Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with Alberto M Laguía
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Críticas favoritas elegidas por Alberto M Laguía
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Alberto M Laguía:
6

Voto de Alberto M Laguía:
6
7.4
56,870
Intriga. Cine negro. Drama
Una mañana, Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), después de visitar a su padre en el hospital, encuentra entre unos arbustos una oreja humana. La guarda en una bolsa de papel y la lleva a la comisaría de policía, donde le atiende el detective Williams (George Dickerson), que es vecino suyo. Comienza así una misteriosa intriga que desvelará extraños sucesos acontecidos en una pequeña localidad de Carolina del Norte. (FILMAFFINITY)
27 de marzo de 2025
27 de marzo de 2025
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica no va a gustar a los fans de David Lynch. Y eso que le he puesto un 6, que es casi una ovación para el tono que me dispongo a adoptar. Es más, sospecho que solo voy a obtener el beneplácito de Boyero, con quien cada vez comparto más puntos de vista. Pero qué queréis que os diga: si él tilda a Lynch de vendemotos, yo empiezo a verle cada vez más la matrícula al vehículo.
He visto seis de las diez películas del director (más su serie icónica), y salvo, claramente, a “Twin Peaks” y a “El hombre elefante” —casualmente, la menos lynchiana de todas—. Después hay un par que me parecen mediocres, como “Una historia verdadera”, la que nos ocupa… y si me apuráis “Carretera perdida”. Y el resto, directamente no puedo con ellas. Incluida “Mulholland Drive”, sí, esa que muchos consideran una obra maestra y que a mí me resultó una sesión de hipnosis fallida con pretensiones de tesis doctoral.
Pero vayamos a “Terciopelo azul”.
La historia arranca cuando Jeffrey (Kyle MacLachlan) encuentra una oreja humana en el césped. A partir de ahí, decide convertirse en detective amateur con la ayuda de Sandy (Laura Dern), una chica de sonrisa ingenua. La investigación los lleva a Dorothy Vallens (Isabella Rossellini), una cantante atormentada con un armario lleno de traumas y amantes violentos, entre ellos Frank Booth (Dennis Hopper), un tipo que combina inhaladores de óxido nitroso con arrebatos psicóticos. Todo esto ocurre en un pueblito de postal donde se esconde, cómo no, el lado más oscuro del alma humana. El origen de Laura Palmer.
Es cierto que “Terciopelo azul” tiene una narrativa más lineal que otros delirios lynchianos, así que no puedo decir que mi desafección venga por no entender símbolos, sueños o rupturas del lenguaje cinematográfico. Ese es, admito, un rasgo distintivo del director que puede gustar o no (a mí no, pero eso es subjetivo). Lo que no es tan debatible —o sí, pero me da igual— es el montaje rudimentario que se gasta el director.
Transiciones de PowerPoint mediante fundidos a negro, cortes de escenas abruptos incluso echándole la tijera a la música, escenas insertadas sin lógica para tapar huecos (ese momento en que reaparece el padre enfermo -claro Lynch, en “postpo” te diste cuenta que habías olvidado de él, ¿no?- durante diez segundos en los que no pasa absolutamente nada, y fundido de nuevo a otra cosa). Seguro que alguien dirá que es “deliberado”, pero francamente, su montaje me parece tosco y descuidado.
Y en serio: ¿alguien me puede explicar qué tiene de “película de culto”? Empiezo a pensar que Lynch debería estar compartiendo estantería con Tommy Wiseau y Ed Wood: incomprendidos, sí… pero quizá por buenas razones. No digo que estén en el mismo nivel, pero algo de esa fascinación por lo bizarro, comparte.
Y hablando de cosas que no entiendo: Isabella Rossellini. ¿Su fama se debe a su apellido? ¿A sus exmaridos (Scorsese, Oldman, Lynch)? ¿A que es hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini? Porque sinceramente, sigo esperando que alguien me señale un papel en el que destaque más allá de su árbol genealógico. Y ya que estamos, si alguien me puede justificar su reciente nominación al Oscar por sus cinco minutos descafeinados en “Cónclave”, también se lo agradeceré.
Las actuaciones, en general, tampoco ayudan a elevar el conjunto. Son, siendo generoso, normales… exceptuando a Laura Dern y Dennis Hopper, pero en el mal sentido. A ambos los tenía en bastante buena consideración antes de ver esta película. Prefiero mil veces a la Dern abogada en “Historia de un matrimonio”, incluso con su vena de acción desatada corriendo ante el T-Rex, que a esta Sandy de sonrisita constante y mirada perdida. Y Hopper… por Dios, ¿qué te pasó, amigo? Venías de “Apocalypse Now”, y aquí pareces una parodia involuntaria de villano de dibujos animados, entre gritos, jadeos, inhaladores y palabrotas. Si esto es uno de los grandes papeles de su carrera, yo ya no entiendo nada.
