Los fantasmas de ScroogeAnimación
6.2
11,174
Animación. Fantástico. Drama. Infantil
Ebenezer Scrooge (Jim Carrey) es un personaje malhumorado y gruñón que trata con desprecio y malos modales a su fiel empleado Bob Cratchit (Gary Oldman) y a su alegre sobrino (Colin Firth). Pero, cuando el espíritu de las Navidades pasadas, presentes y futuras lo arrastra a un viaje durante el cual descubre verdades que siempre se ha negado a ver, el corazón del viejo avaro se ilumina y se da cuenta de que debe actuar inmediatamente ... [+]
23 de agosto de 2011
23 de agosto de 2011
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fiel a Dickens y fiel a Disney. Las dos cosas son tan ciertas como incompatibles.
Más que una adaptación es el texto original, prácticamente tal cual. Pero lo de Dickens era un cuento gótico ambientado en Navidad y lo de Zemeckis es un cuento navideño de Disney, visto hasta la saciedad.
El problema no es el fondo, sino la forma:
No sé si en una peli de éstas se puede hablar de movimientos de cámara, pero el caso es que las secuencias giran bruscamente sobre sí mismas, como si bailasen el vals. Qué mareo. Yo me cago en las 3D.
Al fantasma de las navidades pasadas dan ganas de escupirle, a ver si se le apaga la llamita. Y esos susurros… Insoportable.
El fantasma de las navidades presentes es una mezcla entre anuncio de turrón de Suchard y papá Noel de centro comercial de extrarradio. A este dan ganas de pegarle un puñetazo, a ver si se calla. Qué horterada de fantasma. Qué molesto.
Parece que Scrooge, en vez de estar presente en las diferentes secuencias temporales, las esté viendo en una tele de plasma. Queda raro.
El fantasma de las navidades futuras no es gran cosa, pero sin duda es lo mejor. Mucha imaginación no le han puesto al diseño, gracias a Dios.
A Gary Oldman no se le veía tan feo desde Drácula.
Más que una adaptación es el texto original, prácticamente tal cual. Pero lo de Dickens era un cuento gótico ambientado en Navidad y lo de Zemeckis es un cuento navideño de Disney, visto hasta la saciedad.
El problema no es el fondo, sino la forma:
No sé si en una peli de éstas se puede hablar de movimientos de cámara, pero el caso es que las secuencias giran bruscamente sobre sí mismas, como si bailasen el vals. Qué mareo. Yo me cago en las 3D.
Al fantasma de las navidades pasadas dan ganas de escupirle, a ver si se le apaga la llamita. Y esos susurros… Insoportable.
El fantasma de las navidades presentes es una mezcla entre anuncio de turrón de Suchard y papá Noel de centro comercial de extrarradio. A este dan ganas de pegarle un puñetazo, a ver si se calla. Qué horterada de fantasma. Qué molesto.
Parece que Scrooge, en vez de estar presente en las diferentes secuencias temporales, las esté viendo en una tele de plasma. Queda raro.
El fantasma de las navidades futuras no es gran cosa, pero sin duda es lo mejor. Mucha imaginación no le han puesto al diseño, gracias a Dios.
A Gary Oldman no se le veía tan feo desde Drácula.
30 de noviembre de 2009
30 de noviembre de 2009
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es una nueva adaptación cinematográfica de una de las obras literarias con más versiones adaptadas para la pantalla grande: “Un Cuento de Navidad” de Charles Dickens, generada y publicada en la Inglaterra victoriana del año 1843.
El cuento narra el arrepentimiento de Scrooge, un inconmovible anciano avaro, durante la víspera de Navidad, en la que recibe la visita de tres fantasmas que representan su pasado, su presente y su futuro. La versión de Zemeckis le agrega travellings y secuencias en las que (con guiños a ET y a Peter Pan) se vuela sobre los tejados y las calles nevadas del viejo Londres, con las interesantes sensaciones que permite el efecto 3D: se participa de la caída de la nieve, de la lectura de textos suspendidos y del cercano movimiento de los personajes que salen de la pantalla.
Hace ya unos cuantos años, el cineasta Robert Zemeckis, quien dirigió la saga de “Regreso al futuro” había declarado que el cuento de Dickens era una de sus historias favoritas de viajes en el tiempo. Como en algunos trabajos de Tim Burton, Zemeckis aprovecha el avance de la tecnología unida a lo artesanal, para realizar su propia versión, adaptada formalmente a los tiempos modernos.
