La película está a mitad entre una peli de ladrones de guante blanco y asesinos a sueldo, aunque es un poco engañosa porque es más violenta de lo que al principio se presentía. Al final, la mezcla de géneros creo que le perjudica. En interiores, al principio, hay planos muy cerrados, que ya dan una idea de película menor que no presta atención al detalle, todo está enfocado en las secuencias de acción, más que aceptables, pero el guión y los personajes también deben ser parte importante.

Lo que más destaco, sin duda ninguna, aparte del rodaje de los exteriores, es la actriz protagonista, Zoé Marchal, que tiene una química especial con la pantalla y que si tiene suerte hará una gran carrera internacional fuera de su Francia natal. Quizá por ella la película me parece más llevadera, porque la verdad es que es un quiero y no puedo. Las escenas de acción están muy bien rodadas, incluídas las de coches. Tiroteos, explosiones, todo mola.

En cuanto al ritmo no hay pega, es dinámico. Creo que hay un cierto intento de emparentarla con la serie “Lupin”, incluso la banda sonora me la recuerda. Pero a la hora de presentarnos a los personajes, soy incapaz de empatizar con ellos, quizá algo más con Nora, aunque su historia de amor está también cogida un poco con pinzas, con niña incluída.
“Llevamos cuatro años juntos. Nunca nos han pillado. Somos una familia”. Prácticamente con esa frase se presentan los protagonistas. Le falta mucho por ahí.

El villano de turno,  Franck Gastambide, da cierto respeto, y mejora la peli, pero el resultado global no da para una buena película. Me parece entretenida, acción para pasar el rato con hoteles de lujo, persecución de coches, muertes, y unos 97 minutos de nuevo acertados. Suerte que no la alargaron.

La trama sigue a Nora (Zoé Marchal), una joven aparcacoches que, junto a sus amigos y colegas Zoé (Chilla), Steve (Bosh) y Prestance (Alassane Diong), trabaja de día en un hotel de lujo atendiendo a una clientela adinerada. Sin embargo, en sus horas libres, este grupo se transforma en una banda de ladrones expertos que roban a los ricos que se alojan en el hotel, enfocándose en aquellos cuyos "pecados" conocen gracias a su posición privilegiada como empleados.

El ritmo es desigual. Mientras las escenas de acción mantienen al espectador enganchado, los momentos de desarrollo de personajes se sienten superficiales.

Zoé Marchal como Nora es el corazón emocional de la película, especialmente cuando la trama vira hacia la venganza tras descubrir un crimen cometido por un huésped del hotel.

Franck Gastambide, interpretando al antagonista Elías, representa una amenaza creíble, aunque su personaje carece de matices más allá de su rol de "villano implacable".

Carjackers juega con la idea de que los protagonistas roban a quienes "lo merecen". La película podría haber explorado más a fondo las motivaciones de los Carjackers o el impacto de sus acciones, pero opta por mantenerse en la superficie.

Es un filme disfrutable para quienes buscan entretenimiento ligero y persecuciones automovilísticas, pero no logra trascender como un thriller memorable.