Al principio, la serie trae escenas muy sexuales, tanto de don Armando y doña Marcela como de Aura María (recepcionista) con varios hombres, especialmente con Mario Calderón, el comercial típico de la época, excelentemente interpretado.
Luego, el sexo entre don Armando y Betty de las primeras veces es más íntimo, tierno, "no nos dejan ver nada" para mantener ese velo sobre la verdadera belleza de Betty hasta el último momento.
En el punto de inflexión en el que Betty descubre que don Armando la está utilizando y que Mario Calderón conoce toda la historia de "amor" con el "mostrete" o "vampirín", me encanta que mujeres muy bellas, muchas de ellas haciendo un cameo, le cuentan a Betty que no se trata de la apariencia, que siendo guapa también se puede sufrir y que si la luz no le viene de dentro, no se va a ver fuera.
Es un trabajo interesante sobre la autoestima, que es el problema fundamental de Betty, que repite muchas veces: "Nací fea y moriré fea", o "Nací solterona" y se ríe.