La película tiene el tono de la historia original (lóbrego, gótico y oscuro), realzado por los mencionados efectos tridimensionales.
Como lo hizo en 2004 con “El Expreso Polar”, Zemeckis utiliza la tecnología de capture motion o stop motion, consistente en filmar primero el movimiento de los actores y luego colocarlo en escenarios con objetos creados en forma digital, lo que asemeja el rodaje más al teatro que al cine, pero logrando efectos expresivamente diferentes.
Las cualidades esenciales de la obra de Dickens son: la ternura, la denuncia social y la exaltación de la Navidad como una oportunidad de redención. El guión traduce la pobreza de enormes masas sociales desplazadas, tanto directa como alegóricamente. La hace aparecer en las estremecedoras garras que asoman debajo de la corporización del fantasma del Presente. Éste es un gigante de sensualidad desbordante pero efímera. Cuando está a punto de desaparecer, apremiado por el tiempo, emergen bajo su túnica dos niños espectrales que representan a la Ignorancia y la Indigencia. El miserable avaro Ebenezer Scrooge es uno de esos personajes inolvidables de la literatura universal por sus resonancias negativas, la oscuridad de su alma desafiante y un espíritu atormentado, que finalmente puede ser conmovido y hacer entrar la luz en su vida.
La lectura que la película hace del relato de Dickens conserva lo esencial del original. “Los fantasmas de Scrooge” es entretenimiento para todos los públicos, aunque su tono oscuro -acentuado por el efecto 3D- pueda asustar a los más pequeños, por lo que no es recomendable para menores de diez.
El cuento narra el arrepentimiento de Scrooge, un inconmovible anciano avaro, durante la víspera de Navidad, en la que recibe la visita de tres fantasmas que representan su pasado, su presente y su futuro. La versión de Zemeckis le agrega travellings y secuencias en las que (con guiños a ET y a Peter Pan) se vuela sobre los tejados y las calles nevadas del viejo Londres, con las interesantes sensaciones que permite el efecto 3D: se participa de la caída de la nieve, de la lectura de textos suspendidos y del cercano movimiento de los personajes que salen de la pantalla.
Hace ya unos cuantos años, el cineasta Robert Zemeckis, quien dirigió la saga de “Regreso al futuro” había declarado que el cuento de Dickens era una de sus historias favoritas de viajes en el tiempo. Como en algunos trabajos de Tim Burton, Zemeckis aprovecha el avance de la tecnología unida a lo artesanal, para realizar su propia versión, adaptada formalmente a los tiempos modernos.
La película tiene el tono de la historia original (lóbrego, gótico y oscuro), realzado por los mencionados efectos tridimensionales.
Como lo hizo en 2004 con “El Expreso Polar”, Zemeckis utiliza la tecnología de capture motion o stop motion, consistente en filmar primero el movimiento de los actores y luego colocarlo en escenarios con objetos creados en forma digital, lo que asemeja el rodaje más al teatro que al cine, pero logrando efectos expresivamente diferentes.
Las cualidades esenciales de la obra de Dickens son: la ternura, la denuncia social y la exaltación de la Navidad como una oportunidad de redención. El guión traduce la pobreza de enormes masas sociales desplazadas, tanto directa como alegóricamente. La hace aparecer en las estremecedoras garras que asoman debajo de la corporización del fantasma del Presente. Éste es un gigante de sensualidad desbordante pero efímera. Cuando está a punto de desaparecer, apremiado por el tiempo, emergen bajo su túnica dos niños espectrales que representan a la Ignorancia y la Indigencia. El miserable avaro Ebenezer Scrooge es uno de esos personajes inolvidables de la literatura universal por sus resonancias negativas, la oscuridad de su alma desafiante y un espíritu atormentado, que finalmente puede ser conmovido y hacer entrar la luz en su vida.
La lectura que la película hace del relato de Dickens conserva lo esencial del original. “Los fantasmas de Scrooge” es entretenimiento para todos los públicos, aunque su tono oscuro -acentuado por el efecto 3D- pueda asustar a los más pequeños, por lo que no es recomendable para menores de diez.
