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Descuida, yo te cuido

Thriller. Drama. Comedia Marla Grayson (Rosamund Pike) no tiene escrúpulos a la hora de beneficiarse de los demás. Después de haberse aprovechado de docenas de jubilados como tutora legal, ella y su compañera Fran (Eiza González) ven a Jennifer Peterson (Dianne Wiest) como la nueva víctima: una gallina de los huevos de oro a la que pueden desplumar fácilmente. Pero mientras intentan llevar a cabo su plan, Marla y Fran descubren que la señora Peterson no es lo ... [+]
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Críticas 74
Críticas ordenadas por utilidad
5 de noviembre de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Estado es el mal absoluto, y este tiene cada vez más poder en Occidente (nos tratan como a ganado, a las pruebas tan cercanas, no solo peliculeras, me remito), sus tentáculos espeluznantes llegan ya a todos nosotros, a todas nuestras casas y moradas, con mano de hierro, la judicatura, la medicina, los servicios sociales, la prensa, todo sus brazos armados aterradores atienden a un único fin, sea, el de destruir al ciudadano medio, es decir, matarlo fríamente tras previamente haberle expoliado a modo, toda su sangre chupado chorreado. El Estado es el terror, el horror.
Y la única forma de hacerle frente, plantarle cara o combatirle es utilizando sus propias armas (de destrucción invasiva), terrorismo, masivo, sadismo, crimen, caos, amenaza, extorsión, tortura, saqueo, empate a cero. Hermanos de leche, y de sangre, son lo mismo, el espanto y el dolor, iguales collares y perros.
La película tiene dos o tres ratos buenos, de unos cinco minutos cada uno como mucho, repartidos entre el principio, justo, el final, sí, y en el medio intermitentemente, el resto es metralla, morralla, basura, de la peor, hiede, infecta, la suma abyecta de una serie indecible de atropellos a la razón, el sentido, el honor, el humor, la inteligencia, la realidad, el buen gusto, el criterio y todo lo demás del pobre santo espectador, violación, un asalto, nunca mejor dicho, a mano armada, nada de guante blanco, estupro.
El lobo de Wall Street. Todo por un sueño. Fargo (la serie, seguramente la tercera temporada). Perdida de Fincher.
Leones por corderos. Una puta leona. Depredador(es).
(Spoiler aquí mismo por falta de espacio más abajo)
- Vamos a ver, la madre mafiosa rusa de un mafioso ruso que se comporta ante un secuestro, en su propia casa, como una pánfila atontada ahí me las den todas, hagan conmigo lo que quieran, señoras mías, sí, me lo creo, sin llamar a nadie ni plantear presentar ningún tipo de mínima resistencia, de acuerdo.
- Es evidente que la democracia en Occidente está basada en la injusticia y la humillación, en reírse lo más claramente posible en la cara del votante y/o pagador de impuestos, cuanto más llamativa sea la afrenta más potente es el sistema, más progresa o avanza esa nación o patria, es más respetada y admirada allende sus fronteras, más empática y resiliente, con mayores valores y derechos (humanos y animales, faltaron las plantas y los minerales, tutti) que llegan a todas partes, se extienden, propagan, hermanos, más fe del carbonero tiene para con ella el creyente contribuyente, esto funciona, se dice admirado entre dientes, marcha, vivimos en el mejor de los mundos posibles, el cielo es el límite, lo noto, lo siento, lo palpo, claro, por supuesto, pero no tan a las bravas como aquí está expuesto, con un poquito, tampoco mucho, cada vez menos, de disimulo, o no, mejor dicho, con más tiempo, tiento, no van tan a prisa, se lo toman con calma chicha, chapuza, (no) se estresan, tampoco son tan sensacionalistas, espectaculares o entretenidos, qué va, son mucho más lentos, aburridos y desganados, al fin y al cabo lo hacen por tu bien, para qué esforzarse o agobiarse tanto, todo llegará, no se preocupen, no se me adelanten, saben perfectamente que ya tú iras corriendo perdiendo el culo a donde ellos pastan pidiéndoles sopitas, que te aprieten más las cadenas y las tuercas las bielas que las notas algo sueltas últimamente, que chirrías, que ya no engrasas, crujes por las noches, necesitas tres en uno, aceite, acicate.
- A la amiguita la meten una somanta hondonada de como panes hostias, tremenda golpiza, en toda la guapa cara, sangra como una gorrina, todo perdido lo deja, no hay derecho, es sucia, no limpia, así que pasa las horas tan ricamente muertas tanto mientras y perdiendo la vida a cada segundo, no hay esperanza ni salida ninguna, fin de la cita y de la fiesta, llega la otra y... venga, tirita y lista, levántate y anda, maja, jajaja.
- La tiran drogada dormida al río, al patos agua y... saltándose todas las leyes de la física, de la navegación, de la náutica, de la naturaleza, del submarinismo, de la locomoción, locomía, de la apnea y de la capea, y meándose en arquímedes y todos los pascales y los santos de la iglesia, en Poseidón y Neptuno, en los salmonetes contra la corriente, en las truchas y toda la sagrada pesca (con mosca, no de la otra, pezqueñines, no, gracias), y... sale..., flota, nadea, jajaja.
- Por no hablar de...
Al final el karma, dios, el diablo, la justicia divina poética y el sursum corda hacen lo suyo, su trabajo u oficio, todos juntos, en comandita, y al hoyo, la maté porque no era mía, porque tenía la cabrona del demonio vagina.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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19 de febrero de 2021
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
I Care a Lot (2020) es una comedia negra dirigida por J Blakeson que se inicia con cierta ambigüedad moral alrededor de una abogada despiadada y ambiciosa que oficia de tutora legal de ancianos que sufren demencia. Con Rosamund Pike y Peter Dinklage.

