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Voto de El Golo Cine:
8

Voto de El Golo Cine:
8
6.8
17,320
25 de enero de 2025
25 de enero de 2025
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La versión de Robert Eggers destaca por sus elementos impresionistas y románticos. Es un film de una gran belleza.
Por Nicolás Bianchi
Para no pagar por los derechos literarios de Bram Stoker, autor de la novela Drácula, en los años 22 la productora Prana Film germanizó todos los nombres y locaciones de esta historia. Por este motivo, el conde se llama Orlok, Londres es reemplazada por la imaginaria ciudad alemana de Wizburg y, entre otros detalles, los Harker se llaman Hutter. Más allá de estas cuestiones, la historia es la misma.
Puntualmente, esta es la tercera versión de Nosferatu. La primera data de 1922 y fue puesta en valor mucho más tarde, ya que en su época las denuncias de plagio de la viuda de Stoker dificultaron la exhibición del film. Werner Herzog hizo su propia versión en 1979, con Klaus Kinski, Isabelle Adjani y Bruno Ganz en los papeles principales. Y ahora Eggers retoma esta historia más de 40 años después.
Ahora bien, a la hora de establecer paralelos e influencias, la Nosferatu de 2024 retoma ideas y elementos de la versión original. Además, cuenta con un aire romántico, y trágico, similar a Drácula (1992), de Francis Ford Coppola. Sin embargo, hay una diferencia central. Eggers corre a Dios del medio. El origen del monstruo, en la película de 1992, se vinculaba con las Cruzadas y con la falta de favor de la divinidad hacia uno de sus servidores, el príncipe guerrero que luego sería Drácula.
En cambio, en el film de 2024, el disparador de la historia es el deseo o el amor. Esto se presenta en la introducción, cuando Ellen (el personaje que en Drácula es Mina, interpretado por Lily Rose Depp) experimenta su primera conexión con el vampiro Orlok (Bill Skarsgard). Unos años más tarde, Thomas (Nicholas Hoult), el marido de Ellen, es enviado por la compañía inmobiliaria para la que trabaja para cerrar la compra de una propiedad a manos del conde Orlok, en Transilvania.
Tanto el primer tercio del film, que transcurre en el castillo del monstruo y sus alrededores, como el desenlace son de gran belleza. A pesar de ser una historia contada una y otra vez, Eggers logra una nueva impronta visual. Por momentos, la película parece en blanco y negro aunque nunca deja de ser en color. Los negros plomizos de la noche lucen azulados y envuelven a los personajes.
Durante el segundo acto, cobran más importancia los personajes secundarios de esta historia. Willem Dafoe y Ralph Ineson interpretan a los facultativos que ayudan a los Hutter para intentar enfrentar al vampiro. A su vez, Anna Corrin y Aaron Taylor-Johnson son los Harding, amigos íntimos de la pareja. Estos últimos dos personajes es el elemento más flojo de la película (quizás lo único que desentona).
Además, la marca del director se puede apreciar en la introducción de algunos elementos paganos. De hecho, por momentos el vampiro habla una lengua antigua. Y en esta versión las cruces cristianas no tienen gran relevancia. Las fuerzas que impulsan al monstruo vienen de otro tiempo y funcionan con otra lógica. Por su calidad y belleza, Nosferatu se inscribe dentro de las mejores interpretaciones del vampiro, tanto con el nombre Orlok como Drácula.
Se estrenó en cines, está online. Contacto: [email protected]
Por Nicolás Bianchi
Para no pagar por los derechos literarios de Bram Stoker, autor de la novela Drácula, en los años 22 la productora Prana Film germanizó todos los nombres y locaciones de esta historia. Por este motivo, el conde se llama Orlok, Londres es reemplazada por la imaginaria ciudad alemana de Wizburg y, entre otros detalles, los Harker se llaman Hutter. Más allá de estas cuestiones, la historia es la misma.
Puntualmente, esta es la tercera versión de Nosferatu. La primera data de 1922 y fue puesta en valor mucho más tarde, ya que en su época las denuncias de plagio de la viuda de Stoker dificultaron la exhibición del film. Werner Herzog hizo su propia versión en 1979, con Klaus Kinski, Isabelle Adjani y Bruno Ganz en los papeles principales. Y ahora Eggers retoma esta historia más de 40 años después.
Ahora bien, a la hora de establecer paralelos e influencias, la Nosferatu de 2024 retoma ideas y elementos de la versión original. Además, cuenta con un aire romántico, y trágico, similar a Drácula (1992), de Francis Ford Coppola. Sin embargo, hay una diferencia central. Eggers corre a Dios del medio. El origen del monstruo, en la película de 1992, se vinculaba con las Cruzadas y con la falta de favor de la divinidad hacia uno de sus servidores, el príncipe guerrero que luego sería Drácula.
En cambio, en el film de 2024, el disparador de la historia es el deseo o el amor. Esto se presenta en la introducción, cuando Ellen (el personaje que en Drácula es Mina, interpretado por Lily Rose Depp) experimenta su primera conexión con el vampiro Orlok (Bill Skarsgard). Unos años más tarde, Thomas (Nicholas Hoult), el marido de Ellen, es enviado por la compañía inmobiliaria para la que trabaja para cerrar la compra de una propiedad a manos del conde Orlok, en Transilvania.
Tanto el primer tercio del film, que transcurre en el castillo del monstruo y sus alrededores, como el desenlace son de gran belleza. A pesar de ser una historia contada una y otra vez, Eggers logra una nueva impronta visual. Por momentos, la película parece en blanco y negro aunque nunca deja de ser en color. Los negros plomizos de la noche lucen azulados y envuelven a los personajes.
Durante el segundo acto, cobran más importancia los personajes secundarios de esta historia. Willem Dafoe y Ralph Ineson interpretan a los facultativos que ayudan a los Hutter para intentar enfrentar al vampiro. A su vez, Anna Corrin y Aaron Taylor-Johnson son los Harding, amigos íntimos de la pareja. Estos últimos dos personajes es el elemento más flojo de la película (quizás lo único que desentona).
Además, la marca del director se puede apreciar en la introducción de algunos elementos paganos. De hecho, por momentos el vampiro habla una lengua antigua. Y en esta versión las cruces cristianas no tienen gran relevancia. Las fuerzas que impulsan al monstruo vienen de otro tiempo y funcionan con otra lógica. Por su calidad y belleza, Nosferatu se inscribe dentro de las mejores interpretaciones del vampiro, tanto con el nombre Orlok como Drácula.
Se estrenó en cines, está online. Contacto: [email protected]