17 de noviembre de 2009
17 de noviembre de 2009
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensaba encontrarme con uno de esos cuentos digitales de hoy en día que son un auténtico sueño. Pero lo que he encontrado ha sido una auténtica pesadilla digital. Me explico:
La factura técnica visual es muy notable. Los personajes están bien realizados y los entornos reflejan la época en la que está basada la famosa novela. Pero ahí se acaba toda la magia de la película. Los movimientos de los personajes (especial atención al baile del antiguo jefe de scrooge) es demencial. Todo rezuma un aire de animación de hace 20 años.
La historia es lo peor de todo. No transmite absolutamente nada. Es una copia barata del peor telefilm que os podais imaginar. Los personajes están huecos y, ni siquiera el pequeño Tim (el niño con muletas), acaba de encajar en esa amalgama de idas y venidas por el pasado y el futuro.
Lo peor de la película son los fantasmas. ¡Dios santo que diseño!. El primero es realmente demencial tanto en concepción visual como en doblaje. El segundo es irritante. Entre que no dice nada y que se pega todo el rato riendo de una forma compulsiva, acaba desesperando al más pintado. Y finalmente tenemos al fantasma del futuro. Este se lleva el premio a lo absurdo. Presenta una serie de secuencias animadas vertiginosas de cara a la galería que sólo buscan complacer a los más pequeños.
Robert Zemeckis se ha equivocado. No ha sabido aportar ni una sola idea original (hay mejores películas incluso de dibujo tradicional). Ha repetido hasta la saciedad los efectos especiales de Polar express (en ciertos momentos parece que estás viendo la carrera loca esa del tren que se despeñaba por barrancos a gran velocidad).
Si sois padres o si todavía os queda ese sentimiento infantil al que cada año le dais su pequeña ración de ilusión y esperanza está claro que esta no es vuestra película.
La factura técnica visual es muy notable. Los personajes están bien realizados y los entornos reflejan la época en la que está basada la famosa novela. Pero ahí se acaba toda la magia de la película. Los movimientos de los personajes (especial atención al baile del antiguo jefe de scrooge) es demencial. Todo rezuma un aire de animación de hace 20 años.
La historia es lo peor de todo. No transmite absolutamente nada. Es una copia barata del peor telefilm que os podais imaginar. Los personajes están huecos y, ni siquiera el pequeño Tim (el niño con muletas), acaba de encajar en esa amalgama de idas y venidas por el pasado y el futuro.
Lo peor de la película son los fantasmas. ¡Dios santo que diseño!. El primero es realmente demencial tanto en concepción visual como en doblaje. El segundo es irritante. Entre que no dice nada y que se pega todo el rato riendo de una forma compulsiva, acaba desesperando al más pintado. Y finalmente tenemos al fantasma del futuro. Este se lleva el premio a lo absurdo. Presenta una serie de secuencias animadas vertiginosas de cara a la galería que sólo buscan complacer a los más pequeños.
Robert Zemeckis se ha equivocado. No ha sabido aportar ni una sola idea original (hay mejores películas incluso de dibujo tradicional). Ha repetido hasta la saciedad los efectos especiales de Polar express (en ciertos momentos parece que estás viendo la carrera loca esa del tren que se despeñaba por barrancos a gran velocidad).
Si sois padres o si todavía os queda ese sentimiento infantil al que cada año le dais su pequeña ración de ilusión y esperanza está claro que esta no es vuestra película.
19 de noviembre de 2009
19 de noviembre de 2009
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya unos cuantos años, el famoso cineasta declaró que el cuento de Dickens era una de sus historias favoritas de viajes en el tiempo.
Y ha llegado el momento en el que Bob ha adaptado la ya más que adaptada historia.
Lo primero que hay que decir es que el film es respetuoso con el libro, que sigue de manera casi caligráfica, aunque permitiéndose licencias visuales varias que potencian el relieve. Lo segundo, que Carrey es el tipo ideal para la captura de movimiento (su exagerada fisicidad encaja como un guante en el excesivo estilo cuasianimado de la película). Lo tercero a reseñar es que Zemeckis se sigue perfeccionando en su uso del cine estereoscópico (aunque yo ya hecho de menos que lleve algo a la pantalla hecho en el munod real), como queda patente en la plasmación de las numerosas tomas aéreas que pueden verse a lo largo del metraje. Por otra parte, es digno de reseñar que el tono de la historia original (a veces lóbrego, gótico y oscuro) haya sido respetado, lo cual acerca esta película en cierto modo a algunos trabajos de Tim Burton.
Además, el largometraje está claramente orientado a los adultos (huro que en mi sal había un par de críos y se querían largar), lo cual contrasta de manera un tanto chocante con el hiperbólico cinetismo de película para niños que se utiliza en un buen número de escenas.
