse dentro de un falso plano secuencia (falso porque al acabarse el rollo de la película hay fundidos a negro disimulados en la espalda de los protagonistas) y por las virguerías que llegan a desenvolverse y que han sido meticulosamente ideadas y bien realizadas (un plan concienzudo no puede ser solo para cometer un asesinato perfecto).
Ya solo por esto es digna de elogio pero la cosa no se queda ahí, nos encontramos con una especie de Crimen y castigo llevado al teatro, con un duelo entre dos estudiantes y su astuto profesor. Dichos estudiantes son la cara y la cruz de Raskólnikov, uno, un tanto parecido a Lord Henry Wotton de El retrato de Dorian Gray, tiene el convencimiento de que la superioridad intelectual valida el asesinato mientras que el otro, consciente de lo que ha hecho, se deja arrastrar por la culpabilidad y la presión ante la autoridad, en forma de profesor (Petróvich).
La historia de intriga en sí no tiene gran cosa, los decorados son de cartón-piedra y el asesinato inicial no es muy verosímil, así como el plan de los muchachos, pero eso es lo de menos, a Hitchcock no le importa, a nadie le importa, es un mcguffin. Se crea cierta tensión en muchos momentos, pero de lo que va esto es sobre si las teorías de Nietzche tienen razón o no.
El final, aunque libere la tensión acumulada de una película de género, no es tan arriesgado como el total de la obra, con un discurso moralizante un tanto exacerbado.
Ya solo por esto es digna de elogio pero la cosa no se queda ahí, nos encontramos con una especie de Crimen y castigo llevado al teatro, con un duelo entre dos estudiantes y su astuto profesor. Dichos estudiantes son la cara y la cruz de Raskólnikov, uno, un tanto parecido a Lord Henry Wotton de El retrato de Dorian Gray, tiene el convencimiento de que la superioridad intelectual valida el asesinato mientras que el otro, consciente de lo que ha hecho, se deja arrastrar por la culpabilidad y la presión ante la autoridad, en forma de profesor (Petróvich).
La historia de intriga en sí no tiene gran cosa, los decorados son de cartón-piedra y el asesinato inicial no es muy verosímil, así como el plan de los muchachos, pero eso es lo de menos, a Hitchcock no le importa, a nadie le importa, es un mcguffin. Se crea cierta tensión en muchos momentos, pero de lo que va esto es sobre si las teorías de Nietzche tienen razón o no.
El final, aunque libere la tensión acumulada de una película de género, no es tan arriesgado como el total de la obra, con un discurso moralizante un tanto exacerbado.