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TOM REGAN rating:
7

TOM REGAN rating:
7
6.2
2,739
October 10, 2013
October 10, 2013
8 of 8 users found this review helpful
158/07(11/09/13) La cadena de televisión HBO nos obsequia con un atractivo acercamiento a los entresijos que hicieron ver la luz a una de las obras maestras del séptimo arte, un homenaje a uno de los más grandes directores que haya existido. Cabe achacar que Benjamin Ross dirige sin personalidad, cumple el trámite, a pesar de ello es un film que a los cinéfilos seducirá, con un buen guión del que manan notables diálogos, con hábiles guiños al film reverenciado, como su comienzo contándonos la vida de Orson Welles en un noticiario, al igual que en ‘CK’ se nos muestra la vida de Kane mediante el noticiario ‘March Of Times’.
Orson Welles (gran Liev Schreiber) es un genio precoz de 24 años, triunfa en los teatros de Broadway y en la radio, es fichado con toda la pompa por George Schaefer (buen Roy Scheider) jefe de la RKO, allí aunque le dan libertad para que haga la película que desee le presionan para que haga ‘La Guerra de Los Mundos’, tras una cena en la Mansión San Simeon del magnate de la prensa William Randolph Hearst (gran John Cromwell) , Welles y el arrogante anfitrión tienen un enfrentamiento y Orson decide que su ópera prima se inspirará en la trayectoria vital de Hearst, para ello recaba la ayuda del guionista Herman Mankiewicz (buen John Malkovich), tipo con problemas con el alcohol que lleva 4 años si trabajo, tras las primeras reticencias de este los dos se embarcan en el proyecto. El rodaje comienza y el ímpetu novel en el medio de Welles se desata con ideas innovadoras como la de para hacer un contrapicado espectacular tener que hundir la cámara bajo el nivel del suelo para que lo filme Gregg Toland (correcto Liam Cunningham). La filmación finaliza y Hearst se entera por medio de su cronista ’víbora’ en Hollywood Louella Parsons (buena Brenda Blethyn) y decide poner todo su poder en hacer que la obra no llegue a exhibirse públicamente, cree que se da muy mala imagen de él y su compañera Marion Davies (buena Melanie Griffith).
Ridley y Tony Scott fueron los impulsores de este proyecto, con un presupuesto de 40 millones $, Edward Norton sería Welles, Dustin Hoffman como Herman Makiewicz y Marlon Brando encarnaría a Hearst, al final el film redujo la plata y se quedó en telefilm, eso sí, con el guionista de la ‘Gladiator’ de Ridley, John Logan. El libreto se basa en el documental ‘La Batalla Por Ciudadano Kane’ (1996), es una exploración sobre la gestación, filmación y problemas acaecidos hasta justo el momento del estreno del film. Sobre todo se centra en Welles al que la cinta dibuja como arrogante, egocéntrico, manipulador, colérico, genial, el guión intenta mimetizar a los dos personajes Welles y Hearst, los muestra como intransigentes, inteligentes, narcisistas, dogmáticos, egoístas, manipuladores. No cae el relato en la reverencia hagiográfica hacia Welles, nos muestra a un Welles ‘vampiro’, Mankiewicz lo vampiriza bajo su influjo y una vez lo ha exprimido lo deja tirado en la cuneta, es un tirano, pero a pesar de esto deja entrever la Genio de Orson. En la cinta también deja lugar para mostrarnos a un Hearst humano, le dota de alma, no lo caricaturiza, está en decadencia, tiene una tierna relación con Marion Davies, aunque nos muestra su lado villano en sus presiones despiadadas a los productores hollywoodienses espetándoles que son unos judíos, dejando ver su vena antisemita, aterrador su cinismo cuando invita a Luois B. Mayer a jugar al golf, riéndose de que al ser judíos no les dejaban entrar, todos los dueños de los grandes estudios eran de esta religión y pretendían ocultarlo, además amenazaba con que un archivo escándalo de trapos sucios viera la luz sobre las estrellas del cine, haciendo que estos magnates del cine pretendieran comprar todas las copias de la película para destruirla.
La puesta en escena resulta estupenda, una recreación meritoria de la época dorada de Hollywood, con una espléndido diseño de producción de Maria Djurkovic (‘Las Horas’ o ‘El Topo’), creando un palacio Simeon suntuoso, impregnado de barroquismo exagerado, una buena fotografía de Mike Southon (‘El Pequeño Tate’), esto envuelto en la música de John Altman que acuna este periodo con algunos temas jazzisticos, esto sumado nos da una preciado reflejo de este glamuroso microcosmos.
