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Voto de samguz82:
6

Voto de samguz82:
6
6.1
1,582
30 de marzo de 2025
30 de marzo de 2025
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
No suelo llorar con las películas de espías. Tampoco esperaba que esta me rompiera el corazón. Pero ahí estaba yo, en la butaca, mascando palomitas saladas mientras Michael Fassbender y Cate Blanchett me destrozaban con una simple mirada. "Black Bag" no es la típica historia de misiones imposibles y gadgets brillantes. Es otra cosa: un drama disfrazado de thriller, donde las armas más peligrosas son las palabras no dichas y los secretos que duermen entre dos almohadas.
Steven Soderbergh, ese tipo que puede hacer desde "Ocean's Eleven" hasta dramas indie con los ojos cerrados, vuelve a demostrar que nadie como él para contar historias de adultos para adultos. Aquí nos coloca frente a George y Kathryn, una pareja de espías que lleva tanto tiempo mintiendo al mundo que ya no saben si se mienten a sí mismos. Cuando ella es acusada de traición, la película se convierte en un juego de mesa familiar, donde las fichas son vidas humanas y el tablero huele a café frío y documentos clasificados.
Lo genial es cómo evita todos los clichés. No verás coches volando ni persecuciones por tejados. En su lugar, hay escenas que te clavan: una conversación en la cocina a las 3 a. m., un detector de mentiras que parece leer el alma más que las pulsaciones, un beso que sabe a despedida. Fassbender tiene esa manera de actuar con los hombros, como si llevara el peso del mundo encima. Blanchett, en cambio, te engaña con sonrisas que no llegan a los ojos. Juntos son fuego y hielo, y verlos trabajar es como asistir a una masterclass de actuación.
El resto del reparto (Naomie Harris, Regé-Jean Page y un Pierce Brosnan que por fin deja atrás a Bond) podría robar la película en cualquier otro contexto, pero aquí son el perfecto segundo violín, añadiendo matices sin estorbar. Especialmente brutal Brosnan en su papel de jefe desencantado, con ese cansancio de quien ha visto demasiado.
Soderbergh dirige como siempre: sin florituras, con planos que parecen simples hasta que te das cuenta de que cada encuadre es un puñetazo emocional. Usa los silencios como armas, y los diálogos de David Koepp (el guionista de "Parque Jurásico", nada menos) cortan más que cualquier cuchillo. Eso sí, aviso: si buscas explosiones cada diez minutos, esto no es tu película. Aquí la tensión viene de preguntas como "¿Por qué ha tardado dos segundos más de lo normal en responder?" o "¿Qué significa ese ligero temblor en su mano izquierda?".
Steven Soderbergh, ese tipo que puede hacer desde "Ocean's Eleven" hasta dramas indie con los ojos cerrados, vuelve a demostrar que nadie como él para contar historias de adultos para adultos. Aquí nos coloca frente a George y Kathryn, una pareja de espías que lleva tanto tiempo mintiendo al mundo que ya no saben si se mienten a sí mismos. Cuando ella es acusada de traición, la película se convierte en un juego de mesa familiar, donde las fichas son vidas humanas y el tablero huele a café frío y documentos clasificados.
Lo genial es cómo evita todos los clichés. No verás coches volando ni persecuciones por tejados. En su lugar, hay escenas que te clavan: una conversación en la cocina a las 3 a. m., un detector de mentiras que parece leer el alma más que las pulsaciones, un beso que sabe a despedida. Fassbender tiene esa manera de actuar con los hombros, como si llevara el peso del mundo encima. Blanchett, en cambio, te engaña con sonrisas que no llegan a los ojos. Juntos son fuego y hielo, y verlos trabajar es como asistir a una masterclass de actuación.
El resto del reparto (Naomie Harris, Regé-Jean Page y un Pierce Brosnan que por fin deja atrás a Bond) podría robar la película en cualquier otro contexto, pero aquí son el perfecto segundo violín, añadiendo matices sin estorbar. Especialmente brutal Brosnan en su papel de jefe desencantado, con ese cansancio de quien ha visto demasiado.
Soderbergh dirige como siempre: sin florituras, con planos que parecen simples hasta que te das cuenta de que cada encuadre es un puñetazo emocional. Usa los silencios como armas, y los diálogos de David Koepp (el guionista de "Parque Jurásico", nada menos) cortan más que cualquier cuchillo. Eso sí, aviso: si buscas explosiones cada diez minutos, esto no es tu película. Aquí la tensión viene de preguntas como "¿Por qué ha tardado dos segundos más de lo normal en responder?" o "¿Qué significa ese ligero temblor en su mano izquierda?".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Que nadie me odie por esto, pero hay que hablar de ESA escena. Cuando descubrimos que el villano era Stieglitz (ese personaje que casi ni recordábamos), sentí como si me hubieran engañado a mí también. La manera en que Blanchett le dice "Tu juego se acabó" sin levantar la voz es para enmarcar. Y ese final con la cuenta suiza... Dios, qué deliciosamente cínico. Como si Soderbergh nos dijera: "Sí, el amor gana, pero hace falta dinero para disfrutarlo".
Lo mejor es que la película no juzga. Nos muestra a dos personas rotas que encuentran una salida, aunque sea manchada de sangre y billetes. Cuando se alejan cogidos de la mano, uno casi puede oír a John le Carré susurrando: "Así es como termina esto, no con un bang, sino con un suspiro y un extracto bancario".
El final... bueno, el final es de esos que te dejan pensando días después. Sin spoilear demasiado, diré que resuelve las cosas con inteligencia, aunque algún fan del género podría echar de menos más consecuencias duras. Pero así es "Black Bag": prefiere ser humana antes que espectacular. Como esa escena donde ambos protagonistas, exhaustos, se sientan en el borde de la cama sin mirarse, y de pronto tú entiendes todo su matrimonio en ese instante.
Lo mejor es que la película no juzga. Nos muestra a dos personas rotas que encuentran una salida, aunque sea manchada de sangre y billetes. Cuando se alejan cogidos de la mano, uno casi puede oír a John le Carré susurrando: "Así es como termina esto, no con un bang, sino con un suspiro y un extracto bancario".
El final... bueno, el final es de esos que te dejan pensando días después. Sin spoilear demasiado, diré que resuelve las cosas con inteligencia, aunque algún fan del género podría echar de menos más consecuencias duras. Pero así es "Black Bag": prefiere ser humana antes que espectacular. Como esa escena donde ambos protagonistas, exhaustos, se sientan en el borde de la cama sin mirarse, y de pronto tú entiendes todo su matrimonio en ese instante.