Por mi parte, ya acabó eso de tratar de dar lecciones a la gente o de demostrar lo miserable que es el ser humano. Me quedo con lo bonito que pinta la película y con la enseñanza que ambas sacan de la experiencia. La chica joven (Emmy Rossum), aprende una lección de vida al confiar la Swank en ella (por muy desastre que sea), y la enferma se gana una aliada de las que son buenas tenerla al lado, porque casi nadie la ha querido y se deja la vida por aquellos que confían en ella. El film no necesita de ningún estado anímico ideal, como dice una crítica profesional, es grato su visionado a no ser que estés muy afectado por algo. Pero si estás muy mal por algo te molesta hasta ver "La dama y el vagabundo" (1955). La interpretación del dúo de personajes principales es muy buena y yo echaba de menos ver a la Swank en un buen papel. Su primera hora dura como un episodio de "Friends" (1994-2004), de los de las primeras temporadas, es decir; un suspiro. Luego te vas cargando al ver como dura veinte minutos más de lo que debería. Recomendable y muy bonita.