Las actuaciones rayan a gran altura, comenzando por un gran Liev Shreiber que se muta con Welles destilando pasión, encanto, ilusión, ímpetu, arrojo, ira, inteligencia, valentía y sobre todo un gran carisma azotado por una tremenda intensidad que hace creíble que la gente le siguiera. John Malkovich está magnífico en su rol de guionista, emana bondad, sutilidad, agudeza, y una gran química con Shreiber en sus ententes. John Cromwell compone a un titán poliédrico, da una patina de majestuosidad a su personaje, es sibilino en su maldad, flemático, y cariñoso en la intimidad con Marion. Melanie Griffith es una Marion Davies dulce, por momentos hastiada, es capaz que con la fragilidad que transmite conmovernos con esa voz aterciopelada que nos seduce, espléndida. Roy Scheider delinea a un tipo complejo que debe lidiar con la genialidad explosiva de Welles y a la vez soportar la presión del entorno que lo empuja a destruir ‘CK’, en esta marea se desenvuelve con gran dignidad y aplomo, siendo un gran apoyo a la narración, que sirve para comprendamos parte del huracán de removió este film. El resto de personajes tienen poco peso, se echa en falta mucho más de Brenda Blethyn solo puede mostrar ramalazos de su fuerte personalidad y con eso deja marca.
A pesar de cierta despersonalización en la dirección brotan algunas escenas de enjundia, como la cena-enfrentamiento entre Hearst-Welles, o el momento posterior en que a hurtadillas Welles pasea en tono gótico por Simeón, o la antes mencionada reunión Mayer-Hearst, o la charla en que Hearst y Marion hablan sobre ‘CK’ y ella le atraviesa con <Al menos Kane se casó con ella>, …(continuo en spoiler sin)
Orson Welles (gran Liev Schreiber) es un genio precoz de 24 años, triunfa en los teatros de Broadway y en la radio, es fichado con toda la pompa por George Schaefer (buen Roy Scheider) jefe de la RKO, allí aunque le dan libertad para que haga la película que desee le presionan para que haga ‘La Guerra de Los Mundos’, tras una cena en la Mansión San Simeon del magnate de la prensa William Randolph Hearst (gran John Cromwell) , Welles y el arrogante anfitrión tienen un enfrentamiento y Orson decide que su ópera prima se inspirará en la trayectoria vital de Hearst, para ello recaba la ayuda del guionista Herman Mankiewicz (buen John Malkovich), tipo con problemas con el alcohol que lleva 4 años si trabajo, tras las primeras reticencias de este los dos se embarcan en el proyecto. El rodaje comienza y el ímpetu novel en el medio de Welles se desata con ideas innovadoras como la de para hacer un contrapicado espectacular tener que hundir la cámara bajo el nivel del suelo para que lo filme Gregg Toland (correcto Liam Cunningham). La filmación finaliza y Hearst se entera por medio de su cronista ’víbora’ en Hollywood Louella Parsons (buena Brenda Blethyn) y decide poner todo su poder en hacer que la obra no llegue a exhibirse públicamente, cree que se da muy mala imagen de él y su compañera Marion Davies (buena Melanie Griffith).
Ridley y Tony Scott fueron los impulsores de este proyecto, con un presupuesto de 40 millones $, Edward Norton sería Welles, Dustin Hoffman como Herman Makiewicz y Marlon Brando encarnaría a Hearst, al final el film redujo la plata y se quedó en telefilm, eso sí, con el guionista de la ‘Gladiator’ de Ridley, John Logan. El libreto se basa en el documental ‘La Batalla Por Ciudadano Kane’ (1996), es una exploración sobre la gestación, filmación y problemas acaecidos hasta justo el momento del estreno del film. Sobre todo se centra en Welles al que la cinta dibuja como arrogante, egocéntrico, manipulador, colérico, genial, el guión intenta mimetizar a los dos personajes Welles y Hearst, los muestra como intransigentes, inteligentes, narcisistas, dogmáticos, egoístas, manipuladores. No cae el relato en la reverencia hagiográfica hacia Welles, nos muestra a un Welles ‘vampiro’, Mankiewicz lo vampiriza bajo su influjo y una vez lo ha exprimido lo deja tirado en la cuneta, es un tirano, pero a pesar de esto deja entrever la Genio de Orson. En la cinta también deja lugar para mostrarnos a un Hearst humano, le dota de alma, no lo caricaturiza, está en decadencia, tiene una tierna relación con Marion Davies, aunque nos muestra su lado villano en sus presiones despiadadas a los productores hollywoodienses espetándoles que son unos judíos, dejando ver su vena antisemita, aterrador su cinismo cuando invita a Luois B. Mayer a jugar al golf, riéndose de que al ser judíos no les dejaban entrar, todos los dueños de los grandes estudios eran de esta religión y pretendían ocultarlo, además amenazaba con que un archivo escándalo de trapos sucios viera la luz sobre las estrellas del cine, haciendo que estos magnates del cine pretendieran comprar todas las copias de la película para destruirla.
