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Voto de DavidCarideS:
8

Voto de DavidCarideS:
8
7.6
19,685
Serie de TV. Drama. Thriller
Miniserie de TV. 4 episodios. El mundo de una familia se pone patas arriba cuando Jamie Miller, de 13 años, es arrestado y acusado de asesinar a una compañera de clase. Los cargos contra su hijo les obliga a enfrentarse a la peor pesadilla de cualquier padre.
25 de marzo de 2025
25 de marzo de 2025
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un prodigio técnico. Cuatro episodios. Cuatro planos secuencia. Una elección narrativa perfecta. Cada episodio maneja una serie de elementos que funcionan a nivel simbólico y que son lo suficientemente ambiguos como para que el espectador piense e interprete. No son planos secuencia que busquen una impronta, una imagen o un cuadro. No hay filigranas ni excesivos bailes de cámara. Lo que propone la serie está mucho más cerca de un videojuego FPS o un walking simulator. Propone un habitar.
No hay intriga. No hay trama de tres actos. Hay una excusa: un asesinato, y un epicentro de conflicto sobre el que se desarrollan todas las secuencias: el asesino es un niño de 12 años. No importa la historia, sino lo que sienten los personajes. Como tragedia, es coral, porque sólo la tragedia puede ser coral. En tanto exista un Otro que sienta y padezca como tú, no existirá forma alguna de ver nunca a través de sus ojos, a excepción de en la ficción, en la que podemos vivir en ella, durante un rato, como si fuese real. Acompañaremos así en tiempo real a personajes de todos los estratos de la sociedad en cuatro escenas de apenas una hora.
La coralidad incluso se muestra en los escenarios. La acción se sitúa en las instituciones que levantan los pilares de la vida pública: la policía como cuerpo de contención a la violencia, que devuelve esa propia violencia; el colegio como centro de desconexión entre profesores y alumnos; los servicios de salud, incapaces de atender a las necesidades de la población; y la familia como espejo de una sociedad descompuesta por la desinformación y la incomunicación.
Parece un viaje introspectivo al corazón de la sociedad, en una época con un enorme bombardeo de narrativas en redes sociales, llenas de símbolos a colorear a gusto, donde cada usuario parece darle relevancia a su propia historia, y con ello, a sí mismo. Nunca, sin embargo, hemos estado más desconectados los unos de los otros.
No hay intriga. No hay trama de tres actos. Hay una excusa: un asesinato, y un epicentro de conflicto sobre el que se desarrollan todas las secuencias: el asesino es un niño de 12 años. No importa la historia, sino lo que sienten los personajes. Como tragedia, es coral, porque sólo la tragedia puede ser coral. En tanto exista un Otro que sienta y padezca como tú, no existirá forma alguna de ver nunca a través de sus ojos, a excepción de en la ficción, en la que podemos vivir en ella, durante un rato, como si fuese real. Acompañaremos así en tiempo real a personajes de todos los estratos de la sociedad en cuatro escenas de apenas una hora.
La coralidad incluso se muestra en los escenarios. La acción se sitúa en las instituciones que levantan los pilares de la vida pública: la policía como cuerpo de contención a la violencia, que devuelve esa propia violencia; el colegio como centro de desconexión entre profesores y alumnos; los servicios de salud, incapaces de atender a las necesidades de la población; y la familia como espejo de una sociedad descompuesta por la desinformación y la incomunicación.
Parece un viaje introspectivo al corazón de la sociedad, en una época con un enorme bombardeo de narrativas en redes sociales, llenas de símbolos a colorear a gusto, donde cada usuario parece darle relevancia a su propia historia, y con ello, a sí mismo. Nunca, sin embargo, hemos estado más desconectados los unos de los otros.