Siempre me han gustado las películas de Superhéroes. Ya sean geniales o no tan buenas, me encantan por ese espíritu heroico-protector-salvador que distingue a su personaje principal.

Pero ayer vi Thor, y me pareció más una película de un hombre extraterrestre que tiene que empezar una nueva vida en la Tierra, que otra cosa.

110 minutos de película de los cuales 85 (el 77%), te pasas viendo al supuesto Superhéroe con camisas de cuadros, vaqueros, y sin vender una escoba. ¡Ah! ¡y hasta te prepara el desayuno!

Vale que sea la primera película, la introducción, el empezar, el comienzo, el origen de la historia, no sé, lo que sea. Pero que sólo se vea al verdadero Superhéroe, en los 10 primeros y 15 últimos minutos. Para eso, habría valido la pena haberla hecho mucho más corta.

Ninguna actuación destacable. Sí la excesiva actitud desenfadada y despreocupada de Chris Hemsworth,que no parece tomarse muy en serio su papel (profesional) de dios del Trueno. Quizá culpa de ello, es que el argumento se centra demasiado en su vida en la Tierra. Dando así la sensación que se le ha olvidado quién es y que se encuentra encantando y enamorado en su nueva vida de mortal.

En fin, esperemos que la reciente secuela sea mejor y tenga más emoción y gancho. (Aunque no iré al cine a verla).