La puesta en escena resulta estupenda, una recreación meritoria de la época dorada de Hollywood, con una espléndido diseño de producción de Maria Djurkovic (‘Las Horas’ o ‘El Topo’), creando un palacio Simeon suntuoso, impregnado de barroquismo exagerado, una buena fotografía de Mike Southon (‘El Pequeño Tate’), esto envuelto en la música de John Altman que acuna este periodo con algunos temas jazzisticos, esto sumado nos da una preciado reflejo de este glamuroso microcosmos.
Las actuaciones rayan a gran altura, comenzando por un gran Liev Shreiber que se muta con Welles destilando pasión, encanto, ilusión, ímpetu, arrojo, ira, inteligencia, valentía y sobre todo un gran carisma azotado por una tremenda intensidad que hace creíble que la gente le siguiera. John Malkovich está magnífico en su rol de guionista, emana bondad, sutilidad, agudeza, y una gran química con Shreiber en sus ententes. John Cromwell compone a un titán poliédrico, da una patina de majestuosidad a su personaje, es sibilino en su maldad, flemático, y cariñoso en la intimidad con Marion. Melanie Griffith es una Marion Davies dulce, por momentos hastiada, es capaz que con la fragilidad que transmite conmovernos con esa voz aterciopelada que nos seduce, espléndida. Roy Scheider delinea a un tipo complejo que debe lidiar con la genialidad explosiva de Welles y a la vez soportar la presión del entorno que lo empuja a destruir ‘CK’, en esta marea se desenvuelve con gran dignidad y aplomo, siendo un gran apoyo a la narración, que sirve para comprendamos parte del huracán de removió este film. El resto de personajes tienen poco peso, se echa en falta mucho más de Brenda Blethyn solo puede mostrar ramalazos de su fuerte personalidad y con eso deja marca.
A pesar de cierta despersonalización en la dirección brotan algunas escenas de enjundia, como la cena-enfrentamiento entre Hearst-Welles, o el momento posterior en que a hurtadillas Welles pasea en tono gótico por Simeón, o la antes mencionada reunión Mayer-Hearst, o la charla en que Hearst y Marion hablan sobre ‘CK’ y ella le atraviesa con <Al menos Kane se casó con ella>, …(continuo en spoiler sin)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Spoiler:
… o la discusión entre Schaefer y Welles donde Orson ve peligrar el estreno de su obra y tras un ataque de furia le suelta compungido <Mi película es lo único que tengo, o el vibrante discurso de Welles ante los accionistas de la RKO en Nueva York comparando el fascismo que asola Europa con la consiguiente Guerra con lo que el sufre, la intolerancia a la menor crítica, el poderoso aplastando al débil, estremecedor, el gran momento del film, o el encuentro entre Welles y Hearst en el ascensor, este último le espeta < Mi batalla con el mundo casi se ha terminado. Usted acaba de comenzar>, profético con lo que le esperaba, nunca más volvió a tener libertad, acabando este entente con la mítica frase de Welles a la negativa de Hearst a asistir al estreno de ‘CK’,<Usted no es como Kane, él si hubiera aceptado>.
La cinta dista mucho de ser redonda, apenas hora y media dan solamente para un esbozo superficial, apenas rascan, apenas hay atisbo la genialidad realizadora de Welles, el arrebato de colocar la cámara bajo el suelo es lo único, no hay atisbo de su relación con los actores, todos compañeros suyos de compañía teatral, son sombras sin alma, Joseph Cotten, Everett Sloan, Agnes Moorehead, Dorothy Comingore y más, nada de su crucial para la historia del cine relación con el director de fotografía Gregg Toland, de su relación con Bernard Herrman uno de los mejores compositores del cine que se estrenó aquí, el grandioso montaje de Robert wise, el metraje lo potencian en la preproducción y en la guerra tras la post-producción, no se ahonda en las raíces de la iluminación de genio de Welles, con lo que la cinta se queda en lago liviano, no aporta algo nuevo a lo que ya sabida, además de adornarse en algunas licencias narrativas falsas (spoiler). Asimismo tras la finalización se hace una semblanza de lo que el futuro deparó a los protagonista, pues se echa en falta que se hable de un pilar fundamental de ‘CK’, de Mankiewicz, se obvia en un laguna enorme.