Por Nicolás Bianchi

Con un planteo muy superior a su resolución I Care a Lot logra confundir al espectador en un juego de víctimas y victimarios que se despliega en torno a algunos temas no del todo resueltos por la sociedad occidental. El cuidado de los adultos mayores, la incumbencia del Estado en esas vidas y la posibilidad de convertir todo en un negocio millonario son las puntas alrededor de las cuales la película comienza a desentrañar su nudo.

Marla Grayson (Pike) es una abogada avocada a tutelar ancianos incapaces. Se presenta a sí misma como una leonesa en un ambiente en el que las opciones se reducen a ser predador o presa. Desmedidamente ambiciosa y ruin, Marla detecta en connivencia con médicos a potenciales casos de demencia en ancianos de cierto poder adquisitivo y escasos vínculos familiares. Por medio de una actuación convincente frente a la justicia de familia logra ser designada como tutora legal de aquellos que son declarados incapaces, a quienes interna en asilos geriátricos mientras comienza a controlar sus bienes y desguazar sus patrimonios.

La operatoria que al principio puede ser un tanto confusa es mejor resuelta por Blakeson cuando a través de un montaje a modo de video clip se presenta a un caso testigo. Jennifer Peterson (Dianne West) se le presenta a Marla y a su socia y novia Fran (Eiza González) como una ‘cereza’. Al tratarse, supuestamente, de una mujer de negocios retirada sin familia tienen la oportunidad de hacerse con un gran botín. Marla se presenta por su propia voluntad ante la corte que le da la razón. Luego con la orden judicial visita a Jennifer, le informa de su situación y rápidamente hace llevarla a un geriátrico donde la incomunican. Mientras tanto Marla pone en venta su casa, revisa sus cuentas bancarias y hurga en búsqueda de las joyas de su patrimonio.

Desde un principio hay un contraste entre cómo se presenta a sí mismo el personaje principal y lo que hace. Marla es independiente, ambiciosa, determinada y puntillosa con su trabajo. Es agredida por un hombre que la escupe por haber internado a su madre. Marla lo enfrenta y lo amenaza. Es temeraria. El miedo nunca la atraviesa. No necesita a los hombres más que para engañarlos, como hace repetidamente con el juez que una y otra vez falla a su favor.

Pero comete un error, ya que Jennifer no es la dulce y desvalida anciana que aparenta sino la madre de un capo mafia interpretado por el genial Peter Dinklage, quien hará todo lo posible para recuperarla. En la mejor escena de la película el abogado Dean (Chris Messina), enviado por el capo criminal, intenta convencer a Marla de que ceda el control sobre Jennifer. El diálogo entre ambos abogados es tenso, gracioso y burlón para con la jerga con la que suelen expresarse estos personajes.