Lo mejor: Los planos aéreos, Carrey y el respeto a la obra (el espíritu) de Dickens.
Lo peor: La exagerada cinética de algunas escenas orientadas a dar espectáculo.
Y ha llegado el momento en el que Bob ha adaptado la ya más que adaptada historia.
Lo primero que hay que decir es que el film es respetuoso con el libro, que sigue de manera casi caligráfica, aunque permitiéndose licencias visuales varias que potencian el relieve. Lo segundo, que Carrey es el tipo ideal para la captura de movimiento (su exagerada fisicidad encaja como un guante en el excesivo estilo cuasianimado de la película). Lo tercero a reseñar es que Zemeckis se sigue perfeccionando en su uso del cine estereoscópico (aunque yo ya hecho de menos que lleve algo a la pantalla hecho en el munod real), como queda patente en la plasmación de las numerosas tomas aéreas que pueden verse a lo largo del metraje. Por otra parte, es digno de reseñar que el tono de la historia original (a veces lóbrego, gótico y oscuro) haya sido respetado, lo cual acerca esta película en cierto modo a algunos trabajos de Tim Burton.
Además, el largometraje está claramente orientado a los adultos (huro que en mi sal había un par de críos y se querían largar), lo cual contrasta de manera un tanto chocante con el hiperbólico cinetismo de película para niños que se utiliza en un buen número de escenas.
Lo mejor: Los planos aéreos, Carrey y el respeto a la obra (el espíritu) de Dickens.
Lo peor: La exagerada cinética de algunas escenas orientadas a dar espectáculo.
21 de septiembre de 2010
21 de septiembre de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disney ofreció en 2009 otra adaptación del clásico navideño de Dickens. Una película con una estética preciosa, pero que en su conjunto no ofrece una magia navideña memorable ni mucho menos.
La película nos narra (como siempre) como al rico y ávaro señor Scrooge se le aparecen 3 fantasmas que le muestran unas situaciones que acabarán haciéndole ver que debe cambiar su comportamiento. Pues eso, moraleja navideña sobre el ser mejores personas que nunca molesta.
Esta versión de Zemekis es la más fidedigna de todas las que he visto en pantalla... pero el hecho de ser la más fiel no quiere decir que sea la mejor versión. Tal vez tenga que ver que el clásico de Dickens siempre ha sido y será una novela corta... y aquí está manejada como si de una novela maestra se tratase a la que no hace falta añadir ningún toque cómico o especial, ni algún añadido que enriquezca una historia ocurrente e interesante pero que en la corta novela no tiene lo que hay que tener para hacer un largometraje.
La versión de Zemekis no solo no añade nada especial, sino que alarga un relato corto de forma que lo diluye. Todas sus virtudes especiales residen en la animación, que es de una excelente técnica y estética añeja ofreciendo una admirable ambientación, donde sus fotogramas quedarían muy bien como postales navideñas... pero esto es cine no una postal. Y en el mundo del cine, el guión y el desarrollo narrativo no comparten el transporte a ese mundo de ensueño navideño... así que al final su estética tampoco acaba de absorver por completo de forma única e inolvidable. Además esa animación capture motion (que no transmite el poder interpretativo de los actores y tampoco construye una animación de personajes entrañables) tampoco es tan realista y expresiva en los rasgos de los personajes como se pudiera esperar de ella (incluso Beowulf resultaba más veraz), así que sus personajes nunca llegan a transmitir emociones adecuadamente.
Y es que, a no ser que se le otorgara a este cuento un libreto con momentos y frases profundas o enamoradoras, algún gag divertido... o simplemente algo que se saliera de la gélida y lenta formalidad previsible, la cosa solo da para un relato simple e infantil que es lo que sucede.
Pero ya no es solo que la cinta ni tenga ni un atisbo de humor, ternura o trepidancia... es que además es tan aburrida, lenta, fría y carente de cualquier emoción (como sorpresa, alegría, misterio o reflexión) que ni siquiera resulta entretenida. Su ritmo es plomizo y poco ágil, y los desganados acontecimientos y secos diálogos están demasiado dosificados y estirados. Como resultado hay un producto excesivamente sobrio, formal, robótico, indiferente, anacrónico y frío que jamás cala emotividad ni se hace tan especial como pretende. Si te lo sabes, solo añorarás cualquier otra versión o adaptación que se haya hecho del cuento...