La cinta se toma muchas licencias con la historia real, Welles jamás estuvo en San Simeón, y da a esta reunión la impronta de ser el germén de la idea del film, Mankiewicz se lo deja claro en una frase <Quieres hacer un film sobre Hearst por que te ha insultado?>, falso, solo habló una vez con él, fue el famoso encuentro en el ascensor. Welles tenía la idea de llevar a la pantalla la vida recogida por un reportero de una figura importante de los Estados Unidos la estructura fragmentada en recuerdos de varios testimonios desde la escuela preparatoria, a este boceto lo llamó ‘Marching Song’, como en ‘CK’, tras enviar el borrador a Mankiewicz para que lo escribiera este decidió basarse en Hearst, al que conocía muy bien, Welles finalmente reescribió el guión, surgiendo desde entonces un conflicto por saber quién de los dos tuvo más importancia en él. Asimismo se hace omisión de que además de Hearst, ‘CK’ tiene elementos de otros dos potentados, Samuel Insull y Harold Fowler McCormick, los eran dos millonarios de Chicago que financiaron las pésimas aventuras de sus esposas en la ópera.
Hearst era un fascista que ensalzó a Hitler, que llegó a tachar a Roosevelt de bolchevique, no soportaba le criticaran, menos mal que su poder omnímodo se debilitaba por entonces y no pudo impedir la difusión de una de las mejores Obras de la Historia. Hearst prohibió en sus múltiples medios de comunicación hacer referencia al film, incluso en la ceremonia de los Oscars de ese año, hizo que su bulldog Luella Parsons organizara abucheos cada vez que se mencionaba ‘Ciudadano Kane’.
En conjunto me queda una buena obra que hará la delicia de los cinéfilos (entre los que me cuento), sobresaliendo la pasión, ilusión e idealismo de un Genio derivando con el enconamiento que fue esta Obra Maestra para su diana. Fuerza y honor!!!
La cinta dista mucho de ser redonda, apenas hora y media dan solamente para un esbozo superficial, apenas rascan, apenas hay atisbo la genialidad realizadora de Welles, el arrebato de colocar la cámara bajo el suelo es lo único, no hay atisbo de su relación con los actores, todos compañeros suyos de compañía teatral, son sombras sin alma, Joseph Cotten, Everett Sloan, Agnes Moorehead, Dorothy Comingore y más, nada de su crucial para la historia del cine relación con el director de fotografía Gregg Toland, de su relación con Bernard Herrman uno de los mejores compositores del cine que se estrenó aquí, el grandioso montaje de Robert wise, el metraje lo potencian en la preproducción y en la guerra tras la post-producción, no se ahonda en las raíces de la iluminación de genio de Welles, con lo que la cinta se queda en lago liviano, no aporta algo nuevo a lo que ya sabida, además de adornarse en algunas licencias narrativas falsas (spoiler). Asimismo tras la finalización se hace una semblanza de lo que el futuro deparó a los protagonista, pues se echa en falta que se hable de un pilar fundamental de ‘CK’, de Mankiewicz, se obvia en un laguna enorme.
La cinta se toma muchas licencias con la historia real, Welles jamás estuvo en San Simeón, y da a esta reunión la impronta de ser el germén de la idea del film, Mankiewicz se lo deja claro en una frase <Quieres hacer un film sobre Hearst por que te ha insultado?>, falso, solo habló una vez con él, fue el famoso encuentro en el ascensor. Welles tenía la idea de llevar a la pantalla la vida recogida por un reportero de una figura importante de los Estados Unidos la estructura fragmentada en recuerdos de varios testimonios desde la escuela preparatoria, a este boceto lo llamó ‘Marching Song’, como en ‘CK’, tras enviar el borrador a Mankiewicz para que lo escribiera este decidió basarse en Hearst, al que conocía muy bien, Welles finalmente reescribió el guión, surgiendo desde entonces un conflicto por saber quién de los dos tuvo más importancia en él. Asimismo se hace omisión de que además de Hearst, ‘CK’ tiene elementos de otros dos potentados, Samuel Insull y Harold Fowler McCormick, los eran dos millonarios de Chicago que financiaron las pésimas aventuras de sus esposas en la ópera.
Hearst era un fascista que ensalzó a Hitler, que llegó a tachar a Roosevelt de bolchevique, no soportaba le criticaran, menos mal que su poder omnímodo se debilitaba por entonces y no pudo impedir la difusión de una de las mejores Obras de la Historia. Hearst prohibió en sus múltiples medios de comunicación hacer referencia al film, incluso en la ceremonia de los Oscars de ese año, hizo que su bulldog Luella Parsons organizara abucheos cada vez que se mencionaba ‘Ciudadano Kane’.
En conjunto me queda una buena obra que hará la delicia de los cinéfilos (entre los que me cuento), sobresaliendo la pasión, ilusión e idealismo de un Genio derivando con el enconamiento que fue esta Obra Maestra para su diana. Fuerza y honor!!!