Hasta aquí I Care a Lot es una comedia ácida que pone en discusión el rol del Estado, el cuidado o abandono de los adultos mayores, el poder de los abogados y también cierta ambición desmedida, ya que el objetivo central de Jennifer es ser rica, condición a la que la protagonista le otorga un valor absoluto. A mitad de sus 120 minutos, que podrían haber sido menos, la película pierde el tono, se convierte en un relato más policial o de acción. En definitiva se vuelve torpe hasta un final atolondrado que sirve para balancear esas ambigüedades morales que se habían presentado desde un principio. A los predadores y las presas se añaden los cazadores.
El Golo Cine
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16 de abril de 2021
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar del excelente personaje protagonista, y la actuación de Pike, y una trama original, la excesiva "caraturización" de algunos personajes y situaciones (seguramente buscadas para darle el toque de comedia negra), me sacarón de una buena película que pensaba iba a disfrutar más. Una pena.
travis bickle
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27 de abril de 2021
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Idea original y maquiavélica, con buena intriga que consigue atraer la atención, pero que lo estropea con el desenlace final nada verosímil y con situaciones incomprensibles.

Mara Crayson ( Rosamund Pike) no tiene escrúpulos a la hora de aprovecharse de personas de avanzada edad, incluso ha creado una empresa para tal fin con su colaboradora y compañera sentimental Fran ( Eiza Gonzalez). Se les presenta un nuevo objetivo Jennifer Peterson ( Dianne Wiest) que reune los requisitos ideales para que Mara la tutele, adinerada y sin familia. Pero hasta la personas más insospechada tiene un pasado oscuro y pasajes de su vida que ocultar.

Rosamund interpreta de manera brillante el papel de villana, igualmente sobresale Dianne Wiest.
El guión no tiene continuidad en el devenir lógico de los acontecimientos, con el único objetivo de salvar al personaje de Mara. Un final más de cine negro hubiera sido la guinda natural a toda la trama, no hay que buscar dar giros inesperados a toda costa cuando se llega al desenlace final, para buscar una mayor emotividad, un mayor impacto, etc. porque si la película es sólida, te la puedes cargar y en este caso ha estado cerca de hacerlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jesús
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30 de agosto de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la amalgama de thriller y comedia negra que propone no funciona del todo, "I Care a Lot" es una apuesta interesante y, a su modo, valiente; más aún habida cuenta del apoltronamiento generalizado en que vegeta la industria audiovisual desde el "boom" de las plataformas de contenidos.
Efectivamente, el problema de "I Care a Lot" estriba en que sus responsables nunca acaban de encontrar el tono adecuado a la historia que aspiran a contar. Ello se debe a que a su vertiente cómica le falta sentido del humor y enjundia a la de suspense, sumiendo al espectador en una desalentadora atonía. Una cosa es no saber si reír o comerte las uñas hasta la cutícula y otra bien distinta que no te entren ganas de hacer nada de lo anterior.
Con todo, atraviesa la película una dolorosa reflexión en torno a las contradicciones de ese neoliberalismo implacable que ha colonizado el "American Way of Life" y amenaza con irradiar a nuestras sociedades otrora del bienestar. Entre ellas, la privatización de los servicios sociales, terreno abonado para corruptelas como la que vertebra la trama, por muchas protestas de lo contrario que hagan sus apologetas. A tal respecto, el arranque es una maravilla kafkiana que —insisto— no encuentra continuidad en el resto del metraje, o no con el nervio que tan corrosivo planteamiento demandaba.
El reparto sí raya a gran altura. Lo encabeza una gélida Rosamund Pike, con cuya mirada impertérrita sólo rivaliza esa sonrisa psicopática suya, también única. Definitivamente, no quisiera enzarzarme en una discusión con ella, siquiera por dirimir a quién la toca recoger la colada. Le da réplica un Peter Dinklage como siempre soberbio. Tanto es así, que se echa de menos mayor presencia del genial actor, y que su insólito personaje, un peligrosísimo mafioso ruso, estuviera algo menos encorsetado. En cualquier caso, un poco de Dinklage es mucho. Extraordinaria asimismo se muestra la veterana —y doblemente oscarizada— Dianne Wiest en el papel de equívoca ancianita indefensa.
Carorpar
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