La película nos narra (como siempre) como al rico y ávaro señor Scrooge se le aparecen 3 fantasmas que le muestran unas situaciones que acabarán haciéndole ver que debe cambiar su comportamiento. Pues eso, moraleja navideña sobre el ser mejores personas que nunca molesta.
Esta versión de Zemekis es la más fidedigna de todas las que he visto en pantalla... pero el hecho de ser la más fiel no quiere decir que sea la mejor versión. Tal vez tenga que ver que el clásico de Dickens siempre ha sido y será una novela corta... y aquí está manejada como si de una novela maestra se tratase a la que no hace falta añadir ningún toque cómico o especial, ni algún añadido que enriquezca una historia ocurrente e interesante pero que en la corta novela no tiene lo que hay que tener para hacer un largometraje.
La versión de Zemekis no solo no añade nada especial, sino que alarga un relato corto de forma que lo diluye. Todas sus virtudes especiales residen en la animación, que es de una excelente técnica y estética añeja ofreciendo una admirable ambientación, donde sus fotogramas quedarían muy bien como postales navideñas... pero esto es cine no una postal. Y en el mundo del cine, el guión y el desarrollo narrativo no comparten el transporte a ese mundo de ensueño navideño... así que al final su estética tampoco acaba de absorver por completo de forma única e inolvidable. Además esa animación capture motion (que no transmite el poder interpretativo de los actores y tampoco construye una animación de personajes entrañables) tampoco es tan realista y expresiva en los rasgos de los personajes como se pudiera esperar de ella (incluso Beowulf resultaba más veraz), así que sus personajes nunca llegan a transmitir emociones adecuadamente.
Y es que, a no ser que se le otorgara a este cuento un libreto con momentos y frases profundas o enamoradoras, algún gag divertido... o simplemente algo que se saliera de la gélida y lenta formalidad previsible, la cosa solo da para un relato simple e infantil que es lo que sucede.
Pero ya no es solo que la cinta ni tenga ni un atisbo de humor, ternura o trepidancia... es que además es tan aburrida, lenta, fría y carente de cualquier emoción (como sorpresa, alegría, misterio o reflexión) que ni siquiera resulta entretenida. Su ritmo es plomizo y poco ágil, y los desganados acontecimientos y secos diálogos están demasiado dosificados y estirados. Como resultado hay un producto excesivamente sobrio, formal, robótico, indiferente, anacrónico y frío que jamás cala emotividad ni se hace tan especial como pretende. Si te lo sabes, solo añorarás cualquier otra versión o adaptación que se haya hecho del cuento...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... hay muchas y muy buenas versiones.
Para versiones de Disney... yo sigo prefiriendo el corto animado con el Tío Gilito y Mickey Mouse (y no precisamente porque lo viera en la infancia... lo vi con posterioridad a esta otra película de 2009). Tras ver esa versión con los personajes de Disney se queda una con mejor sabor de boca y no con tanta indiferencia.
No hay color, aquel corto era mucho más inolvidable. Y en solo 20 minutos vemos memorables y divertidos momentos de juerga navideña musical del pasado, a un fantasma Goofy de lo más guasón, a una familia Mouse enternecedora (de lágrima) y a un Tío Gilito de amor/odio en plena forma.
Pero de esta versión del siglo 21... se podría decir que ambientación 10 y sentimiento 0.
Lo mejor: La ambientación.
Lo peor: Su lento ritmo. La escasez de acontecimientos de renombre por culpa de su corrección y formalidad.
Para versiones de Disney... yo sigo prefiriendo el corto animado con el Tío Gilito y Mickey Mouse (y no precisamente porque lo viera en la infancia... lo vi con posterioridad a esta otra película de 2009). Tras ver esa versión con los personajes de Disney se queda una con mejor sabor de boca y no con tanta indiferencia.
No hay color, aquel corto era mucho más inolvidable. Y en solo 20 minutos vemos memorables y divertidos momentos de juerga navideña musical del pasado, a un fantasma Goofy de lo más guasón, a una familia Mouse enternecedora (de lágrima) y a un Tío Gilito de amor/odio en plena forma.
Pero de esta versión del siglo 21... se podría decir que ambientación 10 y sentimiento 0.
Lo mejor: La ambientación.
Lo peor: Su lento ritmo. La escasez de acontecimientos de renombre por culpa de su corrección y formalidad.
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