En fin. “Terciopelo azul” será muchas cosas: arriesgada, diferente, perturbadora. Pero al menos para mí, es mediocre, que no mala. Y casi a ciencia cierta, diría que Boyero estará de acuerdo.
He visto seis de las diez películas del director (más su serie icónica), y salvo, claramente, a “Twin Peaks” y a “El hombre elefante” —casualmente, la menos lynchiana de todas—. Después hay un par que me parecen mediocres, como “Una historia verdadera”, la que nos ocupa… y si me apuráis “Carretera perdida”. Y el resto, directamente no puedo con ellas. Incluida “Mulholland Drive”, sí, esa que muchos consideran una obra maestra y que a mí me resultó una sesión de hipnosis fallida con pretensiones de tesis doctoral.
Pero vayamos a “Terciopelo azul”.
La historia arranca cuando Jeffrey (Kyle MacLachlan) encuentra una oreja humana en el césped. A partir de ahí, decide convertirse en detective amateur con la ayuda de Sandy (Laura Dern), una chica de sonrisa ingenua. La investigación los lleva a Dorothy Vallens (Isabella Rossellini), una cantante atormentada con un armario lleno de traumas y amantes violentos, entre ellos Frank Booth (Dennis Hopper), un tipo que combina inhaladores de óxido nitroso con arrebatos psicóticos. Todo esto ocurre en un pueblito de postal donde se esconde, cómo no, el lado más oscuro del alma humana. El origen de Laura Palmer.
Es cierto que “Terciopelo azul” tiene una narrativa más lineal que otros delirios lynchianos, así que no puedo decir que mi desafección venga por no entender símbolos, sueños o rupturas del lenguaje cinematográfico. Ese es, admito, un rasgo distintivo del director que puede gustar o no (a mí no, pero eso es subjetivo). Lo que no es tan debatible —o sí, pero me da igual— es el montaje rudimentario que se gasta el director.
Transiciones de PowerPoint mediante fundidos a negro, cortes de escenas abruptos incluso echándole la tijera a la música, escenas insertadas sin lógica para tapar huecos (ese momento en que reaparece el padre enfermo -claro Lynch, en “postpo” te diste cuenta que habías olvidado de él, ¿no?- durante diez segundos en los que no pasa absolutamente nada, y fundido de nuevo a otra cosa). Seguro que alguien dirá que es “deliberado”, pero francamente, su montaje me parece tosco y descuidado.
Y en serio: ¿alguien me puede explicar qué tiene de “película de culto”? Empiezo a pensar que Lynch debería estar compartiendo estantería con Tommy Wiseau y Ed Wood: incomprendidos, sí… pero quizá por buenas razones. No digo que estén en el mismo nivel, pero algo de esa fascinación por lo bizarro, comparte.
Y hablando de cosas que no entiendo: Isabella Rossellini. ¿Su fama se debe a su apellido? ¿A sus exmaridos (Scorsese, Oldman, Lynch)? ¿A que es hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini? Porque sinceramente, sigo esperando que alguien me señale un papel en el que destaque más allá de su árbol genealógico. Y ya que estamos, si alguien me puede justificar su reciente nominación al Oscar por sus cinco minutos descafeinados en “Cónclave”, también se lo agradeceré.
Las actuaciones, en general, tampoco ayudan a elevar el conjunto. Son, siendo generoso, normales… exceptuando a Laura Dern y Dennis Hopper, pero en el mal sentido. A ambos los tenía en bastante buena consideración antes de ver esta película. Prefiero mil veces a la Dern abogada en “Historia de un matrimonio”, incluso con su vena de acción desatada corriendo ante el T-Rex, que a esta Sandy de sonrisita constante y mirada perdida. Y Hopper… por Dios, ¿qué te pasó, amigo? Venías de “Apocalypse Now”, y aquí pareces una parodia involuntaria de villano de dibujos animados, entre gritos, jadeos, inhaladores y palabrotas. Si esto es uno de los grandes papeles de su carrera, yo ya no entiendo nada.
En fin. “Terciopelo azul” será muchas cosas: arriesgada, diferente, perturbadora. Pero al menos para mí, es mediocre, que no mala. Y casi a ciencia cierta, diría que Boyero estará de acuerdo.