Extrañas entrañas, justa brusca y caballera cabellera.
Empieza bien, como una comedia desenfadada pop, un cuento cretino pijo naíf, un experimento chatarrero posmoderno, una panoplia parodia piara camp, retruécano, de palabras juego, de forma divertida, ligera, distendida tontorrona, juguetona revoltosa con los géneros y las tradiciones, las historias (de toda) la Historia, pero a partir de un determinado momento, tras el simpático chorra e ingenioso disparatado baile, descarrila completamente y después es ya solo atroz en su intento desesperado por ajustarse incorporarse dramáticamente a las pautas de este tipo de juveniles necias aventuras de tal mala manera que causa o da o produce una profunda vergüenza ajena porque recuerda o rememora, pero ni siquiera, qué más quisiera, a, no sé, Karate Kid, Rocky IV, cualquiera de concursos de baile o de tortilla de patatas, una ruina, un asco un horror, una puta mierda sin miramientos ni perdón, a la verga.
(Spoiler aquí arriba por falta de espacio más abajo)
Tras el citado baile, se encuentran y él, de repente, sin venir a cuento ni tener ningún motivo, se comporta perramente con ella y la llama niña tonta y uno se queda como diciendo o penando (el corazón de melón roto, hecho añicos) pensando barruntando (además de qué me he perdido), tras superar el susto, que a esta película la han mutilado (seguramente la censura franquista que no conoce ni conocía fronteras espacio temporales, le da y daba a todo, ubicua, omnímoda, abrasiva, qué importa) un trozo en el definitivo montaje (o es que son completamente idiotas y ya) porque si no, no se entiende, posteriormente es ella la que se comporta o actúa, hace el gamba o el ganso, como una becerra o simplemente gilipollas cuando le pide a él que pierda, a tomar por culo las bicicletas, por lo que convierten un amorío gracioso y bonito (de revista adolescente) en una oda a la estupidez más recalcitrante, No me chilles que no te veo, nena.
Y lo mismo pasa con el resto de personajes o situaciones, al maloso lo trasforman en Ivan Drago, dando a la lástima tanta pena, cuando apuntaba maneras como más o menos elegante agraciado agraviado, verde que te quiero verde, de cómic o villano tebeo, al príncipe o gerifalte en un ridículo petimetre, conseguidor, aguantavelas, a sus compañeros en una comparsa o banda absurda, los Village People y los New Kids on the Bloch, a él, en un grotesco de saldo pasmarote permanente pasmado cliché, a ella en poco más que una animadora, le faltó el pompón, y, para premio o bingo, el gordo (que sí, que estaba amañado, lo saben hasta en la china, como todos los años desde el mismo principio, esa es su gracia o motivo, me sacas de una duda, oh, sorpresa, la mayonesa, la marimorena, de hecho, nadie se lleva nada, todo para el padrecito estado, él proveerá, mito, engañabobos, se pitorrean de toda la pobre gente, a sabiendas, a mala idea, que compra, pobres, benditos míos, de la estampita el gran timo, tocomocho, sacacuartos, abuso, educación para la ciudadanía, paga, esos lerdos que salen en la tele haciendo el indio, como todo hijo de vecino, no únicamente, por estas fechas, son actores contratados, bueno, subcontratados más bien, tan es ansí o asín que en España hay más actores que personas censadas, y muchos de ellos son ilegales, aclaro, imagínate, y de todos, el noventa y nueve por ciento no trabaja, no da palo al agua, comenta o reparte su gran acerbo o bagaje coraje garaje en twitter, hace vídeos tan interesantes o apasionantes de tik tok, se saca fotos deslumbrantes en instragam, es pertinente youtuber o destacado desatado influencer, incluso, vade retro, dios no lo quiera, es crítico, de cine, nada menos, o eso creen ellos, no nombres a la bicha, calla, he, delito de, odio, por ahí, oído, y visto con mis propios míos ojos que se comerán los gusanos dentro de un millón de eones o años, que te regalan mil actores por un euro y de paso te dan la cubertería, la vajilla y una colonia de los chinos y una entrada para ver en directo la revuelta o la resistencia, puta envidia, y aun así o con todo, ello, la gente dice que no, piensa, en redondo se niega, no sabe/n dónde meterse meterlos, como la chica de la peli, eureka, con los cerdos, con los cerdos, o comes o te comen, seguramente, Dios los cría y tú repartes suerte, lo comido por lo servido), aparece su padre (de) ciego, y él o ella de/como Lazarillos, de perdidos al río, con la puta y todo, que pareciera que se nos están riendo en la cara, se pasan, abusan, sin ningún respeto, ni en cualquier purria purrela imitativa de películas se les ocurriría meter algo tan lamentable, y no, en toda esa parte final no estaban de broma, no nos vale como excusa o tapadera, tampoco de parranda, de hecho, pocas veces he bostezado más en toda mi ya milenaria murciélaga o vampírica vida, y no solo por el profundo nefando sueño de morfeo que producen o provocan las navidades